Crédito: Astronuestra
La peculiar historia de Algol: la estrella más evolucionada es la menos masiva, algo que contradice la teoría de evolución estelar. Esta paradoja fue explicada en el siglo XX. Se debe a que en un momento del pasado, la estrella más masiva entregó parte de su masa a su compañera, siendo en parte engullida por ella.
Es el siglo décimo y bajo el cielo estrellado del Sahara, una caravana de beréberes transporta sal hacia el norte del África. Sobre sus cabezas, brilla rojiza una estrella, apareciendo y casi desapareciendo cíclicamente cada tres días.
Le han puesto el nombre de Algol, la estrella endemoniada. No saben que los egipcios registraron sus cambios de brillo hace más de mil años, tampoco saben, agrupados alrededor de una fogata y entre cálidos camellos dormidos, que es una estrella doble o binaria.
Algol se encuentra a 93 años luz del Sol. Hace siete millones de años pasó cerca de nuestro sistema solar, siendo probablemente entonces la estrella más brillante del firmamento. Los beduinos no saben que los cambios de luz se deben al ocultamiento de una estrella por la otra que giran en torno de su centro de masa.
La masa del sistema es de casi seis veces la masa del Sol. En tiempos modernos su variabilidad fue por primera vez registrada en 1670. Algol tiene una peculiaridad, la estrella más evolucionada es la menos masiva, algo que contradice la teoría de evolución estelar.
Esta paradoja fue explicada en el siglo XX. Se debe a que en un momento del pasado, la estrella más masiva entregó parte de su masa a su compañera, siendo en parte engullida por ella.
Hoy sabemos que estos intercambios de masa son usuales en sistemas binarios de estrellas masivas y pueden alterar considerablemente la evolución estelar.
Una estrella aislada evoluciona cambiando su tamaño y temperatura a medida que en su centro la enorme presión fusiona átomos livianos como hidrógeno o helio en átomos más pesados como carbono y oxígeno.
Sin embargo, debido a la transferencia de masa en sistemas binarios, la evolución de las estrellas puede acelerarse o incluso transformarse completamente. Esto puede dar origen a engendros como pares de agujeros negros que se fusionan produciendo radiaciones gravitacionales que modifican el espacio-tiempo.
Solo hace pocos años la tecnología y el esfuerzo conjunto de científicos y técnicos permitieron detectar estas radiaciones producidas por el choque de dichos monstruos estelares.
Nada de esto sabían los beduinos, que contemplaban absortos el titilar de una estrella rojiza en el cielo del Sahara, mientras llevaban su valioso cargamento de sal hacia el Mediterráneo.
Columnista(s)
Dr. Ronald Mennickent Cid
Director de Investigación y Creación Artística UdeC. Investigador Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines
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