En Chile, las infecciones por parásitos intestinales son menos frecuentes que en otros países de Latinoamérica. Factores como las mejores condiciones de vida, el tratamiento del agua potable, las temperaturas ambientales, el acceso a alcantarillado —que alcanza al 99% en zonas urbanas— y las campañas de inocuidad alimentaria han reducido significativamente su incidencia. Por ello, en el país no existe la costumbre de realizar desparasitaciones periódicas en personas, práctica común en naciones del Caribe. Sin embargo, pese a ser escasos, estos casos aún se presentan, especialmente en sectores rurales del sur de Chile.
Formas de adquirir parásitos
Las principales vías de transmisión de parásitos intestinales son la oral, a través de los alimentos y del agua. Las verduras regadas con aguas servidas o estancadas representan un riesgo de contagio, ya que las moscas pueden actuar como vectores: al posarse sobre materia fecal, transportan los parásitos y los depositan en los alimentos.
Hay formas más especiales, como el ciclo ano-mano-boca, explicó el académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Concepción, Dr. Ítalo Fernández Fonseca.
“Hay personas que van al baño, no se limpian bien al momento de defecar, contaminan sus manos y pueden comerse las uñas, chuparse los dedos o, lo que es peor, manipular alimento”, detalló, sumando que también existe el fecalismo ambiental, donde algunos parásitos pueden transmitirse a población que juega con tierra y que se lleva las manos a la boca, especialmente en la niñez.
También se pueden adquirir al consumir carnes sin muestreo e inspecciones. “Esto se da más que nada principalmente en personas que acuden al comercio informal”, destacó el parasitólogo. Aquí radica la importancia de adquirir carnes en sitios establecidos y con supervisión médico-veterinaria.
Una de las formas de contagio que ha ido en aumento en Chile es el consumo de carnes crudas o insuficientemente cocidas. Preparaciones como ceviche, sushi, crudos y otras preparaciones sin un proceso de cocción es un factor de exposición. No se trata de demonizar estos alimentos, sino procurar consumirlos en lugares establecidos con protocolos adecuados para su manejo.
Síntomas, diagnóstico y tratamiento
Al contraer parásitos intestinales se presentan síntomas diversos a nivel gastrointestinal, como diarrea, malestar, dolor abdominal, hinchazón y/o falta de apetito. La Directora del Departamento de Farmacia UdeC, Sigrid Mennickent Cid, describió que los parásitos “son de diversa índole. Algunos son gusanos redondos, que se llaman nemátodos, y otros son gusanos planos, que son las tenias. Cualquiera de ellos puede ser contraído por alimentos o agua”.
El tratamiento para los parásitos intestinales se basa en fármacos antiparasitarios que actúan a nivel del intestino delgado y el intestino grueso. Se eliminan vía fecal, pero con su salida hay que extremar las medidas de aseo, ya que “estas personas que están infectadas son las que a su vez pueden infectar el agua y los alimentos para que otras personas se infecten, es un ciclo sin fin. Hay que tener medidas higiénicas”, identificó.
Posterior al tratamiento, Mennickent recomendó un buen probiótico que ayude a recuperar la microbiota intestinal, que se ve afectada con el uso de antiparasitarios. “Generalmente se realizan controles médicos para asegurarse de que el tratamiento ha sido efectivo y se han eliminado todos los parásitos” sumó.

Desparasitación en otros países
Melania Valverde es costarricense y, como la mayoría de la población del país, pasa por un proceso de desparasitado cada 3 o 4 meses. La Caja Costarricense de Seguro Social, equivalente a lo que sería Fonasa en Chile, distribuye medicamentos en los barrios a través de los Ebais (Equipos Básicos de Atención Integral de Salud).
“Llegan y empiezan a ver a la población adulta mayor, hacen chequeos en los que les toman la presión, les preguntan cómo les va, si ha sufrido alguna caída, van casa por casa y dicen ‘aquí le damos el desparasitante, le recordamos que tienen que vacunarse’ y otras cosas”, contó.
Valverde describió que cuando las personas van a controles a los centros de salud (similar a los Cesfam), pueden pedir al personal desparasitante. “Si me fui al monte —porque aquí el clima es tropical— y se te sube un insecto, es probable que ya te haya dejado una larva pegada», relata.
El Dr. Fernández identificó que en países donde las temperaturas son más altas “suelen desparasitarse cada tres meses. Tienen un clima que es proclive a que los ciclos de los parásitos se produzcan rápidamente, e inclusive determinan que haya parásitos que están solamente ahí. Aquí no podrían sobrevivir en la superficie porque nuestro clima es más templado”.
Costa Rica cumple con ese requisito, dando mejores condiciones para la vida de muchos más insectos que los que tenemos en Chile. “Uno ve un abejón, se ve lindísimo, precioso, lo tocas, tiene un parásito encima y te lo pegó”, reconoció Melania, sumando que hay harta gente vendiendo fruta en la calle, lo que genera presencia de moscas y larvas.
“Una vez hubo una campaña porque hubo un brote de entre piojos y larvas, de estos de las solitarias, estas bichas que se crecen en la panza y son larguísimas”, recordó.
Recomendaciones de prevención
La limpieza de manos es una de las primeras barreras. “Fundamentalmente lavarse bien las manos después de tomar tierra, los niños/as especialmente, o cocinar bien los alimentos, hervir el agua en el caso de la zona donde el agua no es potable”, son algunas de las medidas preventivas que recomienda Mennickent.
En el caso de viajar a países con temperaturas más cálidas, el consumo de agua debería ser siempre de botellas selladas, incluso para lavarse las manos o los dientes. Y si no está la opción, se recomienda hervir el agua antes de su uso.
La farmacéutica recomendó “tampoco comer en lugares no autorizados para ello o en lugares que no se vean sanitariamente aceptables. Tener mucho cuidado con la comida que se compre, que sea envasada en los supermercados y autorizada por el servicio de salud correspondiente. Si va a comprar comida que hay que lavarla antes de comerla, lavarla con agua que esté embotellada”, concluyó.







