Un reglamento ajeno a la UdeC
Crédito: Equipo Campaña Bernardo Castro Ramírez
La propuesta de reglamento académico que impulsa la rectoría no es solo una copia textual del mismo documento, pero en la Universidad Católica, sino que además intenta acabar con nuestro modelo docente a través de un reglamento antidemocrático y autoritario.
Una de las principales características de la UdeC es su singularidad, la que tiene que ver con sus espacios físicos, su estructura jurídica y su ethos, todo lo cual le fue imprimido con gran éxito por sus fundadores. Sin embargo, a fines de 2021 un correo enviado desde la Secretaría General nos notificó de un intento por eliminar parte importante de esa singularidad, al enviarse el proyecto del Reglamento del Académico UdeC impulsado por la actual rectoría, sin que allí se sincerara algo esencial: que se trataba de una copia (textual en muchos párrafos) del Reglamento del Académico de la Pontifica Universidad Católica.
Tanto o más grave que la copia (algo que prohibimos en forma terminante a los estudiantes), es el intento que hay detrás de ella por acabar con un modelo académico que posibilitó siete años de acreditación y una cultura democrática que tiene más de 100 años, al tratar de imponerse en la UdeC un sistema que existe en una universidad que no se parece en nada a la nuestra, pues posee (como indiqué en la carta que en su momento envié al rector) una cultura e idiosincrasia completamente distinta, en circunstancias que nuestra institución es humanista y laica.
Por cierto, la “propuesta” de la Secretaría General tampoco incorpora la perspectiva de género, algo que se menciona en lo discursivo, pero que se borra por completo en materias tan relevantes como esta, que propone cambiar el paradigma académico de la Universidad de Concepción, introduciendo categorías como “profesores docentes”, “profesores clínicos” o “profesores investigadores”, por mencionar algunas.
Además de lo anterior, hay varios otros aspectos de dicho proyecto que son particularmente preocupantes para quienes laboramos en la UdeC. El primero de ellos es que el artículo 90 amplía las causales de despido del cuerpo docente, introduciendo una cláusula que permite al rector desvincular a quien estime conveniente, lo que generaría no solo una enorme inestabilidad laboral, sino que además entregaría un poder sin contrapeso a la máxima autoridad de la universidad.
En el mismo sentido se ubican los artículos 60 al 64 del reglamento impulsado por el rector Saavedra, en los cuales se plantean ideas derechamente autocráticas, como que los docentes tienen que ser solidarios con las decisiones de las autoridades y que antes de emitir cualquier opinión deben “contar con la autorización de la autoridad competente”; es decir, censura previa. Adiós desarrollo libre del espíritu.
Se trata, en síntesis, de un proyecto antidemocrático y que daña severamente la fe pública de la UdeC, por lo cual reitero mi llamado al rector Saavedra en orden a no insistir con su tramitación, en pro de mejorar así la convivencia universitaria.
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