Crédito: Basket UdeC
Alcanzó a jugar profesionalmente en Petrox. Con una vida deportiva mucho más ligada al amateurismo, está aprovechando su oportunidad como el segundo asistente de Cipriano Núñez, head coach de Basket UdeC.
Héctor Patricio Fernández Díaz nació el 3 de marzo de 1976 en Puerto Natales, capital de la provincia de Última Esperanza, región de Magallanes y de la Antártica Chilena.
Empezó a jugar básquetbol a los cuatro años, ya que sus padres eran concesionarios de un club deportivo en Puerto Natales. Tanto ellos como sus abuelos jugaron básquetbol, y su hermano César tuvo un paso por Arturo Fernández Vial hace un par de años. Una familia completa ligada al deporte.
“En Puerto Natales hice todas mis series menores hasta los 12 años; posteriormente me fui a jugar a Punta Arenas, por la Universidad de Magallanes. Ahí estuve hasta los 16 años; después nos vinimos con mi familia a Concepción el año 1992. Jugué un Nacional de Básquetbol por Punta Arenas en Vallenar y ahí conocí a algunos integrantes de la selección de Concepción, como Rodrigo Zúñiga, con quien forjé una gran amistad. Le conté que mis papás serían trasladados laboralmente a Concepción y él me invitó a Petrox, donde llegué a principios de 1993”, recuerda.
Con la copa de subcampeón de la LNF / DirCom
Acá era todo distinto. Y para bien. Jugó tres veces el Campioni del Domani, acumulando un título, un subcampeonato y un quinto lugar. En esos años coincidió con su amigo Rodrigo, con Galo Lara y con los hermanos Sáez —Lino y Patrick—, el primero, padre de Lino Sáez Ramírez, estudiante de Derecho UdeC e integrante de Basket UdeC.
En sus años en las divisiones menores de Petrox fue dirigido por Jaime Castillo. Rafael Oyarzún lo subió al equipo profesional el año 1995, estando presente por dos temporadas, donde también fue DT Juan Morales. El base y escolta fue parte del plantel que perdió la final (4-2) de la Dimayor 1996 ante Colo Colo.
“Mi sueño era llegar a ser profesional, así que dije ‘objetivo cumplido’ y me puse a estudiar, recibiéndome de topógrafo. Seguí jugando a nivel amateur, primero por el Club Deportivo Volga de Talcahuano, hasta que el año 2002 recibo un llamado de la gente de Español de Punta Arenas. Me ofrecían trabajo y a la vez que jugara por ellos, dado que querían hacer un equipo competitivo. Me fui al año siguiente, se suponía que era un año. Me terminé quedando hasta el 2019”, apunta.
Nexo con el head coach de Basket UdeC
Estando en Punta Arenas empezó a tener contacto con Cipriano Núñez. El DT dirigió equipos senior allá, conduciendo al elenco llamado Porvenir, donde coincidió con Patricio y lograron campeonar.
En la ventana de Buenos Aires de la BCLA / Basket UdeC
“Decidí que quería volver a Concepción. Llegué antes del estallido social, venía con trabajo acá, pero por ese tema no pude seguir y ahí quedé sin trabajo. El contacto con Cipriano se mantuvo. Yo quería dirigir, siempre lo tuve claro. La primera vez que dirigí fue a la selección de Concepción el año 1996, cuando era jugador de Petrox. Jaime Castillo, el entrenador oficial, no pudo viajar así que me encomendaron la misión. Fuimos y salimos campeones. En la dirección me perfeccioné en Chile con un par de cursos, hice los tres niveles de básquetbol, pero me falta el paso que es salir a perfeccionarme fuera del país”, relata.
Ya en Concepción, Patricio estuvo trabajando en divisiones formativas de dos clubes hasta que llegó su momento. “Cipriano me envía un mensaje pidiéndome algunos documentos. Fue un sueño hecho realidad, llegar a un equipo campeón, que está consolidado a nivel basquetbolístico. Mi llegada fue al básquetbol femenino, que me encanta y donde he dirigido mucho. Soy el segundo asistente en Basket UdeC, y para mí es un aprendizaje constante, completamente distinto a mi realidad en el deporte amateur, hay una diferencia estratosférica. Soy un agradecido de Cipriano, él confió en mí y gracias a él estoy acá”, concluye.
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