El compromiso individual que conlleva el cuidado de la salud

La población a nivel mundial es más longeva, pero no necesariamente con una buena calidad de vida. Las Enfermedades Crónica no Transmisibles (ECNT), ligadas a los estilos de vida, han incrementado sus tasas junto con los costos personales, emocionales, económicos y sociales que derivan del tratamiento y de las intervenciones vinculadas a estos problemas, pese a las políticas y programas vigentes, pareciendo que los esfuerzos realizados en materia promoción y prevención en salud no rinden frutos.

No obstante, se han implementado modelos de abordaje, se han estudiado los factores psicosociales que pueden contribuir o entorpecer que los usuarios asuman su condición crónica (generalmente de comorbilidad); escasa parte de la población asume que debe atender sus hábitos para mantener un estilo de vida saludable y así disminuir las probabilidades de presentar enfermedades, y, si resulta inevitable su presencia, prevenir las complicaciones derivadas de éstas.

El autocuidado implica un esfuerzo personal de los individuos con metas que se visualizan en el largo plazo y consta de decisiones que están lejos del hedonismo, pues involucra elegir prácticas que requieren un esfuerzo tales como realizar ejercicio, bajo consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares, dormir las horas necesarias para el descanso, conocer mi cuerpo y estar atento a los cambios, acudir a un profesional para la pesquisa temprana de problemas de salud y si éstos se presentan, comprometerse a realizar los cambios necesarios para evitar complicaciones. Requiere que los individuos estén conscientes que no se trata de una imposición, sino un compromiso personal en el que deben participar activamente. Los profesionales deben escuchar las inquietudes y preferencias de los usuarios, pero a su vez, las personas deben estar conscientes de su responsabilidad para cuidar de sí mismos y mantener la salud. 

Los equipos de salud, han implementado estrategias de incorporación del apoyo al automanejo en la atención de personas con enfermedades crónicas como una forma de contribuir a los usuarios a mantener una perspectiva saludable de sí mismos, reducir las instancias en que se perciben como enfermos. Este enfoque ha demostrado una mejora en la calidad de vida, reducción de la discapacidad y de las muertes prematuras. 

Ya sea para mantener la salud o para prevenir enfermedades, el mínimo común denominador del proceso es la proactividad de los individuos en su autocuidado o automanejo ya sea a través de cuidados colaborativos, servicios de apoyo, educación a pacientes, familiares o cuidadores y el apoyo entre pares. Las metas que se establecen deben ser realistas, consensuadas en donde los usuarios puedan resolver las dificultades que encuentran en el transcurso, porque se trata de procesos a largo plazo.