Crédito: LNB
El escolta, quien es el mayor anotador en la historia de la Liga Nacional de Básquetbol, ha logrado estirar su exitosa carrera gracias a una vida sana, pensada y enfocada en su trabajo. Este 2022 cumple 40 años y se encuentra con un excelente ritmo de juego.
El 20 de diciembre de 2014, el Gimnasio Fiscal de Ancud fue testigo de dos hechos anormales en un partido de básquetbol. Primero, que el encuentro se extendiera a tres tiempos extra, terminando con una victoria de los locales frente a Basket UdeC por 126 a 120.
Segundo, que el escolta Evandro Arteaga Fuentes anotara la increíble suma de 58 puntos, el récord de su carrera profesional y uno de los registros más altos en la historia del básquetbol chileno en todas sus épocas.
Evandro Arteaga nació el 13 de octubre de 1982 en Concepción. Cuenta que descubrió el básquetbol de la mano de su papá y hermano, cuando iban a ver a Naval de Talcahuano a fines de la década de los ochenta. Ese Naval que contaba con figuras de la talla de Mack Hilton, Daniel Viafora y el actual DT de Basket UdeC, Cipriano Núñez Sepúlveda, entre otros.
“Ahí fui un par de veces a la Casa del Deporte. Después, mi padre hizo una escuela de básquetbol en el barrio y ahí comencé a entrenar. Luego me fui a Huachipato. Mi inicio como profesional fue en Petrox el año 1999. Una excelente experiencia con grandes jugadores a nivel nacional. Tenía 16 años, fue muy bonito empezar a jugar con los adultos, hecho que llegó como consecuencia de destacar en las series inferiores”, comenta el escolta.
Justamente en las divisiones menores fue nominado a preselecciones nacionales juveniles y ahí empezó a sobresalir en su categoría. Luego de esa experiencia, un par de años después rindió la Prueba de Aptitud Académica e ingresó a la carrera de Ingeniería Comercial en la Universidad de Concepción, con la intención de jugar los torneos universitarios, pero poco a poco se fue ganando un espacio en el equipo estelar que disputaba la Dimayor.
Toda una vida en Basket UdeC y en el Campus Concepción
Evandro expresa que ha tenido una carrera larga y bonita en la Universidad de Concepción, tanto a nivel universitario, donde jugó seis nacionales ganando cuatro de ellos; como de manera profesional, donde se consagró en varios torneos, pudiendo así jugar campeonatos internacionales, ligas sudamericanas, etc. También una temporada fue reconocido como el mejor basquetbolista del país.
Arteaga en el año 2005 / Archivo
El año 2015 se produjo su salida a Colo-Colo, para luego recalar en Ancud y en Leones de Quilpué. En enero de 2021 fue presentado nuevamente en el Club Deportivo Universidad de Concepción, originalmente para reforzar el plantel con miras a la Basketball Champions League Americas. Pero el vínculo se extendió hasta el día de hoy.
Muchos recuerdan el triple de Diego Silva para llegar al tiempo extra o el definitivo triple de Carlos Lauler para sentenciar la primera corona de Basket UdeC en la LNB. Pero en ese partido crucial, Evandro Arteaga fue, junto con Silva, el mayor anotador de los penquistas. Y hace un par de días escoltó a Arnold Louis en la tabla de artilleros en la victoria ante CD Castro, lo que habla de su longevidad.
Sobre su proceso como estudiante de ingeniería comercial, revela que “al comienzo me costó un poco por el tema de los entrenamientos; a veces tenía que irme de gira con la selección nacional por un mes, un mes y medio, por lo mismo, varias veces congelé. Era imposible. Había semestres completos que tenía que viajar todas las semanas como preparación para competir en torneos internacionales con la selección”, recuerda.
Retomó de forma más estable su carrera el año 2008 y ahí encontró un muy buen grupo de amigos y amigas, con quienes estableció un fuerte lazo. “Muchas veces llegaba después de entrenar, me llevaba algo para comer y estudiábamos toda la noche cuando había certámenes y/o exámenes importantes. Fue un apoyo tremendo encontrar ese grupo de amigos y amigas, a quienes les tengo mucho cariño. De repente conversamos, mantenemos el contacto, están en distintas ciudades del país trabajando”, añade Arteaga, quien menciona con especial cariño a Víctor, Eve y Mati.
Las razones por las que sigue
No es fácil seguir en la competencia a la edad que tiene Evandro. Pero basta verlo entrenar para ir encontrando respuestas. A lo que suma un par de datos interesantes. Cree que la longevidad deportiva tiene que ver con el estilo de vida. “A temprana edad, desde que descubrí el básquetbol, supe que esa sería mi vida; he estado ligado a esto desde siempre. Toda mi vida entrené, me cuidé y me alimenté para poder alargar lo más posible mi carrera”, sostiene.
Evandro en la Casa del Deporte / Carolina Echagüe
Si bien reconoce que hay días en los que anda un poco más agotado, porque además debe cumplir con su rol de padre, siempre llega bien físicamente para cuando le toca jugar un partido. “A veces dosifico un día para poder llegar bien al fin de semana”, apunta.
Está consciente que Basket UdeC tiene un equipazo, pero va con calma. “Nunca trato de proyectarme a largo plazo, sino que pienso que el partido que viene hay que ganarlo y la sumatoria de eso te va a ir llevando al lugar que corresponde en la competencia. Espero que andemos lo mejor posible, tenemos un tremendo equipo, todos juegan muy bien, tienen muchas condiciones y estamos engranando de manera óptima”, afirma.
Por último, llegamos a lo más importante para él: su familia. “Es un pilar fundamental. Llegar a mi casa a estar con mi mujer, con mis hijas, ese amor que uno va descubriendo como papá o como protector de la familia, para mí es muy enriquecedor. Mi señora —Ellen Figueroa Parra, jugadora de Basket UdeC— también jugó desde siempre, en juveniles fue seleccionada nacional. Hay una cultura de básquetbol detrás de las dos familias —su suegro, Sandro Figueroa, también fue seleccionado nacional de baloncesto—, lo que es algo bonito. Las familias se llevan muy bien. Es totalmente grato el querer llegar a tu casa siempre”, concluye el histórico jugador del Club Deportivo Universidad de Concepción.
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