Crédito: Basket UdeC
El primer asistente del cuerpo técnico cuenta que vino por un año a Chile y ya se acerca rápidamente a cumplir una década en territorio nacional. Sus primeros pasos los dio en la institución de toda su vida: el Club Atlético Bohemios de Montevideo.
Santiago Hernán Gómez Martínez nació el 19 de abril de 1991 en Montevideo, Uruguay. Muy cerca de su casa está el Club Atlético Bohemios, del que se lee en su página web que su propósito es “utilizar la actividad física, la práctica deportiva y recreativa como medio para educar y enseñar valores como el compañerismo y el respeto. Motivar y crear hábitos que tengan como objetivo equilibrar las actividades que hacemos en nuestras vidas para lograr un mayor bienestar físico y emocional”.
Y ahí creció Santiago. “Estaba todo el día metido en el club practicando fútbol, handball, vóleibol, natación. Pasé toda mi infancia y adolescencia en ese lugar. Sobre el básquetbol, fui a una práctica a una escuelita de los días sábados y desde ahí arranqué. Este deporte me atrapó y acá estoy hasta el día de hoy”, señala.
Sin duda, esa es una gran diferencia que hay entre Chile y Uruguay: la estructura de los clubes deportivos. “Ahí creamos una identidad distinta, yo soy criado y formado ahí dentro; mis amigos, mi carrera profesional empieza gracias a eso. Todo lo que involucra estar ahí, compartir los partidos de las series menores, viendo todos los partidos de tus compañeros te va generando el apego”, argumenta.
En Bohemios compartía con la gente mayor, con muchos socios vitalicios, exjugadores que se juntaban en la cantina del club. Ellos se tomaban algo, jugaban a las cartas y él con 15 años le gustaba escuchar las historias de los mayores. “Creo que se da ese sentido de pertenencia donde cada barrio tiene su club deportivo grande. Todo mi círculo es vinculado al club”, apunta.
En el básquetbol de Bohemios jugó en todas las categorías hasta llegar a la sub-18. Acá vino la primera gran decisión. “No me preparé para llegar a jugar en primera; me encantaba, pero sentía que no estaba dedicado al cien, porque tampoco me daba el talento para llegar a ser jugador profesional en Uruguay, donde te exigen demasiadas cosas, pero sí o sí quería seguir vinculado a esto”, dice.
Construyendo un camino desde la juventud
Cuando tenía 17 años, el DT del equipo profesional lo invita a participar en el staff. Santiago domina el inglés, así que empezó como traductor y a su vez ya hacía algunos trabajos de estadística, vitales en el baloncesto.
Trabajando con las mujeres de Basket UdeC
“Al año siguiente decidí hacer el curso de entrenador. Justo en ese período se lanzó la Escuela Nacional de Entrenadores de la Federación Uruguaya de Baloncesto. Pertenezco a la segunda generación. Luego el club me abrió las puertas para empezar a trabajar en la sub-11, sub-12 y sub-13, con el mismo DT que me había entrenado en mi niñez: Pablo Proto, un preparador histórico en nuestras series menores, quien me dio la posibilidad de empezar ahí con los más chicos”, agrega.
Seguía ayudando en el primer equipo. En ese instante se contacta un entrenador que había sido contratado por el club Larre Borges, quien necesitaba un asistente joven que recién arrancara. La plata no era mucha, pero no lo dudó, era su primera experiencia profesional fuera del círculo de toda su vida. “En ese momento Larre Borges estaba en el Metro, la segunda división de Uruguay. Hicimos una campaña tremenda, campeonamos y logramos el ascenso”, revela.
Termina esa temporada y aquel entrenador recibe la oferta para ir al Club Atlético Goes, uno de los más populares de Uruguay, que venía de un proceso largo de no jugar en primera división, por lo tanto, existían grandes expectativas al respecto.
“El entrenador Daniel Lovera quedó conforme con mi trabajo y también me invitó como asistente técnico de él en Goes. Allá tuvimos una temporada bastante buena, llegamos a playoffs, perdiendo contra el Club Malvin y en ese proceso se da mi primer contacto con Chile”, puntualiza el oriundo de Montevideo.
De TSF a la UdeC: primeros años en Chile
Por un nexo llega el contacto de Pablo Ares y se dan las primeras conversaciones para venir a Tinguiririca San Fernando (TSF). Santiago acababa de cumplir recién 22 años y tomó como un lindo desafío el ir a probar suerte al extranjero.
En TSF llegó para ser asistente técnico del primer equipo y el entrenador de la sub-17, que jugaba de preliminar en esa Libcentro, y también era el profesor de básquetbol del Colegio Maristas de San Fernando. Fueron siete meses de los cuales está muy agradecido. “Llegar a San Fernando fue muy lindo, tengo un gran cariño y un gran recuerdo de las personas, creamos un vínculo muy grande con un sector de chicos y gente que era hincha del club, que me acogió desde el primer minuto”, manifiesta.
Campeones de Libcentro 2019 / LNB
Después Pablo Ares se viene al Club Deportivo Universidad de Concepción y lo trae con él. “Estuvimos dos temporadas, donde perdimos esa final con Valdivia (2015-2016). Fue un cambio enorme, partiendo por la ciudad, Concepción es mucho más grande. Además, llegar a una institución con todo lo que abarca la UdeC en sí fue un salto lindo en mi carrera”, complementa.
Pablo Ares se va después de dos temporadas y de entrenador llega el argentino Carlos Musso. Santiago es un agradecido de ambos. Se le da la opción de quedarse en el cuerpo técnico, donde también tuvo la posibilidad de dirigir en una competencia sub-21.
Al finalizar esa temporada, “Carlos se va y me dan la posibilidad de quedarme a cargo del equipo, donde competimos en la Libcentro 2017, esta vez con un objetivo un poco distinto: dar rodaje a los chicos universitarios que venían de jugar en la sub-21, apoyados por algunos jugadores del equipo adulto que igual eran jóvenes, como Diego Silva y Carlos Lauler”, cuenta.
Juegan playoffs con esa base de jugadores jóvenes y lo ratifican para la LNB, proceso que como era lógico empezó con algunos altibajos, pero lo supieron encaminar. Iban segundos en la conferencia, pero llegaron los problemas: se habían dado cambios en la dirigencia, tenían distintas visiones y Santiago termina saliendo de ese proyecto deportivo a pesar de la buena posición en la tabla.
Luego de esa salida recaló en Fernández Vial, que reflotaba en el básquetbol después de décadas. “Armamos un equipo con jugadores amateur o que no habían tenido la oportunidad de jugar una competencia profesional organizada por la LNB. Juntamos un grupo con mucha hambre, que quería mostrarse y tuvieron su posibilidad. Creo que en ese sentido lo hicimos muy bien, pero fue un proceso muy corto: el club no se sostuvo con ese proyecto, pero fue lindo. Se acercó gente que nos siguió a todos lados”, rememora.
Luego se da su llegada a Español de Talca, donde arribó faltando una semana para arrancar el torneo. Tuvieron bastantes altibajos, deportivamente no se dieron las cosas y terminaron mal esa LNB.
En la ventana de Río de Janeiro / Basket UdeC
“Concluido ese vínculo me tomé unas vacaciones de un mes en Europa y ahí se da el nexo de volver a la UdeC. Hubo una reestructuración, se va la dirigencia anterior, cambia un poco la idea, el básquetbol va pasando de vuelta a la universidad”, comenta.
Retorno a Basket UdeC
Se da la llegada de Cipriano Núñez el año 2019 y se generaron algunos contactos para volver. “No había compartido con él, pero sí lo había enfrentado. En una conversación me contó que quería sumarme al proyecto. No lo dudé, era la posibilidad de trabajar con un DT histórico, ganador y además volver al club donde ya se había producido un cambio interesante”.
Desde ese momento se han dado las cosas en lo deportivo. Pudieron ser campeones en la Libcentro 2019, en la LNB 2019-2020 venían muy bien y llega la pandemia, pero se mantuvo el proceso y finalmente campeonaron ante Valdivia en condición de visita en la LNB 2021.
En la competencia internacional suma las experiencias en la BCLA. «Había estado en una Liga Sudamericana el año 2017 con la UdeC y ahora nos tocó competir en dos instancias internacionales contra los mejores equipos del continente. Eso es muy lindo, hay que disfrutarlo, es una experiencia increíble porque se ven detalles a otro nivel, es otra intensidad, otro físico, otra calidad y te exige mucho, tanto a jugadores como a cuerpo técnico, es estar en un constante crecimiento”, expresa.
Pensando en esta temporada, el uruguayo considera que un punto a favor es que el proceso continúa, que la gran base de jugadores sigue estando. “Es un proceso que empezó en 2019 y que sigue creciendo, yendo para adelante, así que estamos convencidos de que se puede, pero no hay que aflojar; hoy estamos exigiendo cosas distintas, ir subiendo escalones, no relajarnos ni creernos que porque somos un equipo que cuenta con una rotación larga y con jugadores de nivel está todo listo, solo con eso no vas a ganar”, afirma.
Sobre el futuro, la idea de tener otra oportunidad como entrenador principal no le quita el sueño. “Si bien me siento preparado y estuve convencido cuando se dio la posibilidad, obviamente es otro estrés, otra presión, pero me hizo bien bajar un poco la pelota y volver a encaminar otra vez la cabeza. Hoy me encuentro en un rol que me gusta mucho, el tema del scouting de los rivales principalmente. Obviamente que en mi ambición personal está el volver a dirigir, pero sin forzarlo, sin apresurarme y que se dé cuando tenga que ser”, sentencia Santiago Gómez.
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