Un vistazo a la vida de Jeimmi Carrasco: la joven prodigio de la Orquesta Sinfónica

Jeimmi Carrasco Rabanal, destacada música violinista, asistió como entrevistada al programa Féminas Sinfónicas de la Corporación Cultural Universidad de Concepción.

 

Hasta hoy, ella es la contratación más joven de la Orquesta Sinfónica, desde su ingreso cuando sólo tenía 19 años.

 

Un tiempo más tarde combinó su talento innato y aprendizajes bases con mayores saberes. Aprovechó oportunidades de estudio y trabajo alrededor del mundo y hoy es una profesional de la música que se encuentra sólo de paso en su natal Concepción.

 

Jeimmi Carrasco es sin duda una prodigio cultivado por su ambiente.

 

Proviniene de una familia de artistas con un padre pianista y su madre artesana textil, estuvo desde niña ligada al mundo de las artes y la cultura. Fue desde esta temprana edad que conoció a la orquesta sinfónica que años más tarde marcaría de gran manera su vida.

 

«En mi casa siempre se escuchó muy buena música, entonces ya tenía todo eso en la cabeza, tenía a los grandes compositores desde muy pequeña. Pero para nosotros, en mi generación, la orquesta era como el Spotify», dijo la violinista.

 

Cuando decidió estudiar música, recuerda con cariño las veces en que junto a sus compañeros, a falta de dinero para asistir a los conciertos de la Orquesta, iban en su lugar a los ensayos generales, a los que hasta previo a la pandemia el público podía asistir libremente.

 

En estas instancias durante las pausas existía un tipo de comunicación con los músicos, en que el equipo conocía a los estudiantes y en muchos casos los directores de turno compartían sus saberes sobre las piezas musicales con la audiencia y nutrió esto también su aprendizaje.

 

Gracias a su talento, antes de formar parte de la Orquesta Sinfónica, tuvo la oportunidad de trabajar con el grupo como extra y realizó algunos reemplazos gracias a la intervención del concertino Freddy Varela.

 

«Tomaba clases con Freddy y me acuerdo perfectamente del primer concierto que toqué como extra en la Orquesta Sinfónica, que fue la Sinfonía Fantástica de Berloiz, a los leones al tiro, y de Director estaba Víctor Hugo Toro. A mi me marcó porque era una sinfonía hermosa y difícil, y aparte Freddy tiene esto de que avisa un día antes para todo, entonces me dijo ‘oye puedes tocar necesitamos violín en dos días más, anda a buscar la música al teatro’. Estudié mucho y ahí partí», destacó.

 

Fue posterior a estas experiencias que decidió ir a estudiar a Santiago. Mientras residía en la ciudad, fue contactada por uno de los miembros de la Orquesta quien le dió aviso de un concurso para la fila de segundos violines. Sin conocimientos previos en audiciones decidió aventurarse, ganando y obteniendo un contrato en la Orquesta Sinfónica en 2013 con sólo 19 años.

 

En 2015 se realizó un nuevo concurso para postular a asistente de capo de fila, en el cual también tuvo éxito ocupando la posición por 3 años dentro de los cuales muchas veces tuvo que hacer el reemplazo como jefa de fila. «Al principio te juro que me moría de miedo, pero después pensaba no, tengo que tener la confianza en mí porque yo sabía que mis colegas, los que estaban sentados atrás de mí probablemente habían tocado esa sinfonía cuatro veces, y esta es la primera que yo tocaba, y más encima tenía que liderar y tomar decisiones importantes, y eso me sirvió muchísimo».

 

 

 

Durante este tiempo, sentía el peso de carecer de estudios teniendo un trabajo, llenándose así del impulso de avanzar aún más en su camino. Fue en este período que se enteró de un curso en Villarrica con la profesora Mayumi Seiler, quien de inmediato vio el talento en bruto de Jeimmi, potenciándola a continuar con sus estudios para mejorar aún más como violinista y haciendo el contacto entre ella y el Conservatorio Glenn Gould School of Music en Toronto.

 

Estando interesados en ella como estudiante, sólo quedaba pendiente la financiación de sus estudios. En esto, Jeimmi fue sorprendida por su profesora cuando posterior a un concierto dado en Vilarrica, toma el micrófono y presenta el caso de Jeimmi, pidiendo públicamente a la audiencia por financiamiento para su desarrollo estudiantil.

 

Fue gracias a esto que conoció a su auspiciador Mauricio Larraín, quien tras conversar con ella tras bambalinas, le dio el presupuesto para sus estudios, manteniendo una cercana relación hasta el día de hoy. Al pensar en todos estos sucesos de su pasado y su formación como profesional musical reflexiona: «En realidad todo en mi vida se ha dado más o menos improvisado. Nunca lo he planeado tanto porque creo que si lo planeo no funciona y me detendría mucho o me limitaría yo misma».

 

Fue en Toronto que sintió que su faceta de estudiante inició de manera seria, tuvo que aprender también a ser independiente en un país extraño.

 

En 2018 se graduó del Conservatorio persiguiendo luego estudios en el mismo sitio, obteniendo para esto una beca de la Fundación Ibañez Atkinson por su aporte artístico a su país natal.

 

En la actualidad continúa con sus estudios junto a ser la fundadora de proyectos musicales en distintos estilos, combinando talento con esfuerzo y aprendizaje, siendo a su joven edad una de las músicas chilenas más destacadas en su disciplina.