Japón distingue a exalumno UdeC con Orden del Sol Naciente
Crédito: Cedida | Luis con su esposa Naomi
Se trata del exalumno de Biología Marina de la UdeC Luis Pastene Pérez, quien fue incluido en la lista de extranjeros distinguidos con la Orden del Sol Naciente, Rayos de Oro. El destacado investigador se declara”un orgulloso hijo de la UdeC, agradecido de muchos amigos y profesores con quienes compartí actividades académicas, políticas y sociales”.
El exalumno de Biología Marina de la UdeC, Luis Pastene Pérez, fue incluido en la lista de extranjeros distinguidos con la Orden del Sol Naciente, Rayos de Oro, por sus aportes a la promoción en ese país de políticas en el campo de los recursos vivos marinos a través de la cooperación en investigación científica.
El anuncio de la nómina de condecorados fue hecho por el gabinete de gobierno el 29 de abril, como cada año, en el día que se recuerda el nacimiento del emperador Showa, nombre póstumo de Hiroito (1901-1989).
El Dr. Pastene reside hace 35 años en el país nipón, al que llegó en 1985 para realizar sus estudios de magíster y doctorado en la Universidad de Tokio, especializándose en genética poblacional de ballenas de barba. Su trayectoria científica lo llevó a convertirse en representante de Japón en los Comités Cientificos de la Comisión Ballenera Internacional y de la Comisión para la Conservación de Recursos Marinos Vivos Antárticos. Actualmente es jefe de Ciencias del Instituto de Investigación de Cetáceos de Japón, donde lidera el grupo de biología molecular.
Desde 2008 integra el Consejo Asesor de Expertos Internacionales de Fundación Cequa (Punta Arenas), donde apoya los trabajos del Laboratorio de Mamíferos Marinos de la Línea de Ecología de Ecosistemas Acuáticos.
Su relación con el mar la remonta a los veranos que pasaba con su familia en Horcón.
“Siempre me interesó el mar y la fauna marina”, dice, reconociendo que su visión original del océano y los animales que lo pueblan era más bien romántica. “Luego entendí que muchos recursos del mar son utilizados por el hombre y que es necesario conservarlos para las nuevas generaciones. También entendí que la investigación científica es fundamental para la elaboración de políticas de conservación y utilización racional de los recursos”, cuenta.
La UdeC
El Dr. Pastene llegó desde Calera a la UdeC en 1976 para estudiar biología marina, una carrera que en esos años dictaban pocas universidades. “En el periodo en que me tocó estudiar, la carrera tenía un programa de estudios bastante completo, que iba más allá del puro aspecto técnico; estaba diseñado para formar un profesional más completo, capaz de ver su profesión y su trabajo futuro desde un punto de vista más amplio y ético”, señala.
Eran los primeros años de la dictadura militar “y para nosotros era una obligación estudiar, y tratar de ser buenos estudiantes, además de desarrollar y participar de actividades y acciones para acabar con esa dictadura y sentar las bases para una sociedad mejor y más justa. Al mismo tiempo luchábamos porque la educación integral que entregaba la Universidad (antes de este período) se mantuviera. Fueron tiempos duros porque debíamos estudiar y al mismo tiempo desarrollar el trabajo político. Pero a pesar de esos tiempos duros, fuimos generaciones alegres y de mucha solidaridad”.
En su reflexión, considera que “a la larga esa formación integral se ha visto reflejada en un mejor desempeño al momento de enfrentar temas biológicos que están insertos en complejos ámbitos políticos, sociales económicos e históricos”.
De esa formación, también rememora la estadía en Dichato en los últimos años de la carrera, particularmente por la relación que se generaba entre estudiantes y los habitantes de la localidad, entre ellos los pescadores artesanales. “Es otra de las experiencias de esos años que ha quedado grabada en mí y estoy seguro que en muchos compañeros de esas generaciones”.
– ¿Cómo llega a interesarse en el estudio de las ballenas?
– Hay varios eventos que motivaron mi interés en el estudio de las ballenas. Primero el desarrollo de mi tesis de grado sobre ballenas, motivado por el profesor Víctor Ariel Gallardo. En ese tiempo nos acercamos a la Compañía Ballenera Macaya que tenía su oficina en San Vicente y una planta terrestre en Chome. Nuestra intención era tener acceso a muestras biológicas de los animales cazados y así poder hacer estudios; algo así como un laboratorio muy cerca de la Universidad.
A pesar de que el período de relación con la compañía fue corto —hasta 1983, cuando Chile decide abandonar la caza de ballenas, año de data del último ejemplar capturado por la empresa y que está en la entrada de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas— Pastene afirma que se hicieron varios estudios biológicos relevantes y que hubo acceso a información relevante para estudios de la historia ballenera en Chile.
“Otro aspecto que motivó mi interés por los cetáceos fue un viaje que realicé a una reunión sobre reproducción de cetáceos en Estados Unidos, cuando todavía era un tesista”, recuerda.
También tuvo la oportunidad de participar en los cruceros de avistamiento de cetáceos en la Antártica que organizaba el Comité Científico de la Comisión Ballenera (programa IWC-IDCR).
“Fue una experiencia enriquecedora, que motivó aun más mi interés por estos animales. Ya en Japón me especialicé en la genética poblacional de ballenas de barba, usando marcadores genéticos mitocondriales y nucleares para estudiar la filogenia de las diferentes especies de ballena y también la identificación de poblaciones dentro de una especie”.
– Japón genera controversia en su relación con las ballenas, por la defensa de la caza con fines de investigación. ¿Qué dice usted de ello? En una conferencia, indicó que estas cazas han sido un aporte al conocimiento, pero también señalaba que es necesario avanzar hacia técnicas no invasivas para seguir estudiándolas.
– Hay que aclarar que Japón puso fin a sus programas de caza científica en junio de 2019. Al mismo tiempo, reinició la caza con fines comerciales en su Zona Económica Exclusiva, muy similar a lo que hace Noruega e Islandia. Mi opinión es que las muestras y datos obtenidos por la caza científica en una misma área de la Antártica y del Pacifico Norte Occidental, por muchos años, constituye un set valiosísimo y único que ha contribuido a importantes estudios, que también servirán en el futuro. Hubo una preocupación legítima de si ese tipo de caza pudo causar problemas de conservación. El Comité Científico de la CBI concluyó que no hay problemas de conservación. En realidad, los animales cazados fueron muy bajos en relación a la abundancia. Como un ejemplo, la abundancia de la ballena minke Antártica es de más de 500.000 animales y la caza era de alrededor 300 al año.”
En ese sentido, Pastene destaca que «los colegas japoneses consideraron importante la evaluación de nuevas técnicas no letales que podrían proveer esa información en el futuro. Hay análisis que pueden ser realizados usando muestras de biopsias, obtenidas con un dardo sin matar al animal. Esos métodos necesitan ser afinados y los estudios de factibilidad continúan”.
“Ya no hay caza científica de ballenas. En su reemplazo, Japón ha iniciado programas de investigación no letales tanto en la Antártica y el Pacífico Norte Occidental, como avistamientos para estimar la abundancia, biopsias para análisis genéticos sobre estructura de los stocks; foto-identificación y marcaje satelital para estudios de distribución y movimientos, además de prospecciones oceanográficas para estudiar el ambiente en que viven”, complementa.
Cabe mencionar que, normalmente, las condecoraciones se entregan en una ceremonia en el Palacio Imperial el 15 de mayo, pero en esta ocasión el acto fue suspendido por la pandemia del Covid 19, dice el investigador, quien se declara”un orgulloso hijo de la UdeC y agradecido de muchos amigos y profesores con quien compartí actividades académicas, políticas y sociales”.
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