Conversatorios de FIA UdeC revisaron experiencia de recolectores y agregación de valor
Crédito: FIA UdeC
En cinco jornadas de conversación a través de Facebook Live, expertos, representantes de empresas, diversas organizaciones y recolectores analizaron ejemplos de asociatividad y la importancia de la inocuidad, extensión, innovación y agregación de valor.
A través del ciclo de diálogos Agregación de valor a productos forestales no madereros (PFNM), realizado por la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción (FIA UdeC), conceptos como la agregación de valor, la asociatividad, la innovación, la inocuidad y la extensión fueron abordados por representantes de la academia, el sector privado y organizaciones de recolectores y pequeños productores en cinco conversatorios transmitidos por Facebook Live.
En los cinco diálogos participaron organizaciones como la Coordinadora de Recolectoras y recolectores de PFNM de Biobío, Ñuble y Maule A.G.; académicos de la FIA UdeC, representantes de la Agencia Chilena para la Inocuidad y Calidad Alimentaria (Achipia), del Instituto Forestal (Infor), Masisa, Arauco, el Taller de Acción Cultural (TAC) de la Comunidad Indígena El Avellano y de la Cooperativa Kotun Ñebun.
Innovación
Innovación, motor fundamental para dar valor agregado a la recolección ancestral de PFNM fue el tema del primer diálogo, donde los participantes coincidieron en la importancia de la innovación como un factor crítico para el crecimiento de este rubro.
Susana Contreras, presidente del comité Amanecer Hierba Luna, de San Javier, y representante de la Coordinadora, enumeró los principales productos que recolectan y la mejor época del año para hacerlo, así como también manifestó el interés por desarrollar nuevos productos con valor agregado, como condimentos deshidratados e infusiones de hierbas medicinales, entre otros.
En tanto, la Dra. María Eugenia González, Decana de FIA UdeC, valoró el trabajo que existe detrás de la recolección y subrayó los desafíos de este rubro en materia de innovación, así como el rol de los “alimentos patrimoniales”, vinculados fuertemente con el territorio, lo que supone una oportunidad para los pequeños productores.
A su vez, el Dr. Christian Folch, Director del Departamento de Agroindustrias de FIA UdeC, se refirió al estudio de los compuestos bioactivos, a los usos de las hierbas medicinales y a “la medicina ancestral folclórica que estamos rescatando después de muchos años”, destacando que los PFNM son una fuente importante de compuestos, como los antioxidantes o la fibra; al tiempo que planteó la necesidad de continuar investigando sobre el potencial bioactivo de estos productos.
Por otra parte, Patricia Montolivo, encargada de Asuntos Comunitarios de Arauco, sostuvo que hace 15 años la empresa participa en la Mesa Articuladora de PFNM de Biobío-Ñuble, instancia en la que han conocido de cerca el trabajo de los recolectores, lo que ha permitido construir una red de apoyo y visibilizar este oficio.
Inocuidad
En la segunda jornada, denominada Inocuidad, requisito indispensable para procesar PFNM en unidades productivas rurales, Ricardo Jacob, asesor de Achipia, sostuvo que los emprendedores y las unidades productivas que no incorporen seriamente aspectos de inocuidad alimentaria dentro de sus procesos, van a estar en desventaja en el mercado al que se pretende llegar.
En esa línea, insistió en que es clave el compromiso de los actores de la cadena de manera de cambiar el hábito a partir del entendimiento correcto de los aspectos técnicos. “Es un desafío en el que debemos trabajar y eso no se va a cumplir si no hay un trabajo conjunto, lo que hemos incentivado desde la agencia”, señaló Jacob.
En este diálogo también participaron los académicos de FIA UdeC, Dra. Leslie Vidal, experta en inocuidad y calidad alimentaria, y el Dr. Pedro Aqueveque, experto en microbiología; así como también Mery Núñez, presidente del comité de recolectores Sol Naciente, de Florida, que es parte de la Coordinadora.
La dirigente agradeció el apoyo brindado por FIA UdeC en materia de capacitación durante los últimos años y relató la evolución que ha tenido la organización desde antes que accedieran a capacitación hasta hoy, pasando por la implementación de medidas de limpieza hasta la obtención de la resolución sanitaria.
Extensión
En la tercera jornada, el diálogo analizó el rol de la extensión como impulso a los microemprendedores de PFNM en entornos rurales.
En ese contexto, Claudia Gómez, investigadora de PFNM en Aysén, relevó la importancia de la asistencia técnica y del vínculo entre los recolectores y los académicos. “Una de las cosas más necesarias es que ellos puedan vincularse a la institucionalidad pública —apalancar recursos para proyectos— y a los ambientes universitarios, donde se está haciendo la investigación, y que esta sea acorde a sus necesidades en materia de recursos y sustentabilidad”, planteó.
Desde la mirada de las empresas forestales y su apoyo al trabajo de los recolectores, Margarita Celis, líder en gestión social y ambiental de Masisa Chile, afirmó que uno de los desafíos es precisamente “generar las condiciones para que los recolectores puedan acceder a estos espacios de emprendimiento para que puedan ir avanzando. En el caso de Masisa, hemos impulsado mucho el oficio de la recolección en su visión holística, para generar un impacto en el mejoramiento de la calidad de vida”, acotó Celis.
Por su parte, la decana de FIA UdeC, Dra. María Eugenia González, mencionó dos proyectos de agregación de valor apoyados por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y que se han desarrollado en conjunto con agrupaciones de recolectores, empresas e instituciones, específicamente con rosa mosqueta y hongos silvestres, lo que requirió abordar la superación de brechas en distintos ámbitos.
La Dra. González apuntó a la transformación de los recolectores en emprendedores de pequeñas industrias alimentarias, sobre la base de un modelo de trabajo piloto que consideró la capacitación in situ y la habilitación de unidades productivas modelo en predios de recolectores líderes, con un acompañamiento continuo de los extensionistas e investigadores.
Al respecto, la investigadora de FIA UdeC, M. Sc. Pamela González, detalló que “la transferencia tecnológica se ha realizado a través de dos grandes pilares: visitas de acompañamiento y capacitaciones”. Destacó, además, “el establecimiento de un programa de capacitación de apares, donde se implementó una unidad productiva modelo y se identificó un recolector líder, quien cumple un rol protagónico en la capacitación de sus pares recolectores”.
En esa línea, Ana Valverde, presidente del comité de productos deshidratados Sayén, de Ninhue, y representante de la Coordinadora, valoró el impacto que tuvieron las capacitaciones en terreno, así como en la unidad productiva modelo, pues significaron importantes cambios en cuanto a los protocolos sanitarios y de manipulación de alimentos, así como también en el desarrollo de nuevos productos.
Asociatividad
En la cuarta jornada, Riqueza de nuestra tierra, ejemplo de asociatividad, se destacó el caso de la Coordinadora Riqueza de nuestra tierra, cuyo presidente, Cipriano Cid, relató la historia de la organización, desde los primeros acercamientos de los recolectores hace más de 25 años, hasta la conformación de la asociación gremial.
Verónica Salas, directora regional de la ONG Taller de Acción Cultural, recordó que han trabajado con la Coordinadora desde sus inicios y que la pobreza era el denominador común de sus integrantes, por lo que un objetivo prioritario fue apoyarlos en el fortalecimiento de su autoimagen para poder desarrollar sus potencialidades, y posteriormente, fortalecer el trabajo en equipo y el establecimiento de normas. Uno de los primeros problemas a enfrentar fueron los bajos precios que obtenían por sus productos, derivados de la comercialización a granel, sin valor agregado, de manera individual, informal y a través de intermediarios.
Por su parte, Gerardo Valdebenito, coordinador del área de diversificación forestal del Instituto Forestal (Infor), entidad que también ha acompañado la evolución de la Coordinadora, hizo un repaso por el comportamiento que ha tenido la recolección de PFNM y el consumo de alimentos naturales provenientes del bosque, a nivel mundial y también a nivel nacional, como los hongos, los frutos silvestres y las hierbas medicinales, apuntando a las oportunidades de negocios que estas tendencias de alimentación saludable y funcional representan para el rubro. De hecho, indicó que entre 1990 y 2019 las exportaciones chilenas de PFNM pasaron de US$12 millones a US$90 millones, además del rápido aumento del consumo de estos productos en el país.
Gracias al trabajo conjunto de la agrupación y las entidades asociadas a los proyectos ejecutados por la FIA UdeC se ha logrado desarrollar productos como polvo comestible y grageas de rosa mosqueta, un condimento y una pasta de hongos silvestres y hierbas aromáticas y un snack de hongos silvestres, bajo la marca asociativa Riqueza de nuestra tierra.
Asimismo, Joaquín Gajardo, investigador en el área de desarrollo sustentable de la Universidad de Concepción, resaltó el desafío de profundizar el modelo asociativo entre los recolectores, para generar economías de escala; así como también la agregación de valor y contar con redes sólidas de apoyo para formalizar sus procesos, para presentar sus productos, abordar el marketing y la logística y expandir sus mercados. De igual forma, planteó que el Estado debe brindar un mayor apoyo financiero a los recolectores.
Comunidad El Avellano
Finalmente, en la quinta jornada, se analizó la vinculación y trabajo colaborativo entre el Centro de Desarrollo Tecnológico Agroindustrial (CDTA) y la comunidad indígena El Avellano, de Alto Biobío, cuyos principales frutos han sido la creación de la cooperativa Kotun Ñebun, la construcción de una planta procesadora para agregar valor a la avellana y el desarrollo de una marca asociativa.
El académico Dr. Rudi Radrigán, director del CDTA, hizo hincapié en el “acompañamiento con la comunidad El Avellano para el desarrollo de productos que tengan una denominación de origen distinta; estamos tratando de salvaguardar nuestra diversidad silvoagropecuaria y dándole valor agregado para que la comunidad tenga su sello”.
Se analizó el proyecto Diversificación de la oferta de productos agroindustriales generados en la comunidad pehuenche El Avellano, desarrollados a partir de la recolección de avellana chilena, mediante su procesamiento local con pertinencia cultural, que ejecuta la Universidad de Concepción con apoyo de FIA, el cual, a través de la cooperativa, apunta a la agregación de valor para la producción de avellana tostada, harina de avellana y café de avellana. Los invitados coincidieron en que se trata de un caso exitoso que se aspira a replicar en otras comunidades.
La académica M. Sc. Claudia Carrasco, directora del proyecto, destacó que los principales resultados han sido la construcción y habilitación de una planta procesadora con resolución sanitaria y de carácter intercultural, que se logró la asociatividad con la conformación de una cooperativa, la inscripción de una marca asociativa y la capacitación en tecnología agroindustrial.
En esa línea, Evelyn Jara, gerente de la cooperativa, explicó que la inquietud por asociarse nació a partir de la necesidad de agregar valor a las avellanas para obtener mejores precios, ya que los productores comercializaban la materia prima a granel, muchas veces de manera informal.
Por su parte, Fernando Curreao, presidente de la Comunidad El Avellano, recordó el antiguo anhelo de lograr un mejor precio por las avellanas, que tradicionalmente han vendido a granel. Por ello, manifestó con orgullo que hoy tienen una planta procesadora y están buscando desarrollar nuevos productos, como aceite de avellana y snack de avellanas.
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