Trastorno del espectro autista en la academia: Una reflexión
Crédito: Archivo.
Comienzo esta nota aclarando que no soy un experto en el tema, sino una persona que a sus 41 años encontró muchas explicaciones y un alivio tremendo al saber que está dentro del espectro autista.
Entre las conductas que muestro día a día, no me gusta hacer contacto visual o que me toquen, a veces hablo como si estuviera gritando o doy la impresión de ser insensible y que no tomo en cuenta a las personas cuando me hablan. No obstante, llevo 15 años haciendo docencia e investigación en la Universidad, lo cual me hace pensar que de alguna forma u otra soy funcional o “paso piola”. Como los medios de comunicación han “glamorizado” el trastorno del espectro autista que supuestamente padecen ciertas figuras públicas, a veces se presenta como si fuera un atributo positivo que las hace especiales, pero créame cuando digo que la procesión se lleva por dentro y puede ser hasta invalidante. No hay nada de especial en eso.
Si recapitulo algunos eventos de mi vida como estudiante universitario, diré que hace 20 años el nivel de concientización respecto a la salud mental de la comunidad estudiantil no era un tema. Los académicos y académicas, dentro de su estatus como miembros de una comunidad universitaria, eran figuras que hablaban desde un pedestal estructurado en base al dogma y el juicio hacia sus estudiantes, sin mayor intención de entender sus necesidades personales porque no era su trabajo.
Cuando comencé a dar mis primeros pasos en la docencia, hace 15 años aproximadamente, asimilé esa rigidez y severidad del modelo académico vigente casi por imitación y también por validación ante mis pares. Lo que no sabía es que esas conductas se exacerbaban bajo mi forma de entender lo que me rodea, al punto de creer que el nivel de exigencia que me autoimponía (muy poco saludable, por cierto) era el mismo que debía aplicar a mis estudiantes para que lograran una excelencia que probablemente solo existía en mi mente. Los años y la experiencia me demostraron que esa percepción debía ser cambiada.
Una vez finalizados mis estudios de doctorado, tomé un curso de docencia que trataba el tema de la inclusión en la academia. Durante aquella instancia aprendí que en las universidades hay un porcentaje considerable de estudiantes que se encuentran dentro del espectro autista y era necesario buscar formas de facilitar el proceso de enseñanza/aprendizaje. Algo hizo clic en mi cabeza y aprecié mucho que la Universidad de Concepción comenzara a trabajar en visibilizar esta realidad en el cuerpo académico, pero iba a ser un trabajo arduo y extenso concientizar a un grupo de personas que hemos desarrollado nuestra carrera profesional educando pero sin necesariamente aceptar ser educados.
Los desafíos que la vida puso en mi camino me llevaron a tomar la decisión de buscar ayuda profesional y fue acertada. Sigo pensando que soy un trabajo en construcción y puedo mejorar para que algunas cosas ya no sean un camino cuesta arriba, más bajo el antecedente que recientemente he formado una familia. No obstante, mi realidad me hizo formular las siguientes reflexiones. Si soy un docente que está dentro del espectro autista, ¿Cuántos más habrá en la Universidad? Y si los hay, ¿Cómo su condición influye en su desempeño profesional y relaciones con otros integrantes de la comunidad universitaria, sea personal académico, no académico o estudiantes?
Actualmente, la Universidad está dando pasos en la dirección correcta con la comunidad estudiantil. Sin embargo, estoy convencido que ya debemos comenzar a conversar sobre la realidad del cuerpo docente que forma parte de la Universidad de Concepción. Para finalizar esta reflexión, pediré un humilde favor a quien la haya leído: Si un día Ud. se topa conmigo y evito hacer contacto visual, agradecería mucho que no me vea como alguien deshonesto, porque actualmente la sociedad tiene muy enquistada esa nefasta percepción. Las pequeñas acciones son la base de un camino que nos ayudará a tener relaciones más saludables e inclusivas.
Columnista
Dr. Pablo Torres Vergara
Facultad de Farmacia
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