Dermovirox: innovación chilena basada en cochayuyo que podría cambiar el tratamiento del herpes recidivante

Crédito:Archivo
El proyecto, liderado por la spin-off Algiddeon Biotech en colaboración con la UdeC y la UC, obtuvo el primer lugar del concurso Start-Up Ciencia 2025 por su enfoque clínico, sustentable y territorial.
Una innovación científica nacida del mar chileno podría convertirse en una alternativa terapéutica efectiva para millones de personas que conviven con el herpes simple tipo 1 (HSV-1), una infección viral altamente prevalente. En su forma recidivante —caracterizada por brotes frecuentes— esta enfermedad impacta crónicamente al 30% de los casi 5.000 millones de personas infectadas en el mundo. Se trata de Dermovirox, un proyecto liderado por la empresa spin-off universitaria Algiddeon Biotech SpA, en colaboración con investigadores de la Universidad de Concepción y la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Este innovador avance fue recientemente reconocido con el primer lugar en el Concurso Start-Up Ciencia 2025, organizado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), entre un total de 320 postulaciones a nivel nacional. Dermovirox es liderado por Ignacio Rojas Barrientos, gerente del proyecto; la Dra. Carolina Gómez Gaete, profesora Titular del Departamento de Farmacia UdeC y Directora del proyecto; y el Dr. Cristian Agurto Muñoz, investigador del Centro de Biotecnología y actual Director del Departamento de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción.
Esta adjudicación representa un hito para Dermovirox, cuyo desarrollo se enfoca en una formulación tópica con propiedades antivirales contra el herpes simple tipo 1 (HSV-1), una infección de alta prevalencia a nivel global. Elaborado a partir de compuestos bioactivos extraídos del cochayuyo, el proyecto busca posicionarse como una alternativa terapéutica segura, sustentable y capaz de marcar un punto de inflexión en el tratamiento del herpes recidivante, con proyecciones de impacto tanto clínico como territorial.
“Esperamos identificar con mayor precisión los compuestos activos responsables del efecto antiviral y comprender su mecanismo de acción. Esto nos permitirá robustecer la evidencia científica y avanzar hacia una formulación estandarizada con proyección clínica y terapéutica”, explicó el cofundador de Algiddeon Biotech y uno de los investigadores principales del proyecto Dr. Cristian Agurto Muñoz.

Una innovación con doble impacto
El desarrollo de Dermovirox surge del interés por aprovechar las propiedades bioactivas del cochayuyo, un alga abundante en las costas chilenas que, según la evidencia científica reunida hasta ahora, presenta una acción antiviral significativa contra el HSV-1. La formulación tópica obtenida a partir de este recurso natural ha demostrado resultados prometedores en estudios preclínicos.
“Hemos observado reducciones importantes y consistentes tanto en la duración de los brotes, como en la intensidad y severidad de las lesiones, comparado con el tratamiento gold estándar de la industria”, destacó Agurto.
Sin embargo, el potencial innovador no se limita solo a la eficacia. La formulación, al ser de uso tópico, podría minimizar los efectos adversos asociados al uso prolongado de antivirales orales, al tiempo que incorpora efectos antiinflamatorios, regeneradores y cicatrizantes que mejorarían la recuperación y la experiencia del paciente.
El investigador añadió que “Dermovirox eventualmente podría interferir en etapas iniciales del ciclo viral, además de estimular la respuesta inmune local y actuar de manera sinérgica gracias a su composición química. Esto no solo amplía su espectro de acción, sino que podría reducir significativamente el riesgo de generación de resistencia viral”, marcando una diferencia significativa con los tratamientos actuales.
De la ciencia al mercado: cómo se convierte un hallazgo en solución terapéutica
“Desde un punto de vista técnico, uno de los principales desafíos radica en lograr que un extracto natural, con una composición compleja y variable, cumpla con los estándares de consistencia, seguridad y eficacia exigidos a nivel farmacéutico”, explica Agurto.
Esto requiere procesos de extracción altamente controlados, validación de métodos analíticos para identificar y cuantificar principios activos clave y asegurar que cada lote mantenga propiedades terapéuticas equivalentes. A ello se suma el desafío de cumplir normativas internacionales para poder escalar el producto a nivel global.
“Por otra parte y desde la perspectiva del management, en biotecnología lograr que un hallazgo de laboratorio se transforme en un producto clínico es un proceso muy desafiante, no solo por la complejidad técnica sino también por el alto nivel de riesgo y volatilidad asociado al modelo de negocio”, explicó el Dr. Agurto.
En ese sentido, dos pilares han sido clave para Algiddeon Biotech en el desarrollo de Dermovirox: un equipo científico resiliente y adaptable y una integración temprana de la lógica empresarial y regulatoria, lo que ha permitido acceder a fondos públicos y avanzar en etapas críticas de escalamiento.
“En Algiddeon Biotech adoptamos desde el inicio un enfoque estratégico que va más allá de un proyecto puntual, posicionándonos como una empresa especializada en soluciones bioactivas a base de algas y con sólido respaldo científico, tanto en el ámbito farmacéutico como dermocosmético. Dermovirox se inserta entonces en una estrategia mayor, centrada en la mejora continua de nuestras tecnologías actuales, el desarrollo de nuevas aplicaciones y la construcción de un portafolio de productos equilibrado. Esto último es clave, porque ese portafolio permite mitigar los riesgos de productos más complejos o de monetización tardía mediante líneas de desarrollo más ágiles y de comercialización temprana, haciendo así viable el avance de tecnologías como Dermovirox”, afirmó el Director del Departamento de Ciencia y Tecnología de los Alimentos UdeC.
Identidad territorial, sustentabilidad y desarrollo local
Uno de los aspectos más distintivos del proyecto es su base en recursos naturales locales. El uso del Durvillaea antarctica, recolectado por comunidades costeras —en su mayoría lideradas por mujeres—, incorpora un enfoque de impacto social y territorial que fortalece el modelo de innovación con propósito.
“Incorporarlas en procesos biotecnológicos de alto valor agregado nos permite contribuir activamente al desarrollo, inclusión y reconocimiento de esas comunidades, generando un impacto positivo como un polo de desarrollo que trasciende lo económico”, enfatizó Agurto.
Desde sus inicios, Dermovirox ha sido el resultado de una colaboración interdisciplinaria que articula saberes provenientes de la biología marina, la virología, la química farmacéutica, la biotecnología y la gestión empresarial.
“Cada etapa del proyecto demanda un conocimiento específico, pero lo más relevante es cómo estos saberes se integran para tomar decisiones técnicas coherentes con una visión de impacto y viabilidad”, señaló.
Iniciativas como Dermovirox tienen el potencial de acortar significativamente la brecha entre la ciencia académica y la industria farmacéutica, contribuyendo a la construcción de ecosistemas de innovación con identidad y valor local. “El desarrollo en este ámbito implica ciclos largos, costos elevados y altos niveles de incertidumbre. Ninguna universidad puede sostener ese proceso por sí sola, y ningún laboratorio puede innovar a esa escala sin vincularse con ciencia de frontera”, enfatizó el especialista.
«Si queremos dejar de depender de soluciones importadas y convertirnos en productores de conocimiento aplicado, necesitamos articular verdaderos ecosistemas de co-desarrollo. Dermovirox es una muestra concreta de que eso es posible”, finalizó el académico UdeC.
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