Querida Universidad de Concepción, es hora de avanzar

Hace 103 años, un grupo de personas cargadas de esperanza y sentido de responsabilidad con la sociedad penquista, comenzaron a erigir lo que hoy es nuestra Universidad de Concepción. Como toda iniciativa con grandes ambiciones, no estuvo exenta de problemas. La incertidumbre, la incredulidad y el centralismo, fueron dificultades que asediaron la consolidación de un proyecto que más tarde se convertiría en el máximo polo de innovación social del país.

En base a un trabajo colaborativo, esas dificultades pudieron ser superadas. Cada rincón de nuestra Universidad es la prueba fehaciente de que los sueños, en la Universidad de Concepción, se hacen realidad con la construcción de ideas colectivas, con el respeto a los principios de libertad, probidad, pluralismo e igualdad y con liderazgos claros que pongan en el centro a las personas. 

Hoy me sumo a la responsabilidad y los sueños de nuestros fundadores. Me comprometo a ser la Rectora que avance en la felicidad laboral de cada uno de los miembros de la comunidad, que consiga la necesaria integración sustentable de nuestros campus, que genere condiciones óptimas para la investigación, que reconozca las particularidades de las distintas unidades, el rol de la docencia en sus diferentes formatos y trabaje por un tipo de vinculación bidireccional.

Nos encontramos en los últimos metros de una intensa y grata carrera. En el transcurso de ella, he tenido el privilegio de conversar con ustedes y darles a conocer nuestro modelo de Universidad. Al inicio de este viaje, debo reconocer que he dudado, pero el respaldo que he sentido de la Comunidad Universitaria es más de lo que jamás habría soñado. Las expectativas son altas, pero mi cariño y compromiso con la Universidad no dieron espacio a estas dudas.

Les agradezco que me hayan escuchado. Ahora que se comienza a vislumbrar la recta final, sólo quiero prometerles que haré lo imposible por cumplir con sus anhelos, que también son los míos y de quienes me han acompañado en estas gratificantes jornadas.

Somos una Comunidad pujante y resiliente. Cada uno de nosotros se esfuerza día a día para tener una mejor Universidad. Esa fuerza que trasciende y nos identifica es la razón de este mensaje. Los invito a sumarse a este proyecto colectivo. Trabajemos juntos, para el cumplimiento de la estimulante y desafiante misión de llevar a la UdeC a un sitial de excelencia. Una Universidad cuyo desarrollo se sustente en las personas y vele por el respeto de la equidad, inclusión y transparencia. 

Por estas razones me pongo a disposición de la Universidad, para llevar adelante una gestión dialogante, transparente y eficiente, que es lo que hoy la Universidad necesita. Pongo mi experiencia pasada y todo lo que pueda hacer en el futuro, al servicio de la Universidad.

Finalmente, agradezco a cada una de las personas que colaboró en la co-construcción del sólido proyecto que proponemos, el que invita a retomar, con entusiasmo y esperanza, el rumbo hacia una Universidad más humana, al servicio de la comunidad, del país y del mundo.

Un abrazo fraterno,

Jacqueline Sepúlveda Carreño