Las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien sugirió a las personas gestantes evitar el consumo de paracetamol en el embarazo por un supuesto vínculo con el Trastorno del Espectro Autista (TEA), generaron controversia a nivel global. La comunidad científica internacional coincide mayoritariamente en que dichas afirmaciones carecen de respaldo sólido y pueden afectar tanto la salud pública como la inclusión de las personas autistas.
En Chile, el Instituto de Salud Pública (ISP) recogió los pronunciamientos de agencias internacionales como la FDA (de Estados Unidos), EMA (Europa) y AEMPS (España).
Mientras la FDA ha iniciado cambios en el etiquetado de medicamentos con paracetamol para advertir sobre estudios que sugieren posibles asociaciones con autismo y Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad (TDAH), las agencias europeas concluyen que no existe evidencia suficiente para modificar sus recomendaciones.
El ISP, en tanto, reafirmó tras revisar la literatura científica que no existe evidencia causal concluyente y que el paracetamol sigue siendo considerado seguro durante el embarazo, siempre bajo una supervisión médica constante.
Paracetamol en el embarazo: seguridad y uso responsable
El académico del Departamento de Farmacia de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción, Dr. Pedro Novoa Gündel, explicó que el paracetamol continúa siendo el analgésico de elección durante el embarazo, en contraste con otros medicamentos.
«El paracetamol, a diferencia del ibuprofeno y la aspirina, está dentro de la segunda categoría más segura de uso durante el embarazo. Hay evidencia científica para el ibuprofeno y la aspirina que podrían causar problemas en el desarrollo del feto durante el embarazo», señaló.
Aunque el paracetamol es de venta libre, el especialista subrayó que todo medicamento debe utilizarse bajo criterio clínico, especialmente en el embarazo.
«Lo primero que tienen que hacer las pacientes embarazadas que van a adquirir un medicamento, ojalá hablar con el químico farmacéutico en la farmacia que pueda dar información veraz del medicamento y su uso seguro durante el embarazo. Pero antes, por supuesto, siempre es deseable que las pacientes puedan consultar con el ginecobstetra que está siguiendo su embarazo», dijo.
Sobre la controversia, el docente dijo que si bien existen estudios que sugieren nexos con diversas condiciones como el autismo o el TDAH, la evidencia requiere un sustento mayor.
«Efectivamente hay estudios, pero todavía falta más evidencia contundente para establecer que existe una relación y, muy posiblemente, esas relaciones podrían estar influenciadas por características genéticas de las pacientes, por las dosis que utilizaron, el tiempo en que utilizaron las dosis», afirmó.
Autismo y paracetamol: el impacto social de la desinformación
Desde la Unidad de Apoyo Psicosocial al Personal Universitario UdeC (UAPPU), la psicóloga clínica Colomba Godoy Arteaga advirtió sobre los efectos sociales de declaraciones desde posiciones de alta figuración pública sin respaldo científico.
«Esto no solo aumenta la distancia de las comunidades con la medicina y la ciencia, sino también refuerza la estigmatización del diagnóstico, ya que instala la idea de que sería una condición evitable si se evita un medicamento», reflexionó.
La profesional recordó que el autismo es un fenómeno multifactorial, con base genética y componentes ambientales, biológicos y de desarrollo temprano. Reducirlo a una sola causa, como el consumo de medicamentos durante el embarazo, simplifica en exceso una realidad compleja y fomenta paradigmas.
«Los factores son diversos que lo explican, y reducirlo a una sola causa es engañoso y dañino para nuestra sociedad, ya que dificulta la comprensión del mismo trastorno y dificulta la integración que ha costado tanto, de la sociedad al espectro», puntualizó.
Colomba Godoy destacó que la difusión de mensajes erróneos puede afectar la confianza en los equipos profesionales, retrasar diagnósticos y fomentar la búsqueda de tratamientos sin evidencia, por lo que se da valor al pensamiento crítico.
«Un factor protector siempre será que nos podamos educar constantemente a nivel comunitario y familiar dentro de las distintas temáticas. Y a la vez, con este tipo de información, verificar la fuente, consultar, discutir y mirar desde un ojo crítico la información que me va llegando».
Inclusión y lenguaje responsable
La investigadora asociada del Departamento de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ingeniería UdeC, Melissa Muñoz Flández, ha centrado su trabajo en la divulgación científica sobre el autismo desde un enfoque neuroafirmativo y en el desarrollo de herramientas digitales inclusivas, como la aplicación Autistapp.
La desarrolladora y pedagoga enfatizó el impacto social, ético y emocional de las declaraciones de Trump.
«Este tipo de discursos lo único que hace es profundizar la segregación, la burla y el «meme». Nos deshumaniza y nos vuelve un objeto político del cual festinar para ampliar una oleada de irresponsabilidades médicas que han surgido desde la actual administración de salud en EE.UU», lamentó.
Recordó también que el autismo no es una enfermedad y que asociarlo a una sustancia o causa externa puede reforzar visiones eugenésicas, que lo presentan como un error a corregir.
Melissa Muñoz, distinguida en la lista Forbes 30 Under 30 Chile y reconocida por la revista MIT Technology Review, reparó en que el tratamiento del autismo en medios de comunicación requiere adoptar ciertos cuidados.
«Personalmente, me duele cuando un medio de comunicación habla de “sufrir de autismo”. El autismo no es lo que se sufre, sino que es la discriminación, el rechazo y la falta de inclusión participativa. También cuando se usa [la denominación] “niño TEA”. ¿De verdad a alguien le parece que suena bien “niño trastorno del espectro autista”? Y no es que mejore con el “con”, porque en realidad lo que se busca transmitir desde el lenguaje neuroafirmativo es que el autismo es parte de mi identidad porque es como mi cerebro funciona. Entonces no existe un yo “con autismo” y un yo “sin autismo”: simplemente existe un yo autista».
Mirada actual al autismo
El debate también refleja transformaciones próximas en el tiempo en la comprensión del autismo. Con la publicación de la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) en mayo de 2013, el concepto “síndrome de Asperger” quedó obsoleto, integrándose toda la diversidad bajo el espectro autista.
Aunque el manual lo describe como “trastorno”, muchas comunidades prefieren hablar de “condición”, al no tratarse de una enfermedad que tenga cura sino que acompaña a las personas a lo largo de la existencia.