Crédito: Agronomía UdeC
La desertificación, debe enfrentarse con políticas públicas que incluyan grupos de investigación, programas dirigidos con decisión a los problemas, que involucre activamente a funcionarios ligados al tema, avanzar con propuestas innovadoras.
Hace algunos años, la desertificación se trataba como un tema puntual, quizás la mayoría lo entendía como el avance del desierto hacia el sur de nuestro país.
Como es costumbre el mundo científico alertaba que este hecho estaba avanzando en varios frentes, no era solo el avance del desierto, y numerosos trabajos hacían ver el problema de erosión del país, la contaminación del aire y también la calidad de las aguas.
Desde otro frente asomaban investigaciones que alertaban de un cambio climático y se acuñan conceptos como sostenibilidad productiva, ambiental, social, económica y política, que en la práctica estamos lejos de aplicar en modelos que involucren estas ideas, posiblemente la aplicación de alguno resulte en una experiencia fallida, la razón entre muchas puede ser una falta de investigaciones maduras, políticas incompletas, falta de inversión y tecnología aún por mejorar.
Al parecer no existe una comprensión profunda del tema por quienes gobiernan y administran los países, siempre ha existido una mirada distante del conocimiento riguroso, una desconfianza del rigor científico y es más fácil inventar verdades para quienes solo buscan soluciones momentáneas y rápidas. Hoy la ciencia se considera como un mendigo de recursos, que debe investigar lo que otros proponen.
La desertificación, debe enfrentarse con políticas públicas que incluyan grupos de investigación, programas dirigidos con decisión a los problemas, que involucre activamente a funcionarios ligados al tema, avanzar con propuestas innovadoras, por cierto que el financiamiento es crucial, quizás solo bastaría revisar propuestas que fueron producto de investigaciones que duermen, no por culpa de los investigadores, si ya investigar es trabajar en un circo pobre, no es posible que con los mismos recursos y personal, ejecutemos soluciones que son a otra escala, de ahí que, si vemos el vaso medio lleno, podemos decir que tenemos recurso humano “si”, existen propuestas que permitan avanzar “si”, podemos mejorar y enfrentar esto “si”, ¿qué falta?; políticas públicas que conversen con los actores respectivos y un apoyo decidido en el financiamiento, de lo contrario la desertificación nos llevara a la falta y encarecimiento de los alimentos y con ellos a mayores problemas de inequidad.
Quizás la desertificación no solo pasa por algo tangible, al parecer nos vamos acostumbrando a ver destruidos nuestros ecosistemas naturales y antrópicos, nos parece normal que pueblos no dispongan de agua, o que el tema se trate en los debates pero no hay acción.
Columnista
Marco Sandoval Estrada
Académico y Director del Departamento de Suelos y Recursos Naturales
Facultad de Agronomía Universidad de Concepción
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