La lectura en la era digital enfrenta un escenario complejo. Aunque las niñas, niños y adolescentes siguen interesados en historias y contenidos, el uso intensivo de dispositivos móviles y la imposición de textos escolares han cambiado su relación con los libros.
La Encuesta de Percepción de la Lectura, realizada por el Ministerio de Educación en 2021, evidenció que los jóvenes muestran un desinterés por los libros impuestos en los colegios y liceos. “Se puede observar que a ellos les gusta, pero habitualmente se sienten obligados a interactuar con un tipo de literatura que es determinado sin su participación”, indicó el estudio.
Ante este escenario, especialistas de la Universidad de Concepción advirtieron que fomentar el gusto y comprensión de textos requiere el apoyo de las familias y del sistema educativo. Este hábito en adolescentes no solo ofrece beneficios académicos, sino que también de comprensión, desarrollo social y fortalecimiento del pensamiento crítico.
La académica del Departamento de Currículum e Instrucción de la Facultad de Educación de la UdeC, Dra. Mabel Urrutia Martínez, expresó que “existe una necesidad de diversificar las estrategias pedagógicas para abordar la lectura (…) A la mayoría de los estudiantes les gusta explorar distintos tipos de textos, pero se observa una marcada distancia entre lo que disfrutan y lo que deben leer en el colegio o liceo”.
Por otro lado, aun cuando las y los jóvenes muestran interés por la literatura, el profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Concepción, Dr. Gamal Cerda Etchepare, aseguró que las personas, en general, leen de manera diferente.
“Yo creo que hoy se lee de otra forma. El texto impreso, el formato que habitualmente utilizábamos, ha sido en gran medida desestimado por los estudiantes. Sin embargo, se están acercando a otras manifestaciones literarias o textuales”, sostuvo.
Los retos de la lectura en la era digital
Actualmente, el interés por los textos en el país enfrenta una serie de desafíos. La Dra. Mabel Urrutia identificó tres como los más relevantes: aumentar las iniciativas que promuevan el hábito de leer en los jóvenes; capacitar a docentes y alumnos en estrategias de comprensión; e incorporar y entender la lectura digital.
Igualmente, esta actividad se ha visto amenazada por el acceso a los celulares, ya que muchas veces las personas prefieren navegar en internet antes que leer. Este hecho trae consecuencias significativas.
“El problema de hoy es que las niñas, niños y adolescentes, así como la población en general, leen poco texto extenso y no lo hacen de manera que lo entiendan, sino que están acostumbrados a mensajes breves y, además, no filtran adecuadamente la información”, destacó el profesor.
“El desempeño de las y los estudiantes en este formato (digital) suele ser menos eficiente, ya que requiere de estrategias distintas. La hipertextualidad y los constantes cambios de foco de atención hacen que su comprensión sea más compleja, por lo que es vital que los programas educativos las aborden de manera específica”, explicó la Dra. Mabel Urrutia.
A pesar de todo, el buen uso de la tecnología puede ser beneficioso y complementario. La combinación de audio, imágenes y movimiento resulta atractiva para fomentar este hábito en la infancia. “Los audiolibros, así como los libros con texturas o de materiales resistentes, ayudan a los bebés a familiarizarse con su forma, peso y existencia”, agregó la académica de la Facultad de Educación.
El rol los centros educativos y los padres
“En la práctica, los libros se presentan como un requerimiento específico de carácter curricular, pero no como una competencia deseable. Por ello, se termina imponiendo (…) Las y los profesores tienden a pensar que la lectura está determinada por el contenido y lo disciplinario, y no por el gusto de leer”, profundizó el Dr. Gamal Cerda.
La Dra. Mabel Urrutia destacó que “la familia es un modelo social a seguir por los niños y niñas”. Por ello, es importante que los adultos lean con regularidad, de modo que esta conducta influya directamente en los más pequeños.
“La lectura compartida con los padres es una práctica fundamental para el fomento lector, no solo porque potencia los hábitos, sino también por el vínculo afectivo que se establece, generando seguridad y conexión entre las habilidades cognitivas y el disfrute de leer”, enfatizó la académica del Departamento de Curriculum e Instrucción UdeC.
Ambos especialistas coincidieron en que se deberían crear más talleres que combinen la motivación para leer con el progreso de la comprensión lectora. De esta forma, los jóvenes podrán potenciar sus capacidades, lo que impactará en su desempeño académico y contribuirá a su desarrollo laboral y social.
“En definitiva, la lectura propicia la mejora de habilidades esenciales para el siglo XXI, como el pensamiento crítico y la capacidad de formar una opinión propia, lo que fortalece la participación activa en la sociedad”, puntualizó la Dra. Mabel Urrutia.