Campus Concepción, un pequeño paraíso para aves del bosque y la ciudad
Crédito: Diucón | Heraldo Norambuena.
Con su amplia variedad de árboles, flores y arbustos, el barrio brinda condiciones para la vida de más de 50 especies de aves, varias de las cuales han encontrado en el campus un refugio alternativo frente a la creciente transformación de sus ambientes.
Además de ser el escenario de las actividades de sus docentes, estudiantes y funcionarios —que en tiempos normales habitan sus edificios y recorren sus jardines—, el Campus Concepción de la UdeC es un patrimonio arquitectónico y un parque abierto a la comunidad.
También es el hogar de un importante número de aves que coexisten con los patos y los cisnes de cuello negro —icónicos habitantes de la laguna universitaria—, completando el paisaje físico y sonoro del barrio.
Picaflores, golondrinas, queltehues, mirlos, rayaditos, fiofíos, tordos, diucones, además de palomas, gaviotas y gorriones, son parte de las casi 60 especies que se pueden identificar en el campus.
Con su amplia variedad de árboles —varios de ellos nativos—, flores y arbustos, la Universidad de Concepción en la capital penquista constituye un pequeño paraíso en el que las aves encuentran condiciones y recursos para descansar, vivir y reproducirse; un refugio y hábitat alternativo ante la creciente transformación de los ambientes naturales de varias de ellas.
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“El Campus se encuentra inserto en las faldas del cordón montañoso Nonguén-Cerro Caracol, una de las áreas que concentra los últimos fragmentos de bosque nativo caducifolio de Concepción. Estos bosques concentran una alta diversidad y formas de aves, como rinocríptidos (entre los que se cuentan los tapaculos), furnáridos (como el rayadito) y tiránidos (como el fío fío), característicos del sur del país. También atrae a aves de ambientes abiertos, como gaviotas, garzas, fringílidas (como los jilgueros) y emberecidas (como el chirigüe)”, comenta Heraldo Norambuena Ramírez, investigador postdoctoral en el Laboratorio de Ecología Evolutiva y Filoinformática del Departamento de Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales.
El especialista explica que por su vegetación, el Campus actúa como una suerte de corredor biológico para las aves de bosque, a la vez que dispone de sitios de alimentación y refugio para aves propias de la ciudad como chincoles, mirlos o gorriones.
“Los grandes árboles son sitios de nidificación para aves como el zorzal, rayadito, picaflor chico, e incluso algunos depredadores como el chuncho austral o el tiuque. Las flores que ofrecen los arbustos —como chilcos, rododendros y abutilones— son una importante fuente de alimento para el picaflor chico, que suele verse y oírse en múltiples sitios dentro del Campus, luchando por este preciado recurso alimenticio”, agrega el también director del Centro de Estudios Agrarios y Ambientales (CEA).
Con solo entrar al recinto universitario, se puede deducir que los amos de este espacio son los zorzales, que resultan observables a simple vista. Estudios realizados en 1995, 1999 y 2005 confirman que ellos son la especie más abundante, junto a los chincoles y picaflores.
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A pesar de que el Campus es un lugar ampliamente visitado, las aves han aprendido a sobrevivir en un ambiente con alto tráfico de personas.
Es el caso de los zorzales que, como señala el especialista, son aves generalistas, que se adaptan bien a ambientes urbanos o con alta presencia humana.
“No obstante, la presencia de gatos y perros podría afectar su presencia producto de la depredación sobre juveniles, que suelen ser más confiados y fácilmente capturados por las mascotas”.
Un caso interesante es el de los queltehues (treiles), que desde hace un tiempo se han instalado en el área situada tras la laguna Los Patos hacia el cerro su lugar en el Campus.
“Los queltehues son aves que usualmente se encuentran en ambientes de pradera; son aves territoriales, suelen mantenerse en familia a lo largo del año, incluso las crías de la nidada anterior pueden ayudar a los adultos a criar a las nuevos pichones (sus hermanos). Es una estrategia para conservar los territorios de nidificación”, dice Norambuena.
El investigador acota que los treiles son sensibles a la presencia de depredadores, por eso recalca la importancia de la tenencia responsable de mascotas, con el uso de correas durante los paseos por el barrio.
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“Es relevante para que esta y otras aves se mantengan en el Campus y nidifiquen en él. Los pichones de los queltehues tardan en aprender a volar; por lo tanto, pueden ser fácilmente depredados por perros o gatos”, dice.
Las mascotas también pueden ahuyentar o comer aves como zorzales, mirlos o chincoles, que suelen alimentarse confiadamente en los pastizales, advierte el Dr. Norambuena.
Dentro de las varias especies que han sido avistadas en el Campus se cuentan algunas aves amenazadas, como el concón, que habita los fragmentos de bosque asociados al fundo El Guindo, y el aguilucho chico, que están clasificadas en categoría de Casi Amenazado (NT).
“En la laguna Los Patos hay cisnes de cuello negro rehabilitados que están clasificados En Peligro de Extinción (EN)”, agrega el investigador.
Además de sus habitantes, el Campus también recibe visitas de aves errantes, aquellas que se registran accidentalmente en un lugar.
Heraldo Norambuena cuenta que el 14 junio de 2017 el académico del Departamento de Ingeniería Mecánica UdeC, Mario Razeto Migliario, avistó un ejemplar de pitiayumí (Setophaga pitiayumi).
“Esta ave se distribuye desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina, donde habita ambientes boscosos y corresponde al primer registro de esta especie en el país”, indica.
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