
Crédito: Facultad de Enfermería UdeC
En Chile, desde el año 1978 contamos con un Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI), cuyo objetivo es prevenir la morbilidad, discapacidad y muertes secundarias a enfermedades inmunoprevenibles en todas las etapas de la vida.
Los procesos de inmunización han salvado millones de vidas en el mundo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy contamos con vacunas para prevenir más de 20 enfermedades potencialmente mortales. Este avance científico ha contribuido significativamente al aumento de la expectativa de vida de niños, niñas y adolescentes (NNA) a nivel mundial y ha permitido erradicar enfermedades como la viruela, eliminada hace 45 años, un claro ejemplo del impacto de las campañas de vacunación a nivel mundial.
En Chile, desde el año 1978 contamos con un Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI), cuyo objetivo es prevenir la morbilidad, discapacidad y muertes secundarias a enfermedades inmunoprevenibles en todas las etapas de la vida. Una de las principales características de este programa es que es universal y gratuito.
Esta condición está respaldada por el Decreto 50 exento del Ministerio de Salud, que en su artículo 5° establece que “estas prestaciones de salud no pueden ser denegadas a ninguna persona migrante por carecer de documentos o permisos de residencia”. Además, el artículo 6° asegura que “la gratuidad debe aplicarse tanto a la vacuna misma como al proceso de vacunación” en los vacunatorios privados que han suscrito convenio.
El PNI se ha integrado con diversos programas de salud, especialmente en la infancia. Con estas estrategias, la cobertura de vacunación infantil en 2019, alcanzó un 89% de la población objetivo, acercándose al 95% esperado para evitar brotes de enfermedades como la difteria o poliomelitis entre niños, niñas y adolescentes en el país.
A pesar de los avances en inmunización, no podemos desconocer el impacto han ganado los grupos antivacunas en los distintos países. Esta influencia se refleja en el preocupante aumento de los brotes de sarampión que se han producido a nivel mundial. Esta enfermedad altamente contagiosa, se presenta con fiebre alta, síntomas respiratorios leves, ojos enrojecidos, pequeñas manchas blancas en la boca y un sarpullido, característico de esta “peste”, que comienza en la cabeza y se extiende al resto del cuerpo. Aunque en la mayoría de los casos es leve, puede causar complicaciones graves como neumonía, otitis, diarrea, encefalitis, ceguera e incluso la muerte.
El sarampión se había eliminado en la Región de las Américas en 2016, pero desde 2017 los casos han ido en aumento. En nuestro país, el sarampión fue eliminado en 1992 y no se han registrado casos a nivel local. Sin embargo, persiste el riesgo de casos importandos desde otros lugares.
Según la OMS, desde enero hasta abril del 2025, se han confirmado 2.318 en la Región de las Américas, incluidas tres muertes, lo que ha significado un aumento de 11 veces en comparación con el año 2024. Los casos se han notificado en Argentina, Belice, Brasil, Canadá, México (una muerte) y Estados Unidos (dos muertes).
La vacuna contra el sarampión es una de las más eficaces disponibles. Un esquema de dos dosis tiene una eficacia del 97 % en la prevención del sarampión de por vida. En Chile, esta vacuna se administra a los 12 y 36 meses de edad. Además, este año el Ministerio de Salud de Chile (MINSAL), está realizando una campaña de vacunación contra el sarampión dirigida a personas nacidas entre 1971 y 1981 quienes deben acercarse al Centro de salud más cercano, independiente del Sistema se Salud que se posean.
Vacunarse es una responsabilidad con nuestra salud, pero también es cuidar a los demás.
Columnista

Dra. Claudia Delgado Riffo
Enfermera Especialista en Salud Infantil, Profesora asistente, Departamento Materno Infantil,
Facultad de Enfermería UdeC
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