Dr. Cristián Hernández asume dirección del Departamento de Zoología UdeC

El Dr. Cristián Hernández Ulloa es el nuevo Director del Departamento de Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas (FCNO) de la Universidad de Concepción. El académico asumió sus funciones el pasado 4 de julio en reemplazo del Dr. Luis Parra, quien inició funciones como Subdirector de Postgrado en la casa de estudios.

Hernández es Doctor en Ciencias Biológicas, mención Ecología por la Pontificia Universidad Católica de Chile (2004). Su trabajo investigativo se ha centrado principalmente en la Macroecología, Biogeografía y Evolución.

Hasta antes de asumir la dirección del Departamento, el Dr. Hernández se había desempeñado como Director del Programa de Doctorado en Sistemática y Biodiversidad; Presidente del Comité de Postgrado de la FCNO y como Director del Laboratorio de Ecología Evolutiva y Filoinformática del Departamento de Zoología en la misma Facultad.

También es parte del grupo de evaluación Biología 1 de ANID y es par evaluador de postgrado de la CNA. Como parte de sus méritos académicos, el académico recibió el reconocimiento como miembro del programa Ciencia de Frontera de la Academia Chilena de Ciencias, durante el periodo 2012-2014.

“Asumir este cargo es una oportunidad para contribuir desde mis capacidades y experiencia académica al crecimiento y desarrollo continuo del Departamento de Zoología. Sin duda, este es un proceso continuo que depende del grupo de académicos/as que conforman el Departamento y las capacidades individuales integradas para generar nuevo conocimiento como la base de la actividad universitaria que desempeñamos. Es justo desde la investigación que nos diferencia de otros grupos que se puede desarrollar la formación de lideres en pre y postgrado, así como contribuir a la comunidad científica en general”, mencionó.

– ¿Cómo ve usted al Departamento de Zoología hoy en día, cuánto ha avanzado y cuánto falta por avanzar?

“Hoy tenemos un Departamento de Zoología renovado, con un grupo humano de académicos mayoritariamente jóvenes, productivos y con ideas geniales que dirigen su actividad académica. Es muy motivante formar parte de un Departamento que a través de los años ha mejorado ostensiblemente en su capacidad de generación de nuevo conocimiento, en el cual se pueden discutir ideas y apoyarse mutuamente desde nuestras capacidades individuales. Veo con mucho optimismo todo lo que podríamos hacer y, lo que falta por avanzar lo definirán las nuevas preguntas científicas e hipótesis que los académicos emprendan resolver. Obviamente siempre falta por avanzar, pero en realidad yo diría que tenemos muchas oportunidades futuras que sólo depende de nosotros aprovechar”.

– ¿Qué acciones le gustaría llevar a cabo durante su gestión? ¿Cómo visualiza eso?

Las acciones principales van en la línea de utilizar las capacidades actuales del grupo humano que conformamos y, que cada uno de nosotros contribuya con una mirada fresca y fundamentada en su investigación, que nos permita seguir proyectándonos hacia el futuro. El Director de Departamento es un coordinador y líder académico y como tal debe organizar las actividades conjuntas y priorizar para mejorar las condiciones que faciliten el quehacer de los/as académicos/as. Mi visión es la que tienen muchos/as académicos/as a nivel mundial y que la representa muy bien la postura de un gran filosofo de la ciencia como es Mario Bunge, al cual siempre animo a nuestros estudiantes a leer, es decir “La adopción universal de una actitud científica puede hacernos más sabios: nos haría más cautos, sin duda, en la recepción de información, en la admisión de creencias y en la formulación de previsiones; nos haría más exigentes en la contrastación de nuestras opiniones, y más tolerantes con las de otros; nos haría más dispuestos a inquirir libremente acerca de nuevas posibilidades, y a eliminar mitos consagrados que sólo son mitos; robustecería nuestra confianza en la experiencia, guiada por la razón, y nuestra confianza en la razón contrastada por la experiencia; nos estimularía a planear y controlar mejor la acción, a seleccionar nuestros fines y a buscar normas de conducta coherentes con esos fines y con el conocimiento disponible, en vez de dominadas por el hábito y por la autoridad; daría más vida al amor a la verdad, a la disposición a reconocer el propio error, a buscar la perfección y a comprender la imperfección inevitable; nos daría una visión del mundo eternamente joven, basada en teorías contrastadas, en vez de estarlo en la tradición, que rehúye tenazmente todo contraste con los hechos; y nos animaría a sostener una visión realista de la vida humana, una visión equilibrada, ni optimista ni pesimista”.