Francisco de la Barrera, académico UdeC: “Tenemos un paisaje que está configurado para los desastres”
Crédito: Cedida
El especialista explica que si un incendio forestal no es apagado en su inicio no podrá ser controlado si se encuentra con un entorno favorable a la propagación, que es lo que ocurre con paisajes extremadamente homogéneos.
Trabajar en una mejor planificación territorial a nivel regional y metropolitano es uno de los grandes desafíos que dejaron para la región del Biobío los grandes incendios registrados en febrero.
Esta es la forma en que, de acuerdo al académico de Ciencias Ambientales, Francisco de la Barrera Melgarejo, se puede avanzar en la prevención de los grandes siniestros que se han venido repitiendo en los últimos años.
En este punto, de la Barrera hace una diferencia entre los incendios forestales y los megaincendios, señalando que los primeros se pueden abordar con acciones orientadas a atacar las fuentes de ignición, sean accidentales o intencionales; mientras que los segundos tienen un carácter más complejo.
“Los megaincendios se potencian con el cambio climático; sabemos que van a ser cada vez peores y ante eso tenemos muy poco control”, dice el especialista en geografía, planificación territorial y gestión ambiental.
“Lo que sí podemos controlar, y ahora tenemos una tremenda oportunidad de hacerlo, es mejorar o solucionar un problema que hemos generado los últimos 30 años, y es que tenemos un paisaje que está configurado para los desastres”, afirma.
Esto significa que si un incendio forestal no es apagado en su inicio no podrá ser controlado si se encuentra con un entorno favorable a la propagación, que es lo que ocurre con paisajes extremadamente homogéneos, como lo son aquellos dominados por plantaciones forestales, explica el académico.
De eso dan cuenta los grandes siniestros de 2017 y 2023, con más de 450 mil hectáreas siniestradas en ambas casos y devastadores efectos que incluyen vidas humanas.
Los recientes incendios, como alerta el capítulo regional chileno de la Asociación Internacional de Ecología del Paisaje (IALE, en su sigla en inglés) -del que de la Barrera es parte- representan una oportunidad histórica para actuar en la prevención.
“En ese sentido, lo más inteligente para prevenir es evitar que los paisajes sean extremadamente homogéneos en extensiones demasiado grandes, estamos hablando de más de cien mil hectáreas (de plantaciones continuas). Es un paisaje muy homogéneo”, señala el investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, Cedeus.
Dentro de los instrumentos relevantes para la planificación, el experto menciona los planes reguladores intercomunales o metropolitanos -que dependen del Ministerio de Vivienda y Urbanismo- y los planes regionales de ordenamiento territorial (Prot) -administrados por los gobiernos regionales- están sujetos a las estrategias de desarrollo regional y los presupuestos.
“Podemos planificar algo muy bueno, que suene muy bien, incluso con programas específicos, pero si no tenemos los recursos no sirve. Entonces ahí los presupuestos sectoriales y regionales, que logran estimularse desde ahí, son clave; también los presupuestos municipales, pero como son más restringidos siempre se necesita llegar a los sectoriales”.
Por otro lado, según el investigador, existen pocos instrumentos para regular el uso del territorio en el ámbito rural, sumando a que no son vinculantes o son débiles, y, a su juicio, no ha habido voluntad política para fortalecerlos.
“También ha habido una suerte de dejar hacer, porque (en estos instrumentos) no se contemplaba como posibilidad la ocurrencia de megaincendios, no era una posibilidad que los incendios fueran mayores a 10 mil, 20 mil, 50 mil hectáreas. Era algo raro, aun cuando tuvimos avisos en 2012, 2014 y 2015, con incendios más o menos grandes. Hasta 2017 que ya fue grave”.
Un punto importante que sirve a la prevención, y que puede ser abordado a partir de los planes comunales -dice- son las franjas de conexión entre las zonas urbana y rural.
“Ahí hay un desafío. Probablemente en ciudades como Valparaíso y Viña del mar y, en nuestra zona, Penco y Tomé, y San Pedro de la Paz que lo tiene un poco más presente”.
Francisco de la Barrera llama la atención sobre un elemento que quedó en evidencia en los últimos incendios: una nueva interfaz que se suma a la urbana-forestal, que es la conexión rural-forestal.
“Son zonas donde hay viviendas rurales ampliamente esparcidas y en baja densidad dentro de una matriz forestal, y eso requiere de otro tratamiento, por ejemplo del fortalecimiento de las comunidades, algo que se había estado empujando, pero claramente es necesario hacer bastante más en eso”.
Restauración ecológica
Otro reto no menor tiene que ver con la recuperación de los territorios, considerando aumentar la heterogeneidad y multifuncionalidad de los paisajes, lo opuesto a lo existente en la actualidad.
“Tenemos que evitar los paisajes extremadamente homogéneos y unifuncionales, que hoy tiene que ver con la industria forestal, pero que en otras épocas se debía al trigo, y para eso deben existir estímulos, ya sea vía subsidios u otro tipo de instrumento para que, por ejemplo, la agricultura vuelva a ser fuerte, pero para que la agricultura vuelva a ser fuerte hay que mejorar la disponibilidad de agua; o bien estimular el repoblamiento de las zonas rurales o el fortalecimiento de la zonas productivas”.
Pero todo esto, recalca el académico, debe ir acompañado de esfuerzos de conservación de la biodiversidad, para que la recuperación de los paisajes sea efectiva.
A su juicio, en la región y en la macrozona centro sur existen capacidades para hacer una buena planificación territorial y también para abordar el desafío de la restauración ecológica, la recuperación de ecosistemas que han sido degradados, dañados o destruidos.
“Hay trabajos en restauración ecológica, pero se ha probado poco a gran escala y aquí tenemos necesidades mucho mayores. Chile está comprometido a restaurar un millón de hectáreas -meta a 2030 fijada por el Plan Nacional de Restauración de Paisajes- y no tenemos experiencia para una superficie tan grande y habrá que hacerlo. Lo bueno es que aquí en la región y en la macrozona tenemos especialistas en el tema de restauración. Entonces deberíamos lograrlo”, aseveró.
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