El proceso de recuperación de Rodrigo Madera Cirio, pívot de Basket UdeC
Crédito: Archivo
El deportista fue operado exitosamente el 22 de marzo, ocasión en la que se le extrajo un tumor de casi dos kilos de peso desde uno de sus muslos. El contacto con sus compañeros es diario y su buen humor se mantiene intacto.
Los deportistas se transforman al entrar a la cancha. Una frase hecha que seguirá presente en el tiempo, porque en muchos casos se da de esa manera. Es el caso de Rodrigo Madera Cirio, pívot de Basket UdeC, que dentro de la cancha es un recio número 5 que impone respeto bajo el aro.
Ya fuera de la cancha encontramos a un hombre muy afable y con un gran sentido del humor. Con un complejo diagnóstico médico a raíz de una lesión de la cual no se recuperaba, el deportista jamás perdió su optimismo, algo que los especialistas consideran clave.
Después de pasar por 25 sesiones de radioterapia —cinco semanas completas de lunes a viernes— en la Clínica IRAM, con la supervisión del doctor Sebastián Solé, el jugador del CD UdeC cuenta que aquellas semanas, dentro de todo, fueron buenas.
“Quizás la segunda y la cuarta semana fueron un poco más complicadas, porque uno en la radioterapia no siente nada, pero el cansancio del cuerpo sí se siente. En esas semanas pasé durmiendo casi el día entero. Incluso una noche salí a cenar con mi señora y me quedé dormido esperando que llegara el plato”, cuenta entre risas.
Finalmente se operó el 22 de marzo. “Se logró sacar un tumor que pesó alrededor de 1,700 kg más 300 g de músculo. De ahí se mandó el tumor a biopsia y el resultado lo supe la semana pasada: todos los bordes libres, eso quiere decir que ya no queda nada del tumor dentro del muslo y que la radioterapia fue exitosa. Usualmente el tumor queda con entre 30 y 40% de necrosis, pero en mi caso estaba sobre el 80%, lo cual facilitó también la operación para extirparlo”, explica.
Por el tamaño del tumor y del músculo que se sacó fue acumulando mucho líquido. En cada drenaje le sacaban más de un litro de líquido, por lo que se decidió hacer una terapia VAC, donde le abrieron la zona de la operación. “Es una sonda en la cual por un lado te ponen una esponja que va por dentro de la piel y por el otro lado tiene un aparato que funciona como si fuera una aspiradora. Todo el líquido que va saliendo se va drenando de inmediato y eso ayuda a que se acelere el proceso de cicatrización”, detalla el pívot.
Rodrigo visitado por sus compañeros en una ida a Santiago hace un par de semanas / Basket UdeC
En un par de días debe ir a revisión para ver el avance, pero su optimismo es a toda prueba. “Gracias a Dios, desde la operación no he tenido que usar bastón, camino lento, pero sin ayuda. Los especialistas no podían creer mi buen ánimo, hasta el doctor quedó cansado con el tamaño del tumor que tuvo que extirpar”, expresa.
Está ansioso por dar el paso siguiente, que es la rehabilitación. “Estoy con ejercicio isométrico para ir fortaleciendo un poco el músculo, pero nada con peso. Creí que iba a estar menos tiempo en Santiago, pero hay que poner el pecho a las balas, porque si de esta no se sale al 100%, capaz que después tenga que regresar acá, así que estamos con paciencia con la recuperación todavía”, afirma.
Sus compañeros jamás lo han dejado solo. “Me escriben todos los días. Veo los partidos y les escribo de vuelta, a veces cosas no tan amorosas como el fin de semana pasado —doble derrota en Chiloé—, cuenta muy risueño. Pero mejor que pase ahora y no en playoffs”, cierra el pívot, uno de los artífices del primer título de la Liga Nacional de Básquetbol del CD UdeC.
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