Crédito: LNB
El pívot tomecino, de notorio progreso durante la temporada 2021, espera los resultados de las postulaciones para ingresar como estudiante de Pedagogía en Educación Física a la Universidad de Concepción.
El 4 de septiembre de 2002 nació Andrés Domínguez Domínguez. Con 2.11 m de estatura, es uno de los jugadores más altos en la historia de la Liga Nacional de Básquetbol. Aunque su padre y su madre son altos para el promedio nacional (1.85 y 1.75, respectivamente), Andrés rompió con todos los moldes.
Ahora es una ventaja contar con esa altura, sobre todo en la actividad a la que se dedica, pero debió someterse a varios exámenes para descartar gigantismo. En su infancia, el fútbol y la natación ocuparon los primeros intentos de Andrés en el deporte.
El profesor Saavedra, que comenta como anécdota que nunca recuerda su nombre, lo vio en quinto básico al buscar niños para un taller de básquetbol y ahí empezó el idilio de Andrés con el deporte cestero, empezando al poco tiempo a ser ya un jugador federado y a participar en el Club Deportivo Escolar Tomé.
Destacadas actuaciones en torneos infantiles llamaron la atención de Emiliano Cucchetti, formador argentino de largo paso en el sur de Chile, quien lo vio y no dudó en llevárselo a Ancud para que Andrés jugase en la Liga Saesa sub-17.
“Llegué a Ancud el año 2018, donde también entrenaba con el equipo adulto, pero no podía jugar en partidos oficiales con ellos debido al reglamento de ese momento, que no permitía jugadores nacidos luego del año 2001”, recuerda.
Añade que una vez que ya pudo jugar por la Liga Saesa adulta, en playoffs se enfrentaron ante Valdivia. “Tuve un buen rendimiento, terminé siendo el juvenil con más minutos; esos playoffs los jugué de titular y realicé actuaciones destacadas”, rememora.
Andrés en la sub-17 de Chile / Basket UdeC
Gracias a esa actuación llegó el llamado de Juan Manuel Córdoba para jugar la Liga Nacional de Básquetbol por el que, hasta ese momento, era el campeón vigente: el Club Deportivo Valdivia.
El histriónico DT argentino había puesto la mirada sobre el espigado pívot tomecino. Era un sueño hecho realidad para Andrés su llegada al profesionalismo, a la LNB. Todo parecía fluir, pero lamentablemente para sus intereses, y para millones de personas en el mundo que vieron modificados sus planes, llegó la pandemia de covid-19.
El poco tiempo que alcanzó a estar en el CDV lo recuerda con cariño. “Fue todo súper positivo, la gente, los lugares donde estuve y en los que me tocó vivir. Viví en medio de un gran compañerismo, éramos muy unidos, nos juntábamos a jugar play station y los asados eran frecuentes. La mayoría éramos de afuera, por lo que tratábamos siempre de apoyarnos”, apunta Domínguez.
Cómo se da su llegada a la UdeC
A temprana edad, Andrés tuvo que dejar su casa persiguiendo un sueño. Ya estando en Ancud recibió noticias de un interés del Club Deportivo Universidad de Concepción por contar con sus servicios. Pero él estaba en tercero medio. Ya al salir de cuarto medio, llegó el llamado formal de Cipriano Núñez y de Basket UdeC.
“Para mí siempre fue un sueño jugar en el Club Deportivo Universidad de Concepción. Soy de Tomé, crecí viendo jugar a Basket UdeC, siempre fue un club con historia, puntero de las competencias, siempre estaba en los primeros lugares. Después de haber estado casi tres años lejos de mi casa por el básquetbol, esta fue la oportunidad de volver y no tuve ni que pensarlo”, explica.
En la sesión de la BCLA / DirCom
“Además, creo que la Universidad de Concepción es uno de los pocos clubes en Chile que se puede llamar profesional: es una tremenda institución, con grandes dirigentes. Hacen muy bien las cosas en todo sentido”, manifiesta. Así fue como a principios de diciembre de 2020 se dio su llegada a la Casa del Deporte.
Solo buenas noticias
2021, al igual que para todo el plantel de Basket UdeC, fue un año soñado. “Haber estado en cuatro finales, poder competir en cada partido, ser campeones de Chile, es impagable. En la Liga Nacional de Básquetbol nuestra campaña fue buenísima, todo soñado por donde se le mire; por mi parte, toda la temporada significó mucho crecimiento, mucha experiencia”, comenta.
“Pude jugar con tremendos referentes como Eduardo Marechal, Evandro Arteaga, Diego Silva, Carlos Lauler, que ya no está, Rodrigo Madera, Carlos Milano y con todos en general. Con Lino nos conocíamos de las selecciones menores, con Sebastián Carrasco lo mismo, es muy positivo reencontrarme con ellos, al igual que con Juan Pablo Alvarado y Michael Rivera”, cuenta.
Por segunda vez dio la prueba para ingresar a la Universidad de Concepcion, y lo más probable es que por el puntaje de corte anterior haya quedado. “Si Dios quiere empezaré a estudiar”, dice.
“A nivel deportivo, este 2022 será para seguir creciendo, para consolidarme dentro de un plantel de jugadores experimentados. Ojalá que sea un año positivo. Somos súper unidos, con la llegada de los refuerzos, que son súper buenos jugadores y personas y que llevan un tiempo junto a nosotros, esperamos acoplarnos de la mejor manera y que sea un súper año en cuanto a títulos, rendimiento y que sigamos creciendo como equipo, como jugadores y como club”, concluye Domínguez.
- Compartir
- Compartir
Noticias relacionadas
Reportajes