Especialista recomienda organización y autocompasión en retorno a la rutina luego del receso universitario
Crédito: Archivo
La psicóloga de la Unidad de Apoyo Psicosocial al Personal Universitario, Francisca Parra Rodríguez, enumeró una serie de recomendaciones para afrontar de la mejor manera el regreso a las tareas académicas y administrativas.
Volver de las vacaciones no es fácil y este periodo en que intentamos volver a acomodarnos a la rutina tiene un nombre. Se llama transición adaptativa y es un proceso “bastante desafiante considerando que nuestro cuerpo y mente estuvieron en una sintonía bastante distinta al momento de reintegrarnos”, explicó la psicóloga de la Unidad de Apoyo Psicosocial al Personal Universitario, Francisca Parra Rodríguez.
“Este periodo adaptativo no solamente implica retomar estas responsabilidades académicas y laborales, sino también considerar otras dimensiones que habitamos y también traen trabajo implicado, como lo doméstico y el cuidado de otras personas”, agregó.
Para lograr una adaptación exitosa, la profesional recomendó establecer rutinas progresivas y cultivar la autocompasión. Esto quiere decir que se establezcan metas y exigencias que estén acorde a este periodo de retorno, que sean alcanzables y que no estén basadas en los resultados que teníamos antes del receso, cuando llevábamos más tiempo trabajando.
“Un eje fundamental es el enfoque progresivo. Cuando nos reintegramos a nuestra rutina laboral o académica, lo gradual va a ser lo que facilite la transición; en este punto, es esencial iniciar con una carga laboral ligera dentro de lo posible, e ir aumentándola progresivamente hasta alcanzar un ritmo habitual. Lo que queremos encontrar es encontrar un equilibrio que sea sostenible entre las diferentes áreas de la vida”, detalló.
Agregó que “la compasión puede ser una herramienta súper poderosa sobre todo en aquellos que tienen que ver con el cambio. Si nosotros somos amables con nosotros mismo, se hace mucho más sencillo reconocer qué rutinas nos hacen mejor y si es que algún día no cumplimos con las expectativas de lo que teníamos pensado para un día, la compasión y la amabilidad con uno mismo va a hacer que mi respuesta sea más funcional y permita que la adaptación sea más sencilla”.
Con respecto a las rutinas, la psicóloga dijo que estos nos pueden ayudar a establecer límites para tener claridad cuándo inicia y cuándo termina la jornada laboral. En esa línea, recomendó iniciar el día con una meditación o un ejercicio de estiramiento; mientras que al finalizar el día laboral sería interesante incluir una actividad relajante para ayudarnos a desconectar.
“Por ejemplo, al alejarnos de nuestro lugar de trabajo ser conscientes de la caminata que estamos teniendo desde nuestro lugar de trabajo hasta nuestro medio de transporte o, si no vamos caminando, ser consciente de cómo nos vamos alejando de nuestro lugar de trabajo, de nuestro entorno y de los estímulos que vamos recibiendo en el camino”, recomendó.
Consejos prácticos
Además de lo anterior, la psicóloga de la Uappu contó que a muchas personas se les hace mucho más fácil organizarse de manera visual. En esos casos, mencionó, es buena idea llevar a un papel todas las tareas -académicas, laborales o familiares- que debemos desarrollar durante la semana y luego priorizarlas. También se deben incluir las actividades de ocio, importantes para recuperar energía para completar las tareas necesarias.
“Visualizar ayuda mucho a regular nuestra expectativa. Si en realidad estamos incluyendo tareas que en el corto plazo -por los recursos, los niveles de energía o el mismo proceso adaptativo- no podemos cumplir, va a ser importante pasar a otra recomendación que es establecer prioridades”, dijo.
“Como tercera recomendación, también es importante gestionar bien el tiempo que pasamos con otras personas, incluyendo actividades que nos permitan conectar con estas personas que son nuestra red de apoyo. Por ejemplo, el poder comer juntos, almorzar, tomar once y generar un momento en el que no haya distracciones relacionadas al trabajo. Una recomendación sobre este punto es también poder programar actividades entretenidas para los fines de semana, ya sea ver una película, tener un momento de ocio no productivo, sobre todo cuando estamos volviendo a la rutina”, añadió.
Lo que no hay que hacer
Es normal que cuando estemos regresando venga a nosotros la idea de que tenemos que hacer todo como era antes de la pausa. “A nivel de pensamiento, a veces nos ponemos metas que están centradas en los resultados que teníamos cuando llevábamos un buen tiempo trabajando, entonces tenemos que evitar las ideas perfeccionistas que tenemos sobre la carga que queremos abordar cuando estamos recién integrándonos al trabajo”, recomendó la psicóloga.
Enfatizó en que “debemos tener cuidado con las expectativas realmente altas que tenemos sobre esto, porque nos puede conducir a la frustración, el desánimo; más bien, tenemos que cuidar la flexibilidad que tengamos, tenemos que serlo en este momento, sobre todo durante la incorporación a la rutina laboral, tenemos que establecer metas realistas, observables, logrables para el corto y mediano plazo”.
También hizo hincapié en no ignorar las señales de agotamiento y estrés que presente nuestro cuerpo, lo que luego podría desencadenar un problema de salud mental mayor. Por eso, recomendó, si la persona nota que experimenta mucha tensión o dolor físico “entonces sería bueno preguntarme qué cosas necesito hacer durante mi día como pausas, sobre todo en la primera jornada”, mencionó.
Sobre lo mismo, dijo que debemos que evitar el aislamiento, ya que sobrecentrarnos en las tareas laborales y dejar afuera el juntarnos con nuestra familia, amigas, amigos o lo que antes era parte de nuestras rutinas, el poder tener tiempo de descanso, tener actividades fuera de la laboral, es riesgoso. Después de un receso, el apoyo social es crucial para la salud mental, por eso se debe procurar mantener contacto con otros para disminuir los niveles de ansiedad y la sensación de soledad.
Junto con lo anterior, recomendó no descuidar las horas de sueño y realizar pausas periódicas durante la jornada laboral para mantener la productividad y aumentar la creatividad.
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