Un recordado e inusual hito cultural tuvo lugar en la región del Biobío a inicios de milenio, cuando el ex integrante del grupo humorístico Les Luthiers, Ernesto Acher, tomó la batuta de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción.
El músico y arquitecto, fallecido el pasado 12 de diciembre 2025, fue parte de la “etapa sexteto” del conjunto trasandino entre 1971 y 1986, una de las épocas más prolíficas de la agrupación reconocida por su excelencia musical y su refinado empleo de la comedia.
En dicho periodo destacaron sus composiciones y sus papeles protagónicos en obras como Las majas del bergantín, El rey enamorado y la hilarante Cantata del adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras, de sus hazañas en tierras de Indias, de los singulares acontecimientos en que se vio envuelto y de cómo se desenvolvió.
El arribo de Acher a Concepción se gestó en octubre del 2000 de la mano del maestro Luis Gorelik, para dirigir las célebres “Veladas espeluznantes”. No solo llevó al Teatro UdeC propuestas que mezclaban humor y música, sino que abrió nuevas perspectivas para los músicos y el público.
«Fue una sorpresa encontrarnos con él», recordó el cellista de la Sinfónica, Rodrigo Durán Carrasco. «Era un tipo muy inquieto, erudito y muy “loco”. Venía de un mundo mucho más exigente en producción, interpretación y creación, pero mantenía una relación horizontal con nosotros».
Para Durán, la llegada de Ernesto Acher transformó la manera en que se elaboraba la programación Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, aportando una perspectiva dinámica y fresca.
«Hasta ese momento, la programación de la Orquesta era bien conservadora, con conciertos sinfónicos, algunos conciertos educacionales y eso era todo. Él venía con otra manera de mirar la música. Ese fue su aporte», agregó.
Ernesto Acher: Un talento desafiante
Tras la primera experiencia del año 2000 y con varios acercamientos con el ambiente penquista, Ernesto Acher volvió en el año 2002 para residir en Concepción por cerca de cuatro años.
Durante ese tiempo, impulsó proyectos que ampliaron el repertorio y la experiencia artística de la Sinfónica: Homenaje a Piazzolla, Fantasía en concierto con música de Disney, el ciclo didáctico La orquesta va al colegio y el espectáculo Los animales de la música.
También colaboró con agrupaciones locales como Quórum, con quienes grabó un disco, y reunió voces femeninas en el concierto A tres voces.
La flautista y flautinista de la Orquesta Sinfónica y académica del Departamento de Música UdeC, Gabriela Godoy Chandía, rememoró el rigor y versatilidad de Acher en su paso por la capital del Biobío.
«Era un tipo genial, de una vitalidad maravillosa, inteligentísimo. Tenía un gran potencial para trabajar, inventar y sacar algo maravilloso de cualquier instrumento.», destacó la intérprete.
Gabriela Godoy recordó la pasión de Ernesto Acher por el jazz y su visión que transformó la manera en que la Orquesta enfrentaba el repertorio.
«Nosotros hacemos un repertorio mayoritariamente de música clásica y él era 100% jazzista. En la escritura musical clásica el jazz no lo ocupamos mucho. Uno de los desafíos más grandes fue acostumbrarnos a su escritura y a la mezcla de lo clásico con el jazz», añadió.
Paso por Radio UdeC
El vínculo de Ernesto Acher con la Universidad de Concepción se extendió más allá del escenario. Condujo el programa radial Los rincones de Acher en Radio UdeC, donde compartió su vasto conocimiento musical con una mirada profunda y cercana.
El jefe de carrera de Pedagogía en Educación Musical, Mg. Nicolás Masquiarán Díaz, compartió con él en la emisora universitaria durante una inédita “maratón” conjunta de los tres programas sabatinos: Los rincones de Acher, De película y El puente sobre la Estigia.
«Lo que más me quedó fue la sensación de lo poco que uno realmente sabe frente a esa erudición», afirmó Masquiarán, «cada fragmento que presentaba venía acompañado de un contexto que despertaba la curiosidad y las ganas de aprender más».
El académico coincidió en la dualidad entre la alta exigencia y la cercanía en la que transitaba el ex Luthier:
«Era muy agradable por un lado en el compartir y, por otro, era muy exigente en lo que se refería al trabajo. En ese momento [emisión conjunta] estuvimos súper distendidos. Se veía que él era una persona muy seria y disciplinada en lo laboral, en la estructura del guion de su programa, con un conocimiento tremendo. Fue una experiencia fuera de serie».
Huella más allá de la música
«Después de muchos años de tironeo y dudas, a principio de 1971 decidí dejar la arquitectura y dedicarme a la música. Los arquitectos aplaudieron y los músicos guardaron respetuoso silencio».
Así describió Ernesto Acher el tránsito de su formación como arquitecto y docente para volcarse de lleno a la vida musical. Sin embargo, nunca dejó del todo su profesión y dejó su impronta en el diseño cultural local.
Acher participó como colaborador en la remodelación del Anfiteatro San Pedro de la Paz, inaugurada en septiembre de 2005. Su nombre quedó inscrito en la placa que conmemora el evento.
También participó en eventos académicos de su disciplina. Entre ellos se encuentra la clase inaugural “La visión” que realizó el 15 de abril de 2004, en el marco de la titulación de la carrera de Arquitectura de la Universidad de Concepción.







