“Se reconoce que la familia es un concepto dinámico y que se debe proteger, no solo la basada en el matrimonio heterosexual”
Crédito: Dirección de Comunicaciones UdeC
La Doctora en Derecho UdeC Ximena Gauché comenta el fallo que obliga al Registro Civil a inscribir a un menor como hijo de dos madres. “Existen múltiples realidades que conforman familias y el deber del derecho es adaptarse a eso”.
Este lunes 8 de junio se conoció la decisión de Segundo Tribunal de Familia, que obliga al registro civil a inscribir al menor como hijo de dos mujeres.
Este es el último capítulo de una larga historia, pues en diciembre de 2017 el Registro Civil se negó a inscribir al niño como hijo de ambas mujeres, señalando que el sistema solo podía registrar a un padre y a una madre.
Así, el menor fue registrado como hijo de una de ellas, quien fue la que se sometió al proceso de fertilización asistida, mientras que su pareja y conviviente civil, no fue reconocida como progenitora.
Tras un anterior rechazo de un recurso de protección presentado a la Corte de Apelaciones y la Corte Suprema, el abogado Juan Enrique Pi, de Fundación Iguales, generó una estrategia, antes de recurrir a instancias internacionales: fue así como una de las madres interpuso una acción de reconocimiento de filiación, con el propósito de que se reconociera la maternidad de ambas.
El fallo, dictado por la jueza Macarena Rebolledo, acogió la acción, señalando que el Estado debe otorgar protección, “sin discriminación, a todas las formas de familia que existan”.
La Dra. en Derecho y Subdirectora de la Dirección de Equidad de Género y Diversidad UdeC, Ximena Gauché Marchetti, indicó a ese respecto que esta sentencia es “un hito, en el que hay que destacar no solo la labor de los abogados y abogadas que llevaron adelante esta acción, sino también a la justicia chilena que responde a su política de no discriminación e igualdad de género a la que se comprometió en 2018”.
Sostuvo además que “ahora corresponde que efectivamente el Registro Civil inscriba a ambas como madres y, por lo tanto, pone en debate la posibilidad para otras parejas que estén en la misma situación y que acreditan que son una familia, de solicitar su reconocimiento ante los tribunales”.
Para la abogada y académica, lo más relevante de este fallo “es que pone nuevamente en la actualidad nacional la necesidad de mirar la regulación integral del orden familiar en Chile, porque si tuviésemos un orden legal distinto, que reconociera normativamente las diversidades familiares, no sería necesario que las personas tuvieran que recurrir a tribunales para la tutela judicial efectiva de sus derechos. Hoy los tribunales hacen un ejercicio de integración del derecho para dar lugar a algo que efectivamente es un derecho, como es la protección de todas las familias y el respeto del interés superior de todos los hijos e hijas”.
Este ejercicio de integración al que se refiere Gauché, implicó no solo la interpretación de la legislación chilena, sino que también el derecho internacional en Derechos Humanos.
“La legislación chilena se ha ido adecuando pero gradualmente y todavía hay vacíos normativos. Junto con eso, hay que decir que los tribunales están obligados a pronunciarse cuando se le someten cuestiones a su competencia. Entonces, el ejercicio de aplicar el derecho excede con mucho a aplicar una ley específica; debe hacerse un ejercicio de argumentación, que a su vez supone una interpretación integral, considerando no solo las leyes nacionales sino también las obligaciones internacionales que existan para el Estado de Chile en esta materia”, apuntó.
A partir de esto y de un vacío legal respecto a la regulación de las técnicas de reproducción asistida, se explica el fallo del tribunal, cuya jueza “hace un ejercicio argumentativo que lleva a la conclusión de que efectivamente una familia compuesta por dos mujeres que participan de un proceso de reproducción asistida deben ser reconocidas legalmente como madres de su hijo”, explicó Gauché.
Las consecuencias culturales
“En el tema del matrimonio y la filiación en Chile, me parece que hay una discusión abierta”, comentó la especialista. “Es lo que se ha manifestado en las distintas reformas que se han dado desde el 2004 en adelante, tratando de adecuar nuestra legislación a estándares internacionales de Derechos Humanos y a la realidad que hoy viven miles de personas. A su vez, se ha ido reconociendo que la familia es un concepto dinámico, y que efectivamente se debe proteger toda forma de familia, no solo la basada en el matrimonio heterosexual”.
Estos cambios han generado resistencia en ciertos sectores de la sociedad, que defienden la idea de un orden en que familia y matrimonio corresponden solo a parejas heterosexuales.
Al respecto, Gauché señaló que “desde una lógica de justicia y Derechos Humanos, debemos pensar que existen múltiples realidades que conforman familias. El deber del derecho es adaptarse a esa realidad y no pretender que, porque ha sido lenta la adaptación, las familias no van a tener el reconocimiento y todo lo que eso supone en términos de derechos y resguardo de la ley”.
Finalmente, en cuanto a los críticos, la académica UdeC subrayó que “hay que mantener estas discusiones en el ámbito del derecho si hablamos de la regulación del orden familiar. Al vivir en democracia, todos podemos expresar nuestra opinión, pero teniendo presente que las ideas que se defienden no pueden significar que a otras personas no se les reconozcan los derechos, por asumir una especie de primacía o supuesto orden natural biologicista de las cosas, de forma ideologizada. La realidad hoy es muy distinta y en una democracia contemporánea, todas las personas deben tener espacio para ser escuchadas y para que sus derechos se reconozcan de manera igual”.
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