Sudamérica sufre el embate de la pandemia y deja al descubierto sus desigualdades
Crédito: Pxfuel
La región está hoy en el epicentro de contagios y muertes por Covid-19. Expertos de distintos países analizan las causas y proyectan los problemas que dejará la pandemia tras su paso por América del Sur.
Ramona Medina vivía en el Barrio Mugica, en la Villa 31 en Buenos Aires. Apareció en los medios trasandinos relatando la falta de agua potable en su barrio, problema que se arrastra por años. Con dos hijas discapacitadas, Ramona dijo en televisión que, sin agua, el Coronavirus da mucho más miedo. A mediados de mayo, Ramona se contagió. Luego de tres días internada y conectada a un ventilador, murió.
La historia de Ramona conmovió a la sociedad argentina y, lamentablemente, es una más dentro de una región llena de contrastes y desigualdades. América Latina, específicamente Sudamérica, se ha convertido según la OMS, en el nuevo epicentro de la pandemia de Covid-19. Los países del Cono Sur que lideran el mayor número de contagios diarios son Brasil, Perú y Chile. En el otro extremo, Uruguay parece tener contenida la emergencia y Argentina se debate entre el aislamiento total y un nuevo cese de pagos de su deuda internacional.
En enero, cuando las noticias hablaban de una nueva enfermedad similar a la gripe que se estaba propagando en China, muchos optimistas señalaron que no llegaría al continente americano. Las declaraciones, que hoy parecen más bien sacadas del folklore, señalaban que el clima cálido y las infusiones tibias serían suficientes para acabar con la amenaza.
Hoy, con más de 700 mil contagiados y cerca de 40 mil fallecidos, Sudamérica atraviesa por la peor parte de esta pandemia. Y las proyecciones no son buenas, pues la curva de contagios sigue aumentando. Mientras las cifras crecen, se desencadena también una serie de efectos económicos, siendo uno de los más duros el desempleo. A esto se suman dificultades de empresas emblemáticas como la aerolínea LATAM, que hasta hace poco eran un ícono pujante del subcontinente y hoy lucha por su sobrevivencia.
Qué pasa en la Villa 31: Crónica de un desastre anunciado. Por @muclaudia, con fotos de Nacho Yuchark. @Lavacatuitera https://t.co/p19Qm072Wf
— ani arrascaeta. (@aniarrascaeta) May 17, 2020
La pandemia ha revelado una cara de Sudamérica que no siempre se quiere ver: se ensaña con las villas en Buenos Aires, con las favelas en Río y con las poblaciones en Santiago de Chile. “Los focos en Capital Federal son las villas. Eso no te habla tanto del Coronavirus sino del hacinamiento en que viven esas personas. Hoy es Covid, mañana será dengue y pasado otra cosa, porque son personas que viven sin alcantarillado, sin espacio para habitación y pagan precios muy caros por vivir ahí”, explica la periodista Gisela Nicosia, quien vive en la Provincia de Buenos Aires.
Brasil, punta de lanza
En marzo, el presidente brasileño Jair Bolsonaro señaló que la enfermedad por Coronavirus era una “gripecita”. Que los brasileños estaban hechos para soportar los peores males. Cuando las muertes comenzaron a crecer, a fines de abril, le dijo a la prensa “¿y qué quieren que haga?”, culpando a los gobiernos estatales y locales.
Ya iniciando junio, Brasil es el país sudamericano con mayor número de contagios y muertes, con 415 mil y 25 mil respectivamente. El ex ministro de Salud del gobierno de Dilma Roussef (2011-2014), Alexandre Padilha, señala en diálogo con Noticias UdeC que uno de los grandes problemas es que el enfrentamiento político ha destruido la red de salud que existía entre el gobierno federal y los estados.
Padilha es médico infectólogo y, actualmente, diputado. “Buena parte de la responsabilidad de esta situación en Brasil se da por el liderazgo político genocida del Presidente de la República, que diariamente niega la ciencia y tiene una disputa política con los gobiernos locales y regionales”, dice. “Eso es muy grave, porque Brasil tiene una estructura federativa en la que las organizaciones de salud dependen de la cooperación entre estados y municipios”.
Esta pelea, agrega, se agrava debido al tamaño y diversidad del país. “Brasil es un país continental, con muchas diferencias regionales y por eso es necesario respetar lo que llamamos las regiones de salud, que son agrupaciones de ciudades y municipios que componen una red. Debemos respetar esas diversidades regionales para validar las decisiones de salud en cada lugar”.
Alexandre Padilha | Wikimedia Commons
La informalidad, gran problema
“Nadie puede negar la responsabilidad del gobierno de Bolsonaro en el crecimiento exponencial de la enfermedad en Brasil. Pero también es un problema estructural. Condiciones como la desprotección social, el saneamiento o la informalidad en el trabajo, son ahora factores aliados a una mayor propagación del virus”, señala el académico UdeC Sergio Toro Maureira, Doctor en Ciencia Política e investigador del programa Ciencia Desarrollo y Sociedad en América Latina (Cidesal UdeC).
Esas condiciones estructurales se repiten en otros lugares del continente. En Perú, segundo país en número de contagiados y muertes (136 mil y casi 4 mil), paradojalmente se decretó cuarentena total temprana en marzo, pero no fue posible mantener a la población en sus casas, debido a que un 70% trabaja en la informalidad, en muchos casos viviendo de lo que gana en el día o sin acceso a cobertura de salud.
“La cuarentena es una medida efectiva, pero hacerla sin resolver las necesidades de la población genera una obligación de salir a trabajar para la subsistencia, mientras otros pueden encerrarse. La solución allí no puede ser un contagio ‘de rebaño’ y que se salve el que pueda, porque eso deja un nivel de letalidad enorme”, señala Lucía Dammert Guardia, académica peruana residente en Chile, Doctora en Ciencia Política y profesora de la Universidad de Santiago.
“Para que esta estrategia tenga efectos positivos se han debido aprobar esfuerzos fiscales extraordinarios mediante transferencia directa. Sin embargo, la historia de desprotección social del continente está tensionando la capacidad de muchos países. Ejemplos de esta situación son los casos de Perú, Ecuador y, por supuesto, Chile”, complementa Sergio Toro.
Dada la diversidad de modelos políticos que existen en la región, se observan respuestas de diverso sentido. Por un lado, está la declaración del presidente Alberto Fernández, quien señaló “prefiero tener un 10% más de pobres que 100 mil muertos en la Argentina”; por otro lado, está la búsqueda de un equilibrio entre mantener funcionando la economía y decretar cierres parciales, como Chile. Y está el caso de Uruguay, que sin decretar cuarentenas totales y gracias a una alta cohesión social, hoy tiene los niveles de contagios y muertes más bajos del subcontinente, 803 y 22.
A la sombra de Brasil, Uruguay contiene el COVID-19 con una de las cifras más bajas de la región https://t.co/D1SkRFqd22 pic.twitter.com/kjVNsjDsTv
— Reuters Latam (@ReutersLatam) May 28, 2020
Para que las estrategias sean exitosas, “la legitimidad y confianza de la población hacia las autoridades es un factor central. Por ejemplo, presidentes como el de Argentina o Uruguay, que al momento de la emergencia contaban con alta popularidad, han logrado una mayor cohesión tanto con las fuerzas opositoras como con la ciudadanía. Por el contrario, Ecuador, Nicaragua y Chile, han tenido muchas dificultades para controlar la agenda de medidas”, agrega Toro
¿Volveremos a abrazarnos?
Culturalmente, se ha señalado que los países con influencia latina se caracterizan por una fuerte cohesión familiar, desconfianza de la autoridad y un menor apego a las reglas. Exageración o no, lo cierto es que hay costumbres arraigadas en nuestros países, como saludarse de beso o compartir un mate con una sola bombilla que va de mano en mano.
Gisela Nicosia, desde Argentina, reconoce que si bien hay un alto apego a las medidas, siempre hay alguien que se las salta. “Nos creemos super héroes, somos difíciles de domesticar. Argentina es un lugar de gente afectuosa y buena para los asados. Creo que seguiremos compartiendo el mate”, dice.
Ejemplifica con una anécdota. “Hay comercios que pueden estar cerrados y ¿qué hace el argentino? Te manda un mensaje privado, ‘ché, el miércoles estoy solo en la peluquería, vení solo y nadie se entera’. Y vos como sabés que tu peluquero necesita dinero, vas y te cortás el pelo porque más encima sos egocéntrico y querés tener el pelo lindo”, dice riendo. “Quizás otras sociedades lo toman con más disciplina, acá nos cuesta”.
Efecto coronavirus: sudamericanos ya no comparten el mate https://t.co/rHrwtfrk7u pic.twitter.com/hkJ0RkEHpQ
— Telemetro Reporta (@TReporta) March 20, 2020
Alexandre Padilha dice que mucha gente le ha preguntado cuándo volverá la normalidad. “Yo creo que no volveremos. Habrá un nuevo normal. Ciertamente habrá un conjunto de prácticas que no se podrán hacer hasta que no haya vacuna. El pueblo brasilero continuará siendo afectuoso; gusta mucho del contacto social. Pero construirá otras formas de mostrar ese afecto, mientras no encontremos una vacuna eficaz”.
Estallidos sociales post pandemia
Una de las grandes interrogantes es si se incrementarán las protestas tras la pandemia y la crisis económica asociada. “Los análisis indican que va a incrementarse la pobreza, con lo cual las brechas serán más evidentes. Seremos una región profundamente golpeada”, dice Lucía Dammert.
Estos problemas, si no se abordan, podrían ser causales de un estallido social. “El descontento social es una constante en los países del continente. Las crisis económicas seguro acentuarán este descontento y reforzarán las demandas sociales que hoy parecen estar en una frágil latencia”, vaticina Sergio Toro.
Coronavirus en Ecuador: las multitudinarias protestas por las drásticas medidas económicas y recortes de Lenín Moreno https://t.co/7MnHTaV6fJ
— BBC News Mundo (@bbcmundo) May 26, 2020
Por su parte, Alexandre Padilha señala que “a la salida de esta pandemia, tendremos más o menos desigualdad de acuerdo con los proyectos que hoy están en disputa”. De una parte, explica, habrá “gobiernos que buscan retomar proyectos populares que colocan la desigualdad como cuestión central y de otro lado gobiernos como el actual de Brasil, que desprecia la necesidad de reducir desigualdades construye un clima de intolerancia hacia las diversidades y no apuesta a una integración latinoamericana”. Estos últimos, dice Padilha, son un peligro en cuestiones básicas, como la posibilidad del continente de combatir la pandemia.
“Me preocupa el riesgo regional de ser excluidos del acceso a medicamentos y vacunas, porque no somos naciones desarrolladas con capacidad de generar patentes; países como Estados Unidos que siempre han liderado esfuerzos hoy tiene una postura de debilitamiento de su papel internacional y no está siendo reemplazado por otros países de América Latina”, sentencia.
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