Crédito: Contexto
Las enfermedades cardiovasculares han sido la principal causa de muerte en Chile en los últimos años, siendo una excepción los años 2020 y 2021 producto de la pandemia por Covid; sin embargo, hasta 2019, las enfermedades isquémicas del corazón correspondían a las primeras causas de fallecimientos en nuestro país, evidenciando una problemática real de salud en nuestra población.
En base a esta realidad, nuestra legislación el año 2019 estableció líneas de acción que se enmarcan en la Ley 21.156 -promulgada el 2 de mayo de dicho año- la que establece la obligación de disponer de desfibriladores externos automáticos/semiautomáticos portátiles en determinados recintos. Con relación a la implementación de éstos en lugares estratégicos, se hace imprescindible la capacitación que todas las personas deben tener para poder utilizarlos en el contexto de una reanimación cardiopulmonar, con el objetivo de salvar la vida y así reducir la posibilidad de que la persona afectada quede con secuelas producto del evento acontecido.
Estos lineamientos se sustentan en la evidencia científica, la cual ratifica que uno de los pilares de la sobrevida de una persona en paro cardiorrespiratorio es el establecimiento de manera precoz de maniobras de reanimación cardiopulmonar básica. Cualquier persona puede realizar estas maniobras, pero requiere de instrucción previa, por lo cual es fundamental generar instancias de capacitación para adquirir y mantener estas habilidades, con el objetivo final de salvar una vida sin secuelas.
Por estos motivos es que se hace relevante establecer estrategias comprobadas que otorguen las herramientas necesarias para que todas las personas de la comunidad puedan prestar una atención oportuna y certera frente a situaciones de riesgo vital por paro cardiorrespiratorio mientras llega la ayuda especializada.
De esta forma, un espacio cardioprotegido, es un lugar donde no sólo existen elementos necesarios para brindar la primera atención, sino también personas preparadas que puedan asistir a quien ha presentado un paro cardiorrespiratorio en los primeros minutos de trascurrido el evento.
El implementar espacios cardioprotegidos, permitirá que las personas no sólo se sientan seguras al saber que existen diferentes puntos en donde se encuentra el equipamiento capaz de salvarles la vida en caso de paro cardiorrespiratorio, sino que también los que trabajan o permanecen en un lugar determinado están debidamente capacitados(as) y preparados(as) para poder afrontar una emergencia vital.
Columnista
Dra. Angélica Melita Rodríguez
Doctora en Enfermería
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