Nuevos métodos de entrenamiento lector ayudan a una comprensión más profunda de textos en universitarios

Crédito: Esteban Paredes Drake/DirCom UdeC.
La experiencia desarrollada en la Universidad de Concepción, se basa en las teorías corpóreas, que plantean que la lectura no solo tiene un carácter cognitivo, sino que se trata de una actividad sensoriomotora y emocional que involucra todo el cuerpo.
Un nuevo método de entrenamiento lector, que se basa en las teorías corpóreas, ha mostrado interesantes resultados a nivel de la comprensión profunda de textos en estudiantes universitarios, según muestra un proyecto desarrollado en la Universidad de Concepción
El estudio, financiado por el Fondecyt Regular 1241145, consistió en una intervención a nivel de aula en la que participaron alumnos y alumnas de pedagogía de la Casa de Estudios con problemas de comprensión lectora.
La profesora titular de la Facultad de Educación y Directora del proyecto, Dra. Mabel Urrutia Martínez, explica que los métodos de entrenamiento lector son formas de enseñar estrategias para que las personas puedan leer más rápido y alcanzar mayor comprensión.
El problema es que en su mayoría se enfocan en la velocidad lectora; es decir en cuántas palabras se alcanzan a leer por minuto, “y eso no necesariamente refleja una comprensión lectora, que es un equilibrio entre el tiempo y la comprensión semántica de los conceptos más complejos”, advierte la doctora en Lingüística y en Psicología.
La especialista en neurociencia añade que en los sistemas tradicionales se usan estrategias cognitivas como la relectura o el parafraseo; pero las inferencias, la deducción de lo que está implícito en el texto, suele ser uno de los aspectos más complejos de entrenar, que ahora pueden tener un aliado en las teorías corpóreas.
En esta corriente se plantea que la lectura no solo tiene un carácter cognitivo, sino que se trata de una actividad sensoriomotora y emocional que involucra todo el cuerpo.

“Esto de alguna manera derriba la vieja idea de que la simple combinación de símbolos ayudará a la comprensión de un texto, ya que también hay aspectos perceptuales, sensorio-motores que influyen y que son centrales en la comprensión del significado”, detalla la también experta en técnicas avanzadas en electrofisiología, resonancia magnética funcional y estimulación magnética transcraneal.
En esa línea, el equipo de investigación estableció un sistema de entrenamiento, para una muestra experimental, con tres estrategias: una verbal, con un trabajo en base a preguntas/respuestas implícitas sobre el texto; una visual, en la que los conceptos se reforzaron a través de imágenes por medio de visualización, y una multimodal, con el uso de elementos de realidad virtual pensados en todos los canales sensoriales, “porque -dice- aprendemos a través de todos los sentidos”.
En paralelo, se aplicó un entrenamiento tradicional a un grupo de control, que al igual que el experimental, pasaron por una evaluación previa que arrojó perfiles lectores bastante similares entre ellos, en términos motivacionales y cognitivos asociados a pruebas de memoria de trabajo y otras funciones ejecutivas.
Los avances en los entrenamientos fueron analizados a través de mediciones de electrofisiología y de movimientos oculares en el Laboratorio de Neurociencia Cognitiva, creado y dirigido por la Dra. Urrutia en la Facultad de Educación.
Velocidad versus profundidad
De acuerdo a los resultados y las observaciones instrumentales, en términos cuantitativos, las prácticas que tuvieron mayor rendimiento en las y los estudiantes de la muestra de control fueron las de relectura y parafraseo (el sistema tradicional de entrenamiento); mientras que en el grupo experimental los mejores resultados se observaron en las estrategia verbal y visual.

“Lo que encontramos es que, con un método de comprensión lectora basada en las teorías corpóreas, esto es, inferencias visuales, verbales y multimodales, los estudiantes de educación superior tienen un mejor resultado en la comprensión lectora, en cuanto a la semántica; es decir, entienden mejor el significado en profundidad de los textos, puesto que son capaces de visualizar el modelo de situación del texto con su experiencia en el mundo”, cuenta.
En cambio, con un sistema tradicional basado en estrategias como relectura y parafraseo, las y los estudiantes mejoran su comprensión lectora, pero fundamentalmente en velocidad lectora.
“Un hallazgo importante es que después del entrenamiento lector, los estudiantes se daban cuenta de que se saltaban palabras y esto afecta para comprender mejor las ideas del texto. Si bien la velocidad lectora es parte de la ecuación de una mejor competencia en lectura, no constituye la ecuación completa; por tanto, la información no se procesa de manera tan profunda como ocurre en el método corpóreo, donde el cambio es a nivel más conceptual”, indica la investigadora.
Otro hallazgo de la investigación, también observada a través de las técnicas electrofisiológicas, está relacionado con el componente N400, “una señal neural que se dispara automáticamente en el cerebro cuando detecta alguna inconsistencia semántica”, explica.
Como ejemplo, la académica dice que en la frase “como pan con mantequilla y calcetines”, la prenda de ropa provoca un efecto inesperado en el lector “que desata este componente en el cerebro”.
La evocación de este potencial -agrega la especialista- se da en aspectos más sutiles también como en la diferencia entre un texto familiar y uno menos familiar, en creencias ideológicas o religiosas contrarias a las que las personan profesan, etc.
En este sentido, tras el entrenamiento tradicional, en el grupo control hubo una mayor amplitud del componente entre la primera medición y la segunda medición.
“Sin embargo, en el grupo de entrenamiento corpóreo, el resultado fue más semántico; tuvo un efecto mucho más profundo en el sentido de que los estudiantes a través del componente N400 detectaron que había diferencias entre un contexto familiar y contextos menos familiares y esto se expresó en sus ondas electrofisiológicas a través de este componente”.

“Esto es algo importante porque los procesos inferenciales de comprensión lectora implican esta distinción semántica más fina, entre un lenguaje implícito y uno explícito o entre lo que no dice el texto y yo puedo deducir de él”, asevera.
Carencias del sistema
La experiencia con esta nueva forma de entrenamiento lector es un avance en el conocimiento en torno a la comprensión lectora en el nivel universitario, un ámbito aún poco estudiado que, sin embargo, refleja las carencias del sistema educativo en general.
“Las estadísticas señalan que solo un 10% de los estudiantes universitarios logran entender bien un texto a nivel muy complejo; por lo tanto, el problema existe y por eso hay que abordarlo”, acota la docente.
Y eso lo ha observado a lo largo de distintos proyectos en esta materia. “En un curso de 30 estudiantes, solo dos o tres son buenos lectores”, comenta, a la vez que expone una de las dificultades que afectan a los jóvenes al avanzar hacia la universidad.
“Los universitarios pasan a un nivel mayor y se enfrentan con el uso de otro tipo de texto, como el argumentativo o el expositivo, que no es el característico de la enseñanza media, donde prima lo narrativo”, dice.
El problema, argumenta, es que normalmente la responsabilidad de la comprensión lectora se le atribuye al profesor de Lenguaje, donde incluso -advierte- existe poca mediación lectora.
Las demandas hacia los docentes de Lenguaje son excesivas porque el desarrollo de la comprensión lectora es una competencia que debe desarrollarse de manera transversal.
“Finalmente, la lectura está presente en todas las áreas, en la científica, las históricas, en la divulgación; entonces llegamos al nivel universitario, donde se supone que los estudiantes saben leer bien, comprenden lo que leen; pero la realidad dista bastante de eso”, dice la Dra. Urrutia.

“No entender bien un texto influye en el aprendizaje y la consecuencia, muchas veces es la deserción”, sentencia, señalando que se trata de una realidad no solo en las especialidades en pedagogía, sino que es transversal a todas las carreras universitarias.
Apoyar la lectura
Para la académica, es importante que existan talleres de comprensión lectora o actividades que promuevan el interés por la lectura, como las que se dan por ejemplo para el Día del Libro, pero de forma permanente.
Por otro lado, considera que a través de las evaluaciones es posible estimular más la comprensión lectora, con preguntas no solo de alternativa, sino que impliquen la escritura en certámenes.
“Esto también ayuda a desarrollar las habilidades de comprensión lectora y las comunicativas que están presentes en el Modelo Educativo UdeC. Esto es algo que todos debíamos intentar implementar en el aula, independiente de nuestra área de desarrollo”.
En la actualidad, el grupo de trabajo de la Dra. Urrutia está impartiendo dos asignaturas complementarias, una para carreras de Educación y otra abierta a otras especialidades para reforzar la comprensión lectora en diferentes carreras universitarias.
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