Earendel: “Es la primera vez que podemos observar una estrella solitaria de cuando el universo era muy joven”
Crédito: Imagen captada por Hubble/NASA
La Estrella de la Mañana abre una nueva puerta a la investigación astrofísica y podría cambiar o confirmar las visiones que la comunidad científica tiene acerca de la evolución de las estrellas.
A punto de jubilar, después de 32 años de funcionamiento, el telescopio espacial Hubble que operan la NASA y ESO le ha dado un gran regalo a la comunidad astronómica al descubrir la estrella más lejana conocida hasta ahora, situada a 19 mil 200 millones de años luz de nuestro planeta.
Ese es el tiempo que ha demorado en viajar a la Tierra la luz de ese objeto celeste súper brillante bautizado como Earendel -estrella de la mañana, en inglés antiguo- que, de acuerdo a los datos conocidos hasta ahora, es 50 veces más grande que el Sol y tiene una temperatura que bordea los 20 mil grados.
Earendel – WHL0137-LS, según la nomenclatura estelar- habría nacido cuando el universo tenía el 7% de su edad actual, es decir unos 900 millones años después de producido el Big Bang.
Lo más cercano al gran estallido hasta antes de Earendel era Godzilla, una también muy brillante estrella, situada a 10 mil 900 millones de años luz de la Tierra.
“Este es un descubrimiento muy interesante, porque es la primera vez que podemos observar una estrella solitaria de cuando el universo era muy, muy joven”, dice el académico de Astronomía, Rodrigo Herrera-Camus, quien centra su investigación en entender cómo se formaron las galaxias y su evolución.
El Dr. Herrera explica que cuando se encuentran objetos a distancias tan lejanas, es usual observar galaxias completas, con miles de millones de estrellas brillando al mismo tiempo.
“Es como escuchar un coro de voces, todas juntas. Es muy difícil decir algo de las voces individuales cuando estás escuchando un coro, pero en este caso estamos escuchando al fin la información de una estrella individual”, comenta el académico.
Al observar objetos estelares en grupos, ya sea un cúmulo de estrellas o una galaxia, hay que asumir un montón de cosas para diferenciar la emisión de cada una, agrega el especialista.
“Ahora no tenemos que hacer eso, porque al fin tenemos esta vista directa y lo más importante es que la luz que nos está llegando es de cuando el universo tenía el 7% de su edad, 900 millones de años. Suena como un montón de tiempo, pero pensando que el universo tiene 13 mil millones de años, está muy cerquita de su comienzo”, indica.
La observación de Earendel en solitario fue posible gracias a un fenómeno que se conoce como lente gravitacional. Este lente se forma cuando la luz que viene de objetos lejanos es interceptada por un objeto supermasivo en su camino hacia el observador, como un cúmulo de galaxias, en este caso.
“Un cúmulo de galaxias tiene mucha masa y lo que hace esa masa es curvar el espacio-tiempo. Al curvar el espacio-tiempo se amplifica la luz, entonces actúa como una lupa cósmica: los rayos de luz que vienen de esa estrella muy lejana se amplifican, es decir se hacen más brillantes”, explicó.
El estudio de esta estrella supermasiva -según el investigador- permitirá conocer la composición de los astros más cercanos al momento en que se generó el Universo.
“Esto es súper importante, porque cuando el Universo se formó solo había hidrógeno, helio y algo de litio, y todos los elementos químicos que existen en la Tierra se fueron formando al interior de las estrellas a través de generaciones y generaciones. Entonces tener acceso a una de las primeras estrellas que se han formando en el Universo, conocer su composición química y sus propiedades físicas es súper importante para entender nuestro origen, el origen de los elementos químicos que hay en la Tierra”, aseveró el especialista.
Earendel abre una nueva puerta a la investigación astrofísica y podría cambiar o confirmar las visiones que la comunidad científica tiene acerca de la evolución de las estrellas.
“Las visiones que tenemos hasta ahora son solo teóricas. Hay mucha gente trabajando en teorías y simulaciones que predicen y tratan de decir que para que las estrellas que conocemos hoy sean así, las primeras estrellas deberían haber sido de tal manera. Todo está en el rango teórico y lo que puede hacer esta observación es ayudar a entender cuáles están más cerca y cuáles equivocadas y así se pueden revisar y adaptar para llegar lo más cerca posible de la respuesta real”, comentó el Dr. Herrera-Camus.
Observar el espectro
Hubble ha entregado las primeras imágenes de Earendel y la ruta para llegar a ella, dejando establecida una de las primera tareas para su sucesor, el telescopio espacial James Webb, lanzado en diciembre del año pasado.
“Este telescopio es más potente y tiene la capacidad de observar el espectro de las estrellas; mientras Hubble nos entregó una foto, con James Webb se podrá obtener su espectro y con él podemos conocer la composición de la estrella. Eso tiene un montón de información física y química que es muy rica y que nos va a ayudar a entender cómo se formaron las primeras estrellas, que es todavía una de las grandes preguntas que existen en Astronomía», señaló.
«Sabemos cómo se formó el Sol y las estrellas de la Vía Láctea, pero éstas son estrellas de segunda, tercera, cuarta y quinta generación. La pregunta es cómo se nacieron las estrellas de primera generación, las que se formaron del gas que se formó en el Big Bang. Esa pregunta fundamental de la Astronomía no tiene respuesta”, expresó.
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