“Se ha instalado un proceso de transformación digital acelerada de nuestra institución”
Crédito: Dirección de Comunicaciones UdeC
El Rector Carlos Saavedra Rubilar detalla los esfuerzos que se han realizado para trasladar la actividad académica y funcionaria a los hogares. También se refiere a la postura de la UdeC frente al debate por los aranceles, los avances científicos, la centralización de las decisiones y ofrece un primer balance a poco de ingresar a la segunda mitad de la administración que encabeza.
“Si no es el mayor desafío, es uno de los mayores que hemos enfrentado en la historia de la Universidad y va a cambiar nuestra modalidad de trabajar y relacionarnos”. De esa forma caracteriza el Rector de la Universidad de Concepción, Dr. Carlos Saavedra Rubilar, la alerta global desatada a partir de la propagación del Covid-19 y sus implicancias en el quehacer de la casa de estudios a poco más de un mes de establecido el confinamiento preventivo en los hogares.
La autoridad académica afirma que la medida de trabajo a distancia y formación no presencial de estudiantes se mantendrá mientras se extienda la coyuntura sanitaria, lo que a su vez está determinado por la operación del estado de emergencia. En ese sentido, destacó el compromiso de los trabajadores y la comprensión del alumnado para adecuarse a la coyuntura, remarcando que, pese al contexto de profunda incertidumbre, la preocupación de la Universidad de Concepción es y seguirá siendo el cuidado de las personas.
¿Qué balance hace del desarrollo no presencial de las actividades universitarias?
El balance institucional es muy positivo a partir del esfuerzo general que ha desarrollado nuestra comunidad. La comunidad universitaria, en el sentido de poder proseguir con las actividades que desarrolla nuestra institución en períodos normales, ha desarrollado un esfuerzo extraordinario a través de cientos de personas, lo que nos ha permitido continuar con nuestra oferta formativa a través de una migración masiva a plataformas de enseñanza-aprendizaje en línea. Hemos tenido una gran respuesta del personal académico, administrativo y de profesionales que han posibilitado llevar adelante esta tarea. Es difícil referirse a un equipo humano, son cientos de personas. Pienso que también cabe un agradecimiento a nuestros estudiantes, que han entendido que esta es una situación extraordinaria.
Esta no es una migración simplemente por querer generar esta migración, sino que es una imposición bajo estas condiciones de emergencia sanitaria, donde nuestra institución tiene el compromiso y el deber de mantener la oferta educativa.
Algunas universidades establecieron plazos para retornar a las actividades presenciales, ¿cuál es el caso de la UdeC?
Las actividades de la UdeC van a mantener esta modalidad no presencial mientras dure la contingencia sanitaria. Ese es el compromiso, ese es el acuerdo y, obviamente, cuando finalice la contingencia sanitaria, deberemos evaluar el nivel de avance del primer semestre de 2020. No hay fecha definida para ello y nosotros haremos la evaluación en ese momento. Sabemos que la contingencia sanitaria en nuestro país está condicionada por el estado de emergencia, y cuando ese estado se levante y se eliminen las restricciones a las libertades individuales, en ese momento daremos las indicaciones acerca de cómo se procederá posteriormente.
En este contexto, ¿qué mensaje específico le entrega al y a la trabajadora universitaria?
La certeza es que todos los equipos directivos y de trabajo a nivel central universitario y a nivel de facultades están desarrollando los máximos esfuerzos para dar continuidad a las actividades, garantizando la permanencia de todo nuestro personal en la Universidad en este período. También hemos conversado con la dirigencia sindical, en el sentido de que, si se generan necesidades institucionales mayores, las abordaremos de forma colectiva. Entendemos que es muy difícil, casi imposible, que las instituciones en nuestro país, ya sea de corte educacional o las empresas, no se vean afectadas por esta condición a nivel global, que va a generar desafíos importantes desde el punto de vista económico y financiero. Se van a generar condiciones a nivel global para una recesión y eso afecta el funcionamiento global de las instituciones, en este caso de educación superior, pero también de las empresas y del resto del ámbito del trabajo, así que debemos estar atentos a seguir la evolución y a adoptar medidas en función de las necesidades que se nos impongan según la evolución de esta situación.
Por supuesto que nuestro esfuerzo principal ha estado y va a estar en el cuidado de las personas en primer lugar y, en segundo lugar, en mantener la empleabilidad de nuestro personal y también garantizar los procesos formativos en las mejores condiciones que podamos ofrecer a nuestros estudiantes. Ese es nuestro norte y nuestra meta. No es fácil, y tengo que decirlo así, conjugar todos estos elementos en forma simultánea, pero estamos haciendo los máximos esfuerzos para dar respuesta a estas necesidades.
Las universidades del Consejo de Rectores le cerraron la puerta al proyecto que aboga por la cesación del cobro de aranceles. ¿Cuál es la postura de la UdeC?
Un congelamiento o cese de pago de aranceles, bajo el esquema que nuestro país ha establecido para el funcionamiento de las universidades, es inviable. Muchas instituciones simplemente colapsarían. Si fuesen empresas, quebrarían. Por lo tanto, lo que se pone en riesgo es el cuidado del patrimonio intelectual de nuestro país, que se encuentra al interior de las universidades. Son construcciones de cuerpos intelectuales que se han desarrollado, en nuestro caso, durante más de un siglo de vida. Por lo tanto, la posibilidad de cesación de pagos o congelamiento, definitivamente, no es viable en la forma en que fue propuesto.
Por supuesto que en nuestras instituciones estamos siempre disponibles para atender las necesidades emergentes que se presenten a los estudiantes cuyas familias se vean afectadas por esta situación. Sin embargo, una ley general que promueva la cesación de pagos de esta manera no es atendible de respaldar bajo ninguna circunstancia. Pondría en riesgo el sistema de educación en nuestro país y eso, bajo ninguna circunstancia, lo vemos con buenos ojos.
Las universidades se han comprometido en entregar soluciones a aquellas personas que modifiquen su situación socioeconómica a partir de esta crisis. Va a haber estudiantes que se vean afectados, por supuesto, y cada una de las instituciones deberá generar planes orientados a atender esas necesidades específicas.
En algunas instituciones se han alzado voces convocando a paralización online, sin embargo, usted reconoce la comprensión del estamento estudiantil de la Universidad de Concepción en esta coyuntura. ¿A qué la atribuye?
Para dar respuesta a un proceso de migración masiva a procesos de formación online, se debe realizar una inversión de corte mayor, que obviamente no estaba programada en ninguna institución de educación superior. En el caso nuestro, significa ampliar las plataformas de enseñanza-aprendizaje para que puedan acceder simultáneamente todos los estudiantes de la Universidad y todo el personal docente que participa con ellos. Primer esfuerzo institucional: ampliar las plataformas, de manera de que permitan el acceso a todos los estudiantes y personal académico y de apoyo docente.
Segundo esfuerzo: capacitación masiva de personal académico. Tuvimos durante marzo procesos de formación donde participaron cerca de 2 mil 200 académicos. Adicionalmente a ello, estamos entregando soluciones de conectividad a Internet a un número importante de estudiantes. Hemos encontrado también una respuesta muy responsable de los estudiantes en cuanto a peticiones. Los porcentajes de solicitud todavía están dentro del marco de nuestra estimación a partir de las encuestas que desarrollamos. Un cuarto eje es la entrega de equipamiento, de manera de que los estudiantes puedan desarrollar sus actividades cuando no cuenten con los dispositivos.
Si uno estima los costos asociados a todos estos esfuerzos, hablamos, en nuestro caso, de costos cercanos a los 700 u 800 millones de pesos en forma complementaria al presupuesto, recursos que no estaban disponibles. Por tanto, se tiene que entender que aquí la institución lo que hace es un esfuerzo mayor. Adicionalmente, se han generado todos los acuerdos, a través del Consejo Académico en forma unánime, para ir adoptando ajustes que nos permitan, por ejemplo, desarrollar las actividades de titulación en línea para estudiantes de pre y posgrado. Y generar la facilidad a los estudiantes que inscriban o desinscriban asignaturas, desplazamiento de contenidos presenciales a la etapa final del semestre o, incluso, desplazamientos al segundo semestre.
Creo que desde el punto de vista institucional hemos generado todas las flexibilidades necesarias y eso ha sido valorado por los estudiantes.
Si bien la migración digital se ve impulsada por la contingencia, el fortalecimiento del denominado cuarto campus, el campus virtual, es un proyecto con data anterior a la emergencia. ¿Diría que la situación actual acelera las medidas ya contempladas?
Lo que aquí se ha instalado es un proceso de transformación digital acelerada de nuestra institución. En cuanto a los procesos formativos, una meta que en normalidad habríamos fijado hacia fines de 2021, va a quedar instalada, está instalada ya, y tendrá que irse perfeccionando en el futuro. El cuarto campus está en marcha. Hoy la UdeC no está funcionando en sus espacios tradicionales, hoy está funcionando en el cuarto campus. Esa es una buena noticia desde el punto de vista institucional. Pero no es solo eso. Hemos avanzado en acuerdos con el Consejo Académico para desarrollar procesos electorales a través de votaciones electrónicas en departamentos y facultades. Hay una cantidad importante de procesos administrativos que ya han migrado definitivamente hacia procesos digitales y esto nos orienta hacia una transformación digital definitiva. Por cierto que no dejaremos de lado nuestra forma natural de relacionarnos de forma presencial, pero de ahora en adelante siempre estará disponible este cuarto campus.
La UdeC encabeza o es parte de una serie de medidas tendientes a enfrentar la emergencia, como apoyo en diagnóstico y creación de insumos, entre otras. ¿Se renueva el compromiso de la Universidad con la comunidad?
La UdeC en sus tres campus ha estado trabajando de manera permanente durante esta emergencia sanitaria. En algunos casos, con formas extremadamente reservadas, de manera de no generar expectativas que sean difíciles de cumplir, pero estamos trabajando en al menos 25 frentes simultáneamente en contingencia sanitaria.
Si uno mira los cien años de historia de la UdeC —y de Chile—, se encuentra con momentos críticos. Terremotos, el Golpe de Estado, incertidumbre económica, por citar algunos. Pero, ¿es el Covid-19 la emergencia más grande que haya enfrentado la Universidad de Concepción?
Es una de las situaciones más complejas que nos ha tocado abordar en términos institucionales. No podría afirmarlo con certeza desde el punto de vista de la profundidad de la crisis que va a significar, porque esta es una crisis en desarrollo y está claro que hemos vivido algunos eventos que impactaron el desarrollo institucional. En nuestra historia ha habido eventos muy graves, como los terremotos y otros, pero que tienen un efecto puntual. La diferencia de esta situación es que es de un efecto extendido. Hay estudios recién aparecidos que indican que esta contingencia podría prolongarse por más de un año, entonces esto va a significar una readecuación global del funcionamiento de la sociedad en su conjunto. Aquí se requiere un trabajo a nivel planetario. Hay que cambiar prácticas, culturas, por lo tanto, podría afirmar que, si no es el mayor desafío, es uno de los mayores que hemos enfrentado en la historia de la Universidad y va a cambiar nuestra modalidad de trabajar y relacionarnos.
En una entrevista con el medio electrónico El Mostrador acusó excesiva centralización de parte de las autoridades para afrontar la emergencia. ¿En qué ha visto expresada esta problemática?
Por un lado, la composición de la mesa social nacional es de una mesa social metropolitana. No cabe ninguna duda. Incluso los equipos de trabajo especializado se han configurado de esa manera. Pero más que hacer una crítica a la estructura de la mesa social, es a la forma de abordar la crisis. Aquí está claro que se requiere unicidad nacional en la toma de decisiones y orientaciones, pero esa toma de decisiones no necesariamente debe ser exclusivamente centralizada, sino que también puede, y debiese, tener información acerca del conocimiento específico de los territorios. El país ha invertido durante decenas de años en desarrollar capacidades científicas, tecnológicas, de innovación y emprendimiento en el sistema de educación superior, y este es un sistema extendido a lo largo del país, por tanto, sería posible establecer mesas y equipos de trabajo con acceso a bases de datos sin restricciones, bajo acuerdos confidenciales, que permitan orientar a las autoridades locales en términos del tipo de acciones que hay que emprender a partir del conocimiento específico de los territorios.
Pienso que ese es un cambio que sería positivo para poder afrontar esta emergencia, además de que las autoridades regionales tengan la posibilidad y atributos para tomar decisiones independientes, a partir de las orientaciones centrales, pero en función del conocimiento específico. Y ahí es donde se muestra de forma abismante ese trabajo centralizado sin tener consideraciones y a veces el respeto por las capacidades científicas que se desarrollan en las regiones.
Más allá de lo complejo del panorama actual, 2020 marca también el inicio del segundo tiempo de la administración que encabeza. ¿Realiza una evaluación de la conducción de la Universidad?
A pesar de que hemos vivido una serie de contingencias en este período, convulsionado tanto por temas internos como mayormente nacionales, vamos a realizar un balance de la primera mitad de la gestión el 14 de mayo, oportunidad en que mostraremos el avance de los ejes centrales de la gestión. Pienso que hemos avanzado significativamente en parte de ellos. Tener que dar respuesta a elementos de contingencia mayor como estos, nos mueve la planificación, pero al mismo tiempo nos permite avanzar con rapidez en otros aspectos. Hay avances muy relevantes en algunas materias que veíamos más difíciles y hemos debido postergar otras por las contingencias sociales y sanitarias, pero ratifico que hemos mantenido nuestra mayor preocupación por la estabilidad y funcionamiento institucional, que es nuestra primera prioridad.
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