Docentes UdeC lideran proyecto Fonis que diagnostica deficiencias para mejorar los Servicios Sanitarios Rurales

Crédito: Cedida
La investigación tiene como objetivo proporcionar un diagnóstico claro sobre los factores más relevantes que sustentan la implementación de una agenda climática en los Servicios Sanitarios Rurales (SSR). De esta manera, se busca aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad de dichos servicios.
En la región del Biobío y en Chile en general, las personas que residen en zonas urbanas cuentan con agua potable solo al abrir la llave. No es el caso de quienes habitan en zonas rurales, en que el acceso a este elemento está muy lejos de ser algo sencillo.
El funcionamiento y manejo de los servicios sanitarios rurales y urbanos, poseen diferencias significativas. Los primeros funcionan y se manejan a través de gestiones comunitarias, por lo que el enfrentar la crisis climática y sus amenazas es bastante complejo.
Este fue uno de los motivos por los que un equipo multidisciplinario de docentes de la Universidad de Concepción se interesó en el tema, desarrollando un proyecto para abordar esta problemática; presentado y adjudicado en el Fondo de Investigación y Desarrollo en Salud, Fonis, a través de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile, ANID. Además, cuenta con el apoyo de las instituciones asociadas Seremi de Salud y Obras Públicas de la Región del Biobío.
Bajo el título “Diseño de un plan de adaptación al cambio climático de los Servicios Sanitarios Rurales (SSR) de la región del Biobío, en un contexto de salud pública”, el proyecto es dirigido por la académica de la Facultad de Ciencias Ambientales y Centro de Ciencias Ambientales EULA-Chile de la Universidad de Concepción, Dra. Carolina Baeza Freer. El inicio de la ejecución de este fue en diciembre 2023 y contempla dos años de duración, periodo en el que se busca investigar sobre la realidad de los SSR de la zona en el contexto del cambio climático, considerando cómo este puede afectar a la salud de las personas.
Al respecto, la Dra. Baeza explicó que “es necesario, como región del Biobío, darnos cuenta de la diversidad y el contexto en el que operan los SSR, esto incluye tanto la tipología de captación de agua (subterráneo vs superficial) como los tratamientos que se requieren para asegurar un agua potable de calidad, además de velar por la continuidad del servicio para las comunidades que están atendiendo”.
La capacitación para las comunidades es clave, no obstante, se deben considerar las diferencias territoriales, culturales, entre otras. Por ello, los planes de adaptación u otros que apoyen la gestión de estos servicios tienen que ser particulares al territorio y no pueden ser generalizados.
“Algunos van a tener problemas de intrusión salina, por ejemplo, los que son costeros, otros disminución de volumen o aumento de volumen por lluvias intensas, pudiendo inclusive provocar problemas de inundaciones en algunos sectores asociados a la captación de agua, alteración en la calidad, etc.», argumentó la investigadora.
Para ejemplificar, la docente señaló el caso de la comuna de Santa Juana, que debido a los incendios ocurridos hace un par de años presentó serios problemas de calidad del agua tras eventos extremos de lluvia. Esto se debió a que los incendios eliminaron la vegetación que protegía las laderas del rio, lo que provocó un aumento significativo en la turbiedad en el agua, impidiendo su captación durante un largo periodo de invierno.
La Dra. Baeza añadió que han podido apreciar que algunos servicios están en situación de mucha mayor vulnerabilidad que otros, especialmente los más pequeños, por lo que se requiere generar instancias o herramientas para prepararlos para estos desafíos que presenta la crisis climática
“Hay que incorporar conceptos como resiliencia, reducción de vulnerabilidad, adaptabilidad, que no son comunes en el día a día de los SSR, porque su objetivo principal es tratar de cumplir con sus realidades, ya sea tratando de garantizar el suministro de agua potable con la poca infraestructura que tienen o gestionando los reducidos recursos económicos con los que cuentan”, añadió la Directora del proyecto.
Estrés en los servicios
Desde la pandemia, se ha observado un importante desplazamiento de personas desde las zonas urbanas a las rurales, lo que significa una presión muy grande para los servicios sanitarios rurales, donde hay sistemas de tratamiento que buscan entregar agua potable a comunidades pequeñas y que por un cambio en el uso de suelo (instalándose desarrollos inmobiliarios o parcelaciones) de algunos sectores, se les pide aumentar sus capacidades para producir un mayor volumen de agua y muchas veces no pueden responder a lo solicitado.
Por lo tanto, “hay que repensar los lugares donde estamos habitando en la ruralidad, porque hay sectores en la región del Biobío que, aunque creemos que por su cercanía a ciertos cuerpos de agua dulce pudiera existir suficiente agua para captar, dependen del suministro en camiones aljibe y no pueden acceder al agua de la misma manera que quienes vivimos en la ciudad”, precisó la también jefa de carrera de Ingeniería Ambiental.
En lo específico, el proyecto ha trabajado en diagnosticar cómo los servicios sanitarios rurales perciben la crisis climática, además de identificar los factores de riesgo en salud que están relacionados con estos efectos de la crisis climática.
“Junto con esto conformaremos mesas de trabajo para analizar estos factores de riesgo y finalmente diseñar un plan que identificará necesidades, junto con determinar cuáles son las brechas que requerimos cerrar para proponer acciones en pos de mejorar los SSR en términos de preparación y resiliencia ante la crisis climática”, añadió la Dra. Baeza.
Según la académica las comunidades lo han abordado de muy buena manera, pero los SSR han enfatizado en la urgencia de las soluciones más allá de los diagnósticos.
Cabe destacar que en este proyecto además participan los y las Drs. Patricia González Sánchez (Directora alterna, académica de la Facultad de Ciencias Ambientales, Ana María Moraga Palacios (Facultad de Medicina), Alfred Rossner (Centro de Biotecnología), Octavio Rojas Vilches (Facultad de Ciencias Ambientales), Alejandra Stehr Gesche (Facultad de Ingeniería) y Marcela Salgado Vargas (Facultad de Ciencias Ambientales).
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