Constanza Mosso, nutricionista UdeC: “Vivimos en una sociedad gordofóbica; hay un intenso miedo a la gordura”
Crédito: pxhere.com
El 4 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Obesidad para llamar la atención sobre los riesgos y consecuencias de este trastorno, pero en la misma fecha, hay grupos que dan otra mirada a este problema llamando al Día Contra la Gordofobia.
Calificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una epidemia de alcance global, la obesidad es considerada como el principal factor de riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, y se vincula a accidentes cardiovasculares y varios tipos de cáncer.
Las cifras reflejan un aumento progresivo de sobrepeso y obesidad a nivel global, llegando a personas de todas las edades y grupos sociales. Desde 1975, los casos se han triplicado en general, registrado un aumento en cinco veces en niñas, niños y adolescentes.
Y se proyecta que si la tendencia actual no cambia, hacia 2035 el 51% de la población mundial padecerá uno de estos dos problemas y una de cada cuatro personas será obesa.
Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en Chile el 74,2% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad, uno de los índices más altos de los países asociados a este grupo.
Cada año, el 4 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Obesidad para llamar la atención sobre los riesgos y consecuencias de este trastorno que se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa corporal. Pero en la misma fecha, hay grupos que dan otra mirada a este problema llamando al Día Contra la Gordofobia.
La académica del Departamento de Nutrición y Dietética, Constanza Mosso Corral, recalca que la obesidad y el sobrepeso son problemas multifactoriales, en los que inciden causas biológicas, genéticas, sociales, culturales y emocionales, entre otros.
“En el paradigma de salud en que estamos hoy en día hay una mirada muy reduccionista del tema, que pone como las principales causas una inadecuada alimentación y el sedentarismo; por eso los tratamientos que se hacen no resultan, porque tienen esa misma mirada reduccionista”, dice la nutricionista y Magíster en Nutrición Humana.
Por otro lado, agrega que el sistema de salud, como sus políticas y programas, tienen un enfoque “peso-centrista” que cataloga la salud de las personas según su peso y eso -señala- dificulta una atención sanitaria adecuada y humanizada.
“Muchas veces pasa que las personas de cuerpo grande que asisten a la consultas de salud, por el solo hecho de tener cuerpo grande, tienen la indicación de bajar de peso, independiente de cuál fue la molestia o la dolencia que traía. Lo importante es que hoy en día se están realizando modificaciones para transitar a enfoques más respetuosos”, acota.
La Directora del Magister en Nutrición Humana sostiene que en esta mirada se opera con sesgos de peso en torno a las personas de cuerpo grande: que se alimentan mal, que son sedentarios, que son flojas o que no tienen fuerza de voluntad.
“Está la creencia de que el peso se puede arreglar cambiando la alimentación y haciendo más ejercicio. Si fuera de esa manera, todos tendríamos el cuerpo que quisiéramos y existiría una dieta que resultaría para todos. Y eso no es así, porque el peso depende de muchos factores y determinantes de la salud”, comenta.
Con una amplia experiencia profesional de más de dos décadas, la también Coach Ontológico considera que vivimos en una sociedad gordofóbica. “Tenemos un miedo intenso a la gordura, hay un rechazo y violencia contra ella, porque se nos ha instalado que una persona con cuerpo grande tiene un cuerpo inadecuado y que está asociada a mayores enfermedades y mayores riesgos de mortalidad”.
La especialista – que también coordina el Diplomado en Alimentación Emocional, Mindfulness y Mindfuleating de la Facultad de Farmacia- adscribe a los nuevos enfoques en torno al sobrepeso y la obesidad, que buscan trabajar desde un sistema “peso-inclusivo”, compasivo, respetuoso y con modelos de alimentación no restrictivos como el mindfuleating.
“Detrás de una persona con sobrepeso u obesidad hay múltiples factores y tenemos que ahondar en ellos, y hay que entender que la solución no está en las dietas restrictivas que solo buscan que bajen de peso, ya que está demostrado con evidencia científica de más de 20 años que (estas indicaciones) no son sostenibles”, indica.
“Lo que queremos decir es que el cuerpo de una persona no indica qué tan saludable es su alimentación o cuanto ejercicio realiza. Siempre hay que indagar en otros factores y también trabajar en mejorar la relación con la comida”, enfatiza.
La idea de estos nuevas perspectivas, detalla la docente, es ampliar la mirada de la atención en salud, de modo que el foco principal no sea solamente el peso, sino otros antecedentes del paciente y ayudar a mejorar la calidad de vida y el bienestar, “ya que está comprobado que una persona de cuerpo grande está sometida a mucho estrés por la gordofobia”.
Generalmente las personas de cuerpo grande tienen una mala relación con la comida, por el estigma de peso sufrido tanto en ambientes familiares, laborales, de salud y educacionales. “A eso le sumamos que está socialmente normalizado opinar de los cuerpos y de la forma de alimentarse de las personas”, explica Mosso.
A juicio de la académica, para abordar los problemas de obesidad y sobrepeso hay que informar y educar, pero también observar cómo están alimentando las familias o cómo es el acceso a los diferentes tipos de alimentos, así como hacer conciencia de que la alimentación va más allá de las calorías o proteínas que tiene un alimento.
Se trata de tener una mirada más integral y amable sobre la alimentación, conectándose con los sentidos a la hora de comer, que es una de las cosas que fomenta el enfoque del mindfuleating, señala.
“Estamos en una cultura de la dieta que cataloga los alimentos de buenos o malos, que si vamos a comer pizza, mañana no vamos a comer nada o tenemos que hacer dieta. Desde mi punto de vista, hay que comer de todos los grupos de alimentos; no etiquetarlos y tener una relación más flexible con ellos”.
Por eso, desde su perspectiva es necesario instalar cambios en la sociedad, para reducir la estigmatización y la gordofobia, y en el sistema de salud, para que considere a las personas de cuerpo grande de modo más humanizado.
“Hay que recordar que la salud es un estado de bienestar físico, social y mental y por estar tan preocupados del tratamiento de la obesidad con un foco peso-centrista, lo que hemos hecho es dañar la salud mental y social de las personas”.
La especialista también alerta que es importante trabajar en la prevención de la imagen corporal y hacer frente a los ideales de cuerpo que promueven las redes sociales y los medios de comunicación.
“Hay que tener estilos de vida conscientes para lograr un bienestar y una buena calidad de vida, y recordar que el cuerpo no nos define como personas y que todos somos distintos”, concluye la académica, señalando que estos nuevos enfoques son parte de los programas de educación continua que imparte Departamento de Nutrición y Dietética.
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