Crédito: Archivo
Esta es una reflexión respecto a tres ideas que no asimilé cuando fui alumno en la universidad, pero que decantaron y pude madurar con el tiempo.
La Universidad de Concepción es una de las mejores universidades de Latinoamérica y posee una de las mejores facultades de Ingeniería de Chile. Esta facultad fue reconocida por CORFO como la mejor Facultad de Ingeniería de Chile hace unos pocos años. Por eso, les quiero pedir que nunca dejen de estar orgullosos de su universidad, de su facultad, y que recuerden con orgullo que son parte de una elite profesional que mueve a este país.
Lo segundo que quiero recomendarles es que disfruten la ingeniería toda su vida. Que la vean en lo que hacen, que siempre les entretenga, que les apasione, y que les ayude en cualquier trabajo que hagan. Sí, en cualquier trabajo… comprendí que la educación es un valor en sí misma y no debería depender (tanto) del mundo laboral, la educación no es solo una inversión para el futuro. Ustedes van a ser toda la vida ingenieros e ingenieras, algunos, quizás la mayoría, va a trabajar en ingeniería, otros en negocios, otros en educación, otros en su casa, para otros la pasión será su familia, algunos querrán ser deportistas, artistas o viajeros. Pero siempre van a ser ingenieros e ingenieras.
Conversando con un ingeniero de 80 años, ingeniero eléctrico, me preguntó por qué yo había estudiado ingeniería. Le dije que había leído un libro de Julio Verne que se llama La Isla Misteriosa. Me respondió que él había estudiado ingeniería exactamente por la misma razón (50 años antes). Estudió, porque vio en ese ingeniero de Verne una pasión desmedida por las ciencias de las ingenierías y una capacidad inverosímil para resolver problemas con ingenio. Los invito a ser ese ingeniero de Verne… en realidad los invito a leer el libro si no lo han hecho aún.
Por último, quiero hablarles de la ética profesional. El título que hoy reciben se ve reflejado en un trabajo bien hecho, en la búsqueda constante de la objetividad y de la mejor solución técnicamente correcta. Esa es la forma en que los ingenieros demostramos y buscamos la justicia. En Canadá, hace cerca de 100 años, hubo un puente que se cayó por un mal diseño y una mala construcción, fue una tragedia con pérdidas humanas. Hoy en Canadá, los graduados de ingeniería reciben un anillo que debe ir en el dedo meñique de la mano hábil.
Se quiere creer que estos anillos están hechos con el metal fundido de las ruinas de ese puente, lo que le da un simbolismo muy profundo. Porque ese anillo pasa a estar en cada acción que uno realiza como profesional, como firmar un documento técnico, un plano, un estudio, una propuesta. Refleja la carga y responsabilidad que tenemos como profesionales con nuestra profesión, independiente de la especialidad que hayamos elegido.
Columnista
José Oliveros Romero
Profesor asistente y jefe de Carrera
Ingeniería Civil Industrial
Universidad de Concepción
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