Las recientes elecciones presidenciales reavivaron las críticas hacia la capacidad de las encuestas para anticipar el comportamiento electoral en Chile.
El desempeño de candidaturas consideradas como un voto de protesta hacia la clase política, como la de Franco Parisi, generó sorpresa en el análisis de los resultados del domingo 16 de noviembre.
El académico del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción, Dr. Omar Barriga, repasó las limitaciones del ecosistema de encuestas y los ajustes necesarios para mejorar su calidad y representatividad.
El sociólogo advirtió que la obligatoriedad del proceso es uno de los elementos centrales para comprender las diferencias entre las proyecciones y los resultados.
«El hecho de que esta elección fue con voto obligatorio generó un quiebre importante con la definición tradicional de la «población de estudio«, lo que impactó en las formas en que se tomaron las muestras correspondientes. Los temas muestrales son la parte más compleja de este proceso y ese cambio fue muy grande», dijo.
Desde su perspectiva, no existe tanta distancia entre las encuestas y los resultados finales, aunque el público general no necesariamente puede estar al tanto de ello.
«Cuando uno examina las diferencias entre los pronósticos y los resultados concretos, las diferencias no fueron tan tremendas, al menos desde la óptica de lo que podrían haber sido», agregó.
Críticas a encuestas: Rol de las mediciones en la formación de opinión
La discusión pública sobre el rol de las encuestas suele centrarse en su capacidad para influir en la formación de opinión y, en particular, en fenómenos como la existencia del “voto útil”. El Dr. Omar Barriga planteó al respecto que este efecto, si bien puede existir, tiene alcances difíciles de medir.
Sí manifestó que existen dos fenómenos que se deben atender con urgencia, tanto en el entendimiento de principios estadísticos básicos como en la temporalidad de las encuestas:
«Uno es el poco uso, y la menor comprensión, de lo que son los márgenes de error y la noción de «significativo», tanto por parte del público como por parte de los medios y periodistas. Y el otro es la fascinación de hacer encuestas nuevas cada 15 días y luego hablar sobre cómo un candidato o una candidata «bajó» en dos puntos, un comentario sin sentido desde el punto de vista estadístico (y eso supone muestras probabilísticas, que estas no lo son)».
Importancia de una buena muestra
La discusión metodológica ha sido alimentada por análisis que muestran la dificultad de las encuestas para representar con precisión a las regiones del país, donde el comportamiento electoral difiere del observado en la Región Metropolitana.
Dentro de las críticas a las encuestas, Omar Barriga coincidió en que la representatividad es uno de los mayores desafíos actuales, y el plan para definir cómo se selecciona a las personas que serán encuestadas en un estudio requiere de una inversión considerable.
«Un buen diseño muestral es caro. Una empresa que quiere publicar resultados de 2 encuestas al mes, o una al mes, genera costos muy altos», explicó el académico.
Al respecto, planteó una estrategia distinta: reducir el número de encuestas y, en simultáneo, incrementar la inversión en estas mediciones.
«Una buena manera de tratar de mejorar los resultados de las encuestas es hacer mitad o un tercio del número de encuestas que se hacen ahora pero gastar 2 o 3 veces en cada una. En esencia, gastar lo mismo en el periodo de campaña, pero hacer menos encuestas y hacerlas mejor, no tan apresuradas», finalizó el Dr. Omar Barriga.







