Lactancia materna, su impacto en los bebés y toda una familia
Crédito: Pixabay
Del 1 al 7 de agosto de 2020 se celebra en más de 170 países la Semana Mundial de la Lactancia Materna, práctica considerada como la más adecuada para asegurar la salud de los recién nacidos, garantizando su mejor desarrollo intelectual y estabilidad emocional.
La leche materna humana es el alimento más seguro y completo para un recién nacido. Su producción en las glándulas mamarias comienza por la acción de la hormona prolactina, secretada en nuestra hipófisis. Cada vez que el bebé mama, se libera oxitocina, hormona responsable de que la leche salga al pezón gracias a la contracción de las células que rodean los alveolos.
Desde el punto de vista inmunológico, esta leche aporta elementos de defensa que el recién nacido no produce en sus primeros meses de vida y que lo van a proteger de infecciones bacterianas y virales.
“Tiene elementos que estimulan el sistema sensorial y el desarrollo del sistema nervioso central. Hay estudios que demuestran que un niño amamantado en el pecho, va a tener un mejor desarrollo intelectual, sensorial, mejor visión, mejor gusto, mejor olfato. Y desde el punto de vista emocional, el niño va a ser mucho más estable y va a ser mucho más resiliente por tener este apego con su madre, cosa que cualquier otra alimentación no es capaz de generar”, sentencia el Dr. Horacio Contreras Barra, Pediatra Neonatólogo del Hospital Guillermo Grant Benavente (HGGB) de Concepción.
En Chile, según datos de la Sociedad Chilena de Obesidad, el amamantamiento hasta los seis meses venía con una tendencia a la baja hasta el 2011, momento en que la prevalencia era del 41,10%. En octubre del mismo año entró en vigencia la Ley de postnatal parental, que entrega 24 semanas de descanso completo a la madre; 12 semanas de descanso completo más 18 semanas de media jornada; o la opción de 12 semanas de descanso completo y la posibilidad de pasar hasta seis de las 12 semanas restantes al padre.
Desde ahí, los números han experimentado una fuerte alza. La posibilidad de las madres de quedarse en casa ha llevado la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses al 56,57% en 2016.
Los cambios de la leche materna
Este fluido también presenta cambios durante la misma mamada, como explica María Olga Hernández Silva, Matrona de Neonatología del HGGB, encargada del lactario y Consultora Internacional de Lactancia (IBCLC).
Por su parte, la docente de Obstetricia UdeC Daniela Suazo Flores, matrona especialista en perinatología y Consultora Internacional de Lactancia (IBCLC), detalla que “primero sale agua y azúcar, después las proteínas y lo último que sale es la grasa. Cuando la madre o el hijo tienen alguna enfermedad, la leche cambia su composición para poder cubrir los requerimientos inmunes que tiene el recién nacido. Hay una teoría que dice que la madre detecta los cambios que hay en la saliva del recién nacido cuando está enfermo. Eso hace que el cerebro de la madre cambie la composición de la leche”.
Estudios y expertos identifican cuatro tipos de leches maternas: la de prematuros, el calostro, la de transición y la leche madura. La primera tiene menos grasa, es rica en el anticuerpo inmunoglubulina y en micronutrientes como fierro, calcio, fósforo, entre otros. Según explica Hernández, “el niño prematuro tiene un gasto metabólico más alto. Cuando tú le das a un prematuro una leche distinta a la de la madre sobrecargas el intestino y, muchas veces, esta sobrecarga el niño no la tolera y lo saturas”.
Aquí radica la importancia de la lactancia materna en esta etapa, pues “permite favorecer una mejor vinculación entre la madre y su hijo, aunque la lactancia no sea dada directamente del pecho porque muchas veces el recién nacido prematuro está hospitalizado, en una incubadora y no se permite sacar al niño. En este caso la madre se puede extraer la leche”, confirma Suazo.
El calostro es la leche que se produce en los primeros tres o cuatro días de vida. La docente UdeC identifica como su característica principal “que es rico en inmunoglobulina o anticuerpos, que son células de defensa para el recién nacido. Esto permite que en sus primeros días vida, el calostro además de nutrirlo, también lo va a proteger frente a posibles enfermedades”.
La leche de transición se produce entre los cinco y los 15 días de vida del bebé. Cubre las necesidades nutricionales adecuadas para esta edad de crecimiento. Y, finalmente, la leche madura es la que la madre va a seguir produciendo por el resto de la lactancia.
Pediagret (C)
Como es de común acuedo, la leche materna es el mejor alimento que el lactante puede recibir, sin embargo la experiencia de la lactancia entrega otros beneficios a los bebés, partiendo con el vinculo y el apego que genera con su madre. Esto contribuye a que se sienta “más seguro emocionalmente”, según explica la matrona Daniela Suazo. “El recién nacido va a tomar la cantidad de leche que su cuerpo necesita, no una cantidad en exceso, ya que cuando esté satisfecho va a soltar el pecho de forma espontánea, lo que no ocurre con una mamadera”.
La matrona María Olga Hernández agrega que “disminuye el tiempo en las UCI, estadías hospitalarias en general, disminuye morbilidad a largo y corto plazo, disminuye el riesgo de infecciones y de uso de antibioticos”.
Para la madre también trae beneficios, pues ayuda a tener una mejor recuperación después del parto y disminuye las hemorragias. “A largo plazo, disminuye la posibilidad de desarrollar cáncer de mama o de ovarios. Una madre que amamanta tiene una mejoría en su estado emocional y de vinculación con su bebé, lo que ayuda a disminuir el riesgo de la depresión post parto”, explica Suazo.
La familia completa se favorece, pues se comprometen con el bienestar del niño y su desarrollo. Esto trae “menor presencia de algunas enfermedades como la diabetes, colesterol alto y obesidad. Además, tiene beneficios económicos al no necesitar leche de fórmula” destaca la docente UdeC.
La comodidad en la práctica de la lactancia
La lactancia materna se fomenta desde los primeros controles del embarazo. No obstante, existen algunas personas que no deben amamantar. Según el neonatólogo Dr. Horacio Contreras Barra, quedan fuera por razones médicas las personas “con neoplasias que están en quimioterapia, con VIH, la tuberculosis en una madre sin tratamiento y pacientes con consumo de drogas fuertes como cocaína, pasta base y heroína. Hay algunos medicamentos que le dan a la madre que se contraindican con la lactancia y uno tiene que evaluar costo-beneficio”, explica.
Fuera de estos casos, no existen mayores prohibiciones.
“Una lactancia materna, administrada a libre demanda, por seis meses como formula única de alimentación y, por lo menos hasta los dos años, como única fuente láctea, junto con los alimentos sólidos, es algo que va a marcar el resto de la vida de una persona. La leche materna es insustituible e invaluable”, sentencia Dr. Contreras.
Sobre el cómo dar leche, todos los profesionales consultados coinciden en recomendar varias formas y posturas, pero según explica Katherine de la Guarda Müller, docente de Kinesiología UdeC y Diplomada en embarazo y post parto, la idea es que “tanto la madre como el hijo estén cómodos, porque eso va a inferir directamente en éxito de la lactancia materna. Es normal que la madre pase muchas horas al día dando pecho porque los requerimientos de un recién nacido son mucho más altos”.
Es importante que la mujer busque posturas cómodas durante la lactancia para evitar dolores lumbares, de cuello, molestias en la columna cervical, a nivel de hombros. Como explica De la Guarda. “Estas molestias irradian a veces hacia los codos y las manos. Pueden elegir un lugar de su casa que se les haga cómodo para el momento de la lactancia, puede ser un sillón o una silla. Recomiendo que tengan almohadas para apoyar los brazos”.
Se ha observado que la mujer tiende a adaptarse a la postura del bebé, por lo que la kinesióloga recuerda que “la mujer debe evitar inclinarse o encorvarse hacia adelante para dar pecho. El bebé debe acercarse al pecho de la madre”.
En cuanto a las posiciones para amamantar, la más usada es la acunada, en que el bebé mama de un pecho con los pies hacia el otro pecho. “La otra recomendada es la biológica o ventral, porque la madre está semisentada y el hijo está acostado sobre ella. Se recomienda para quienes no tuvieron un apego piel a piel después del parto”, afirma Daniela Suazo.
Ministerio de Salud
La posición reversa permite un correcto control de la cabeza y un mejor acople asimétrico. Para los bebés que se duermen fácilmente, se recomienda la posición sentada vertical o “caballito”.
En cuanto a la acostada, madre y bebé se acuestan en paralelo. Esto hace posible el descanso de la madre, especialmente cuando se recuperan de una cesárea o una episiotomía, ideal para “amamantar de noche o en momentos de cansancio, sin importar la edad del niño/a”, recomienda el Manual de lactancia del Ministerio de Salud.
Para Katherine de la Guarda, hay muchas posturas que la literatura científica nos va a describir como las adecuadas, “pero si finalmente a la mamá no se le hace cómodo, no tiene por qué seguir haciéndola… por mucha evidencia científica que exista”. Hoy en el mercado se encuentra una gran cantidad de cojines de lactancia. “Hay unos en formas de U y otros brazaletes de lactancia. Lo importante es que la mamá pueda sostener el peso del bebé en la almohada. En caso de poder usar las dos manos para amamantar, le sirve para apoyar su brazo”, explica la kinesióloga y docente UdeC.
Lo principal es que “nunca debe estar su cabeza (del bebé) en una posición y su cuerpo en otra. Tiene que estar su oreja, su hombro y su cadera alineada”, agrega.
Ministerio de Desarrollo Social
¿Cómo saber si mi hijo está recibiendo bien la leche y en la cantidad adecuada? La matrona docente UdeC explica que “no existe un volumen estándar para la alimentación de cada niño, pero hay señales que nos avisan si se está alimentando bien. Un niño que se está alimentando bien tiene que orinar por lo menos unas seis veces al día. Sus deposiciones pueden ir de una a tres veces al día”.
Y, quizás lo más importante, el aumento del peso del bebé se puede medir en los controles con el pediatra. Si el niño o niña se encuentra en el peso adecuado para su edad de desarrollo, entonces no hay de qué preocuparse.
Los mitos y “consejos de la abuelita”
Los profesionales recomiendan poner atención a los mitos populares, especialmente los que dicen que hay alimentos para aumentar y/o disminuir la producción de leche. “El único estímulo que produce mayor producción de leche es la succión del recién nacido, nada más que eso”, explica la Dra. en Ciencias de la Salud, Lorena Meléndez Illanes.
Para la también docente de Nutrición y Dietética UdeC, la recomendación de malta con harina, mate, leche con mate, entre otros alimentos para, supuestamente, aumentar la producción de leche, es falsa. Tampoco recomienda el clásico ‘patito de agua’, pues los bebés obtienen toda la hidratación necesaria desde la leche.
“Les dicen a las mamás las legumbres que pueden comer, pero sin hollejo, porque el bebé se va a hinchar, va a tener cólicos, lo va a pasar mal. No, a menos que la madre reporte que cuando consume legumbres siente malestar, dolor abdominal, meteorismo, pero es por eso, no porque le vaya a traspasar problemas a los lactantes”, explica la nutricionista.
La alimentación de las mamás se considera óptima cuando es lo más diversa posible. La Dra. Meléndez aclara que “se ha evidenciado que mientras los niños están amamantando, si la alimentación es variada, ellos están expuestos a más sabores, porque la leche materna cambia de sabor con la alimentación de la mamá. Son niños que son mucho menos propensos, cuando ya se vayan a alimentar después de los seis meses, a generar reacciones adversas a los alimentos”.
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— Ministerio de Salud (@ministeriosalud) October 18, 2017
Alergias alimentarias y restricciones
Natalia Figueroa Chiguay es madre de Maximiliano, además de Nutricionista Clínica del Hospital Regional de Puerto Montt. Tiene antecedentes de intolerancia alimentaria al gluten y asma infantil, y eso ya le daba una probabilidad de que “Maxi” desarrollara alguna alergia. Lo que no esperaban es que tuviera todos los síntomas de alergias juntos.
“Cuando fuimos al control del primer mes, le contamos al médico todo esto. Lo que más me llamaba la atención es que botaba mucha leche, lo que es normal, pero esto era mucho”, cuenta Natalia. Maxi tomaba leche y a los 10 minutos empezaba con cólicos: se ponía rojo, empezaba a pujar, estaba incómodo. Fue el papá de Maximiliano el que se dio cuenta de que el origen podría estar en los alimentos que Natalia consumía: un día ella tomó leche purita (la leche enriquecida que entregan en el sistema público para apoyar la alimentación de las madres) con plátano y al otro día Maxi se llenó de ronchas.
Junto al médico de cabecera determinaron iniciar con una dieta de exclusión, en la que eliminan el consumo de proteína de leche de vaca y todos sus derivados. “Esa dieta se recomienda por dos semanas y posteriormente se hace una contraprueba, que es reintroducir algunos lácteos en la dieta de la mamá, de a poco. Si no reaparecen los síntomas, se descarta la alergia”, indica la Dra. Meléndez. Las alergias más comunes suelen estar relacionadas al huevo, soya, frutos secos, mariscos, pescados, trigo y la leche.
“Primero eliminé la leche, la soya y sus derivados, ya que tienen proteínas similares y hacen reacciones cruzadas. En el camino nos dimos cuenta de que hacía reacciones con otros alimentos. Mi dieta fue lo más natural posible, eliminé casi todo lo procesado. Cuando empecé a comer de nuevo algunas cosas nos dimos cuenta que hacía reacción al cacao, la betarraga, al trigo y los garbanzos”. Por eso Maxi no es solo alérgico a la proteína de leche de vaca (APLV) y su diagnóstico se transforma a alergia alimentaria múltiple. Esto obliga a su madre a evitar varios alimentos que le gustan: “Maxi hizo reacción al cacao y yo soy seca para comer chocolate”, bromea Natalia.
Natalia dice que disfruta dándole pecho a Maxi. “Al verlo crecer, ver que está gordito y tiene rollitos gracias a mi leche es fantástico. Pero para mí como persona obviamente es difícil, esto tiene un impacto psicosocial, ahora no puedo ir a un restaurant, no existen los que sean aptos para una persona alérgica”.
Se ha visto que muchas madres no se asesoran por nutricionistas y caen en carencias importantes. La Dra. Meléndez asegura que algunas terminan comiendo solo frutas y verduras, ya que muchos alimentos procesados y ultraprocesados también tienen elementos lácteos.
La docente de Nutrición UdeC llama a la calma, pues para este tipo de casos existe una opción. La idea es continuar con la lactancia materna y la dieta de exclusión de la mamá, “pero igual hay casos más graves y ahí hay fórmulas específicas, hay fórmulas hipoalergénicas. Hay fórmulas elementales que son sin proteína de la leche de vaca y están compuestas por aminoácidos. Lamentablemente son fórmulas muy caras y, algunas, difíciles de conseguir”.
Es por esto que el Estado, por medio del Programa Nacional de Alimentación Complementaria alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), entrega de forma gratuita hasta 4,5 k de fórmula especial para niñas y niños diagnosticados. Otro aporte del Estado es Chile Crece Contigo (CHCC), iniciativa del Ministerio de Desarrollo Social y Familia, parte del Sistema de Protección Social del país. En el primer control de embarazo en un centro de salud público, la matrona entrega una guía de gestación y nacimiento e incorpora a la usuaria al subsistema.
CHCC entrega información y educación sobre cuidados infantiles, crianza respetuosa y estimulación, a través de guías, su sitio web, el Fono Infancia 800 200 818 y otros programas.
Si estás en ISAPRE y tu hijo/a tiene ALERGIA A LA PROTEÍNA DE LA LECHE DE VACA 🐮#APLV
Tenemos una excelente noticia para ti🤗
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Cuando la lactancia duele
Natalia iba bien con la lactancia, “pero llegó un momento en que se le taparon los conductos y se le ponían duros los pechos. Eso se llama congestión mamaria. Llamamos a nuestra amiga matrona y ella nos grabó un video de los masajes”, cuenta Manuel Bóquez, padre de Maximiliano.
“Todo va en cómo se toma ese pezón y cómo se vacía ese pecho. Si el acople no es adecuado, puede generar lesiones en el pezón como grietas”, comenta el neonatólogo, Dr. Horacio Contreras Barra. “La mamá se va a asustar porque cada vez que ponga a su bebé al pecho le va a doler, el pecho se va a llenar de leche, no se va a vaciar de manera adecuada, se va a congestionar y va a favorecer la infección a través de las mismas lesiones de la piel”.
Independiente de si es una grieta o una obstrucción, hay técnicas de masaje y tratamiento que favorecen que el pecho se vacíe de manera adecuada. Las obstrucciones del conducto rara vez no tienen solución: “Cuando el pecho se inflama lo suficiente como para dar síntomas clínicos como fiebre, dolor, ahí hay que manejarlo con tratamiento antibiótico y eso lo ve la parte obstetricia”, explica el médico.
Coparentalidad y contención emocional
El modelo que se trabaja actualmente en las neonatologías y pediatrías busca la formación de una triada, donde el padre esté incluido en el proceso, tanto de apoyo físico como emocional. Una madre que está amamantando y que tiene alguna dificultad, como por ejemplo escasa leche o grietas del pezón, “si además se siente sola, no se siente acompañada por su pareja, todo lo que es el componente emocional va a hacer que la producción de leche materna disminuya”, advierte el neonatólogo.
El rol del padre y/o figura de coparentalidad es fundamental para favorecer la comodidad de la madre, “el solo hecho de acompañarla favorece el relajo de la madre y la sensación de cuidado y el apego que va a presentar el padre hacia su pareja y al recién nacido. Si uno excluye al papá, este apego desaparece” sentencia el Dr. Contreras. “Si tú involucras a este hombre en la crianza, que cambie pañales, que acompañe la lactancia, lo hace entender a la mujer en que esto es parte de un ciclo reproductivo como pareja”, explica Hernández.
Para Manuel Bórquez, la parentalidad “es un tremendo cambio, más con todo esto de la pandemia. Fue difícil al principio porque Maxi se quejaba y sufría mucho y eso nos tenía complicados de ánimo y genio a nosotros. Al tener el diagnóstico (de las alergias alimentarias) ya entendemos lo que le pasaba y ahí cambió todo”. La clave de esta pareja es que “compartimos todas las tareas. Obviamente yo no le puedo dar leche, pero lo demas lo compartimos”.
Muchas mujeres, especialmente en el primer embarazo, buscan redes de apoyo e información en internet. La periodista Constanza “Conz” Preti, argentina radicada en Estados Unidos, fue una de ellas: “Cuando me metía a Instagram a ver las mamás famosas, las influencers, las veía a todas maquilladas y super bien, yo estaba lejísimos de eso y me sentí un fracaso. Lo que me llevó a mí a ser un poco más honesta en mis redes sociales fue el decir ‘no puedo ser la única persona, no puedo ser tan especial’”. Cuando nació su primer hijo, Ozzy, se dio cuenta de que estas eran experiencias normales que le pasaban a la mayoría de las mujeres, pero en ese momento —hace casi tres años— no tenían tanta visibilidad.
Así, Conz comenzó a compartir en su cuenta de Instagram sus experiencias. Escribió el libro “Too Pregnant to Move”, pues explica que “lo que yo no quiero es que una madre se sienta lo sola que yo me sentí cuando nació Ozzy”.
El pequeño no aumentaba de peso y ella estaba determinada a que lo único que iba a tomar iba a ser leche materna. “Como a las seis semanas comencé a sacar leche y darle en mamadera y ahí todo se normalizó, fue un bebé feliz. A los seis meses me quedé sin leche y tuve que pasar a fórmula”. Hace cinco meses fue madre de gemelas, Ruby y Luna. Esta vez su leche tardó mucho en bajar, “así que en el hospital me dijeron que había que agregar fórmula y en ese momento tuve cero culpa. ¿Tienen que comer y necesitan las calorías para engordar? Bueno, listo, fórmula”.
El rol del padre es fundamental y así lo evidencia Conz sobre su esposo Zach Hefferen: “Una de las cosas en las que es consciente es que, incluso cinco meses post parto, mi cuerpo aún se está recuperando, las hormonas rebotando por todos lados. El cuerpo de él no pasó por todos los traumas que pasé yo, entonces lo toma super en serio el ayudar con los bebés”.
La psicóloga del Centro de Vida Saludable UdeC, Marcia Stuardo Álvarez, cree que “se vuelve relevante incluir a los padres o al apoyo paterno en todas las charlas y actividades que hasta ahora son exclusivas de las madres o del género femenino. Permite que las madres se sientan más acompañadas, tranquilas y más contenidas, esto reduce el cortisol y por consiguiente los niveles de estrés”, explica.
Según el informe técnico de la Encuesta Nacional de Lactancia Materna (2013), tener a la pareja presente “incide positivamente en la lactancia materna exclusiva a los 6 meses (57,2% versus 52,1%), lo cual podría estar relacionado con el fenómeno descrito en la literatura en que se señala que tener una pareja da estabilidad emocional”.
“Si una no es feliz dando de amamantar y lo está haciendo únicamente porque ‘es lo que hay que hacer’ no sirve. Si amamantar no es el camino está más que bien. Hay un montón de formas. Lo importante es que la mamá esté feliz para que su bebé este feliz”, cierra Conz.
Escucha este reportaje en el podcast Notas al pie
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