Inundaciones del río Andalién casi no hay vuelta atrás
Crédito: Diario Concepción
La solución que normalmente se propone es limpiar el río, subir su rivera, incluso se sugiere aumentar el ancho del río, pero todo eso no es suficiente porque habría que triplicar el tamaño del río, pero aun así no será suficiente porque cuando ocurren las inundaciones el tamaño del rio más que se quintuplica.
Nuevamente el río Andalién inundó o amenazó sectores poblados de la provincia de Concepción, hecho cada vez más recurrente. Desde la gran inundación del año 2006 cuando se inundó toda la zona de Palomares y Collao, la situación ha empeorado porque se continúa alterando la llanura de inundación del río (rellenos y construcción), lo que resulta en alteración del flujo de agua, haciéndolo más lento en algunos puntos por lo que el agua se acumula y sube sobre niveles históricos. Al haber rellenos el río ya no se expande hacia la llanura de inundación del pasado (están con rellenos), debe buscar otras zonas que ya tampoco están disponibles y por eso inunda con más fuerza zonas ribereñas del río Andalién. Es una condición muy generalizada en diversas zonas del país y por ello, en diversas zonas las personas hacen comentarios como “en más de 30 años nunca ocurrió una situación como esta”, esto es efectivo porque a lo largo del tiempo se alteró el curso normal de inundación y lo más grave es que se instalaron viviendas en la llanura de inundación, ver foto del sector Santa Rita frente a la Villa Juan Riquelme, donde de muy pocas viviendas en 2006 se pasó casi a una villa, aún cuando se sabe que es una zona que se inundó el año 2006.
Un par de elementos que no se consideran en los análisis es que con el cambio climático están ocurriendo lluvias más intensas en corto periodo y además tenemos ciudades y poblados cada vez más impermeables (las propias viviendas, calles y patios pavimentados) aumentando la cantidad de agua que llega a los cursos de agua. Este es un problema que afecta al estero Quilque en Los Angeles que pasa por el centro de la ciudad, ya no puede evacuar rápido la alta cantidad de agua.
En el caso del río Andalién, desde el sector de Laguna Pineda (camino a Cabrero) y por al menos 14 km hasta llegar al sector de la Villa San Francisco (camino a Penco) se han realizado diversos rellenos en la llanura de inundación del río y humedales para instalar villas y diversos tipos de empresas. Como se sabe que la zona es inundable, los rellenos llegan a ser de hasta 2 m de altura, estas intervenciones el público en general las aprecia como algo sin mayor impacto, pero en realidad son de gran impacto porque se pierden extensas superficies donde en las crecidas del río se acumulaba más de un (1) metro de altura de agua y esto evitaba que el río alcanzara gran altura, evitando inundación de zonas pobladas.
Lamentablemente la solución es casi imposible de realizar porque habría que recuperar todas las zonas ocupadas de la llanura de inundación del río, pero varias de ellas tienen villas de gran magnitud que superan las 500 viviendas (ver figura de la villa Valle Noble y Villa San Guillermo construidas en el plano de inundación del río Andalién). La solución que normalmente se propone es limpiar el río, subir su rivera, incluso se sugiere aumentar el ancho del río, pero todo eso no es suficiente porque habría que triplicar el tamaño del río, pero aun así no será suficiente porque cuando ocurren las inundaciones el tamaño del rio más que se quintuplica. No discutiremos sobre el costo que significaría esta solución. Además, hay otro elemento que dificulta le efectividad del ensanchamiento del río es la baja pendiente hacia el nivel del mar, por lo que el agua no puede salir más rápido, y este mismo efecto de flujo lento del agua hace que aun cuando se limpie el lecho del río, en un par de años se acumula suficiente sedimento que anula completamente cualquier acción de profundización que se realice del río.
Definitivamente, para evitar problemas de inundación en sectores poblados o de viviendas rurales el estado chileno deberá definir las zonas inundables a lo largo de las cuencas hidrográficas, prohibiendo la instalación de viviendas en las llanuras de inundación. De esta forma el que se instale allí conocerá de antemano el riesgo y debe asumir las consecuencias y como dice el dicho popular “después es sin llorar”, así se evitaran las severas críticas contra el gobierno de turno, en especial aquellas que dicen “no viene ninguna autoridad” o el “gobierno no hace nada”, o la demanda constante de recursos para resolver acciones indebidas de los pobladores.
Columnista
Dr. Eduardo Peña F.
Ingeniero Forestal
Facultad de Ciencias Forestales
Universidad de Concepción
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