Semana de pausa activa: académico de Ciencias Forestales expone sobre botánica forense
Crédito: César Arroyo Muñoz/DirCom UdeC.
La idea de la charla fue mostrar a las y los jóvenes que ésta área puede ser una buena alternativa de desarrollo profesional a partir de la formación que están recibiendo.
De desarrollo relativamente reciente y menos conocida que otras ramas de la criminalística, la botánica forense comienza a abrirse camino en la investigación de delitos de distinta naturaleza.
Un ejemplo en Chile es el trabajo realizado en torno al ataque incendiario en el murió el matrimonio Luchsinger-Mackay en enero de 2013. Las pericias botánicas lograron situar a uno de los responsables del crimen en el sitio del suceso a través del hallazgo, en sus vestimentas, del polen de un tipo de papas cultivadas en el fundo de las víctimas.
El polen “hizo que los ropajes y los zapatos hablaran” de modo que el único condenado en el caso fuera “situado científicamente en el lugar”, relató el académico de Ciencias Forestales, Narciso Aguilera Marín, en una charla sobre el tema dirigida a alumnos y alumnas del área de las ciencias biológicas y afines.
La idea de la exposición -que es parte de la asignatura Anatomía y citohistología vegetal- fue mostrar a las y los jóvenes que la botánica forense puede ser una buena alternativa de desarrollo profesional a partir de la formación que están recibiendo.
“Ellos se pasan cinco o seis años estudiando, adquiriendo conocimientos y también pueden actuar por el bien de la sociedad, usándolos en el contexto forense para ayudar a desentrañar crímenes”, señaló el ingeniero agrónomo y máster en Biotecnología.
El académico -que pasó por una formación para ser perito, pero que no terminó porque optó por dedicarse a la ciencia- explicó que la botánica forense se trata de la aplicación de conocimientos botánicos para contribuir al esclarecimientos de delitos variables como robo de madera y de cosecha, secuestros y homicidios, entre otros.
“Es una herramienta relativamente nueva, estamos hablando del siglo pasado, y se ha estado utilizando como complemento de otras herramientas de la criminalística convencional desde que se vio que tenía un potencial muy alto para desentrañar crímenes y delitos”, explicó el investigador.
La primera vez que se recurrió a un experto botánico con fines forenses fue para inculpar al autor del secuestro del hijo de Charles Lindbergh, el primer aviador en cruzar el Atlántico en un vuelo en solitario en 1927.
El académico contó que el perito logró conectar la madera de uno los travesaños rotos de la escalera que el secuestrador -un carpintero alemán- usó para alcanzar la ventana del niño de un año y medio, con material de su taller.
También estableció la similitud de los patrones de corte de la madera con una sierra hallada en el lugar de trabajo del carpintero.
En el trabajo forense, los especialistas se sirven “de partes y órganos de las plantas que son conservados (estables), que son típicos de especies determinadas y que no se repiten en otras, de tal manera que cuando se encuentran, por ejemplo, en una víctima o una mercancía, contribuyen a ubicar dónde fue ultimada la persona o dónde fue robada la mercancía”.
El Dr. Aguilera enfatizó que para ser un experto forense es necesario tener conocimientos en todas las disciplinas botánicas, aseverando que la capacitación para llegar a ser un buen botánico forense comienza en la universidad.
Pausa activa
La charla del Dr. Aguilera es parte de la Semana del Bienestar y Salud Mental, programada por la Facultad en el marco de la Pausa Activa que vive la UdeC hasta el 19 de mayo.
El Vicedecano de Ciencias Forestales, Eduardo Peña Fernández, contó que el programa se elaboró junto a las y los estudiantes de las tres carreras de la Facultad -las ingenierías Forestal, en Biotecnología Vegetal y en Conservación de Recursos Naturales- con el fin de orientar las actividades hacia sus intereses.
“Una cosa que nos sorprendió es que pidieron talleres Excel y R que son dos herramientas fundamentales para ellos, incluso para trabajar en su título, porque consideraron que estaban débiles en eso, por efecto de la pandemia”, señaló.
Asimismo, además de la conferencia sobre botánica forense, solicitaron charlas relacionadas con la identificación de especies, un tema que no pudieron ver bien durante la pandemia porque no fue posible hacer todos los terrenos de las carreras. De este modo, se programaron salidas cerca del Campus y a la Desembocadura del Biobío.
“Esta semana de pausa activa ha servido para reforzar conocimientos y en algunos casos las y los alumnos han sido privilegiados, porque en lugar de uno, las salidas han tenido hasta tres profesores acompañándolos”, dijo el vicedecano.
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