Crédito: VRIM
Este conjunto de árboles universitario confiere una de las características distintivas al Campus Concepción de la UdeC y representa un patrimonio natural que presenta desafíos en su gestión y manejo.
Recurrentemente mencionados y destacados son el patrimonio arquitectónico y cultural de la Universidad de Concepción. No obstante, es su patrimonio natural uno de los que atrae a una gran cantidad de visitantes que, durante las restricciones de movilidad producto de la pandemia, ha reafirmado al Campus Concepción UdeC como una alternativa pública y gratuita de recreación al aire libre.
Construido bajo el concepto de Ciudad Universitaria, el Campus Concepción fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2016. En la actualidad, el sector patrimonial cuenta, aproximadamente, con 40 especies de árboles, ocho de ellas nativas.
El Dr. Cristóbal Pizarro destaca el valor histórico y cultural del arbolado del Campus Concepción UdeC el que, dice, “recién estamos comenzando a dilucidar”.
“Hay árboles que nos ‘hablan’ de cómo se pensó y creó el Campus —y la ciudad— durante el siglo XX; del trazado original de las calles, y de la visión de planificadores y arquitectos de la época. Otros, nos muestran el valor cultural de especies nativas de otros lugares de Chile, como el canelo, árbol nativo, sagrado del pueblo mapuche, y nos permiten educar a las personas”, señala el académico de la Facultad de Ciencias Forestales.
Los jardines de la Universidad de Concepción se inician junto con la construcción de edificios emblemáticos del corazón del campus universitario, recuerda el botánico Dr. Roberto Rodríguez, académico de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas y Profesor Emérito UdeC.
“Originalmente el terreno era una vega de pie de monte del Cerro Caracol. A consecuencia de ello se encuentra un suelo muy húmedo, donde queda como testimonio la Laguna de los Patos, que corresponde a un puquío (manantial) de emergencia de napas subterráneas”, señala.
Costado Arco de Medicina / VRIM
Rodríguez sostiene que, en este espacio, se diseña el proyecto de formar un entorno de acuerdo a la arquitectura construida, ubicando árboles adaptados a estas condiciones, para soportar el clima y las inundaciones invernales.
“Los primeros árboles que fueron plantados, y que hoy dan prestancia y testimonio de la historia de los jardines, son las grandes secuoyas ubicadas en el patio de la Casa del Arte y el Arco de la Universidad. Cuando se construyen los edificios de la Casa del Deporte y Anatomía Patológica comienza realmente la conformación de un jardín que tendría árboles de diversos lugares del mundo, tales como encino azul, roble europeo, roble americano, pino piñonero y el fresno común”, señala. Este último formaría la avenida de entrada del Barrio Universitario, desde el Arco Universidad de Concepción hacia el Campanil.
En lugares estratégicos del Campus se ubicaron ginkgo biloba, frente a los edificios de Biología y Farmacia, y a la entrada del Arco se plantaron dos palmas de Canarias, flanqueadas por filas de olmos péndulos. En este entorno se fueron asociando plantas de flores vistosas como buganvilias, rosas, yucas, lirios, entre otras.
Entre los años 1930-1940 se creó un recinto destinado al cultivo de plantas usadas en medicina popular, destinado a los estudiantes de Farmacia. “Ahí se construyó el Jardín de Plantas Medicinales, ubicado al poniente de la Laguna”, señala el Dr. Rodríguez y agrega que, actualmente, queda en este lugar “un jardín de plantas nativas entre las que se encuentran olivillo, patagua, maqui, pilo, arrayán, corcolén, copihue, chilco, michay, murtilla y peumo”.
Sombra y colorido
Con la expansión del Barrio Universitario, en la década de 1960, y con la apertura hacia las faldas de los cerros aledaños para la construcción de cabinas para estudiantes, se fue urbanizando aprovechando el entorno natural, cuidando la vegetación existente.
Al mismo tiempo se fueron agregando plantas ornamentales, lo que da paso a un jardín mixto, diversidad que otorga un sentido estético al Campus, y al mismo tiempo permite enseñar en las clases prácticas de botánica para estudiantes de pedagogía, biología, forestal, entre otros.
Costado Plato UdeC / VRIM
En un recorrido desde el Foro hacia la Biblioteca Central se encuentra una avenida de plátanos y liquidámbar, que dan sombra en verano y un variado colorido de sus hojas en otoño.
“Actualmente, en la avenida principal, existe un jardín mixto donde destacan coihues —de follaje siempreverde— y ulmos, que en los meses de verano se llenan de flores blancas invitando a las abejas para fabricar miel”, continúa el Dr. Rodríguez.
Por otra parte, agrega, “el paisaje actual de Laguna de Los Patos está constituido por plantas adaptadas a la humedad: sauce torcido, bambú, canelo, pilo, patagua, sauce llorón y mimbre, que forman un ambiente muy natural con la mezcla de plantas chilenas y extranjeras”.
Otras especies que se pueden encontrar en distintos lugares del Campus son abetos, píceas, álamos, cedros, castaño de Indias, moreras, paulonia, nogal negro, braquiquito, criptomerias, cedros de Virginia, tuyas, entre otros.
“Durante la época invernal, los primeros en florecer son los ciruelos en flor, magnolias (Magnolia stellata y Magnolia soulangiana) de hermosas flores blancas o blanco rosadas, que aparecen antes de las hojas, y aromos de flores amarillas”, destaca el botánico.
La académica de la Facultad de Ciencias Forestales UdeC, Dra. Rosa Alzamora, sostiene que el arbolado de la Universidad representa la condición de la mayoría de las plazas y áreas verdes de Chile, donde mayoritariamente hay especies introducidas.
Vista desde Biblioteca UdeC / VRIM
“En Santiago, el 86% de los árboles corresponde a especies introducidas. No obstante, la ciudadanía quiere y valora los árboles nativos, y desea un recambio a flora nativa, acompañado por educación. En ello, nuestra Universidad debería ser un ejemplo. Es educativo y cultural liderar el reemplazo progresivo de ejemplares introducidos, sobremaduros o con problemas fitosanitarios, y educar a la comunidad respecto a conveniencia de hacerlo”, dice.
Para evaluar el mejor cuidado y proyección del arbolado universitario, en 2019 se constituyó una Mesa de Trabajo de Arbolado Urbano, integrada por especialistas de las facultades de Ciencias Forestales, y de Ciencias Naturales y Oceanográficas, así como de la Dirección de Servicios de la Universidad de Concepción. Ello permite una mirada interdisciplinaria al patrimonio natural del campus desde distintos ángulos.
Árboles urbanos
Un aspecto a considerar sobre el patrimonio natural universitario es que está compuesto por árboles urbanos; es decir, insertos en una localidad urbana como lo es la Universidad de Concepción, y responden a ciertas cualidades estéticas, sociales y ambientales.
Pizarro explica que no siempre es posible hacer una diferencia entre “un árbol que fue plantado deliberadamente con un fin ornamental o funcional (por ejemplo, inmensos fresnos del Campus o plátanos orientales en las grandes avenidas del Gran Concepción), o cuando son las edificaciones humanas las que se han construido y adaptado alrededor de árboles que ya estaban ahí por causas naturales como remanentes de un bosque”.
Por ejemplo, agrega, con el grupo de árboles patrimoniales de la UdeC, “sospechamos que varios quillay del Campus estaban ahí antes de su construcción. En otros casos, hay árboles que han quedado entre nuestras construcciones como parte de un legado histórico como, por ejemplo, los grandes álamos junto a la DTI, que eran parte del diseño rural de la zona antes de la planificación o construcción del Campus”.
Alzamora complementa señalando que, en general, “hay más conocimiento de árboles introducidos para arbolado urbano, que de árboles nativos para ese fin. Ello, debido a la experiencia basada en la recurrencia del uso de especies introducidas”.
Laguna de los Patos / VRIM
A su juicio, ellos presentan desafíos de mantención y manejo para uso urbano. Además, agrega, “las necesidades de enriquecimiento y restauración de los bosques naturales en Chile, han promovido investigación y tecnología para producir plantas nativas de calidad, con una altísima probabilidad de sobrevivencia, incluso a las densidades que se requieren en el arbolado urbano”.
A ese respecto, dice Pizarro, “convivir con la naturaleza significa a veces riesgos. Son las personas que manejan el campus y la comunidad universitaria quienes deben sopesar el valor del arbolado con el manejo eventual que significa el riesgo de una caída de un árbol o una gran rama, por ejemplo. El buen manejo va de la mano con participación y buena comunicación, pues los árboles y el arbolado urbano tienen un valor social (servicios ecológicos) y patrimonial”.
Alzamora plantea como una buena idea para el manejo del arbolado universitario la existencia de un plan maestro de recambio progresivo, planificando en función de los árboles introducidos más viejos, con problema fitosanitarios que los hagan vulnerables a caídas por viento, y que representen riesgos de accidentes para la comunidad penquista.
“Afortunadamente, la UdeC cuenta con investigadores e investigadoras que pueden evaluar la calidad externa e interna de los árboles, para decidir su recambio. Pienso que este debería ir junto a una estrategia de información, para que la comunidad sepa que lo que se está haciendo es por su propio bien, y que existirá recambio por un árbol nativo, y que ellos también pueden contribuir a cuidarlo”, señala.
Por su parte, Pizarro propone que, además de una base de datos sobre el estado de los ejemplares, se monitoree la salud de los árboles para un manejo oportuno y gradual. “Es un trabajo constante, pero que habla muy bien de la visión ambiental y de sostenibilidad de una institución”, finaliza.
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