"Queremos poner a conversar a la ciencia y las comunidades": Dra. Beatriz Cid habla de su proyecto Anillo
Crédito: UdeC
Poner a dialogar los saberes de la ciencia con la experiencia centenaria de las comunidades costeras del centro sur de Chile, es el proyecto que encabezará la socióloga UdeC y que busca entender cómo adaptarnos al cambio climático.
Laboratorios de codiseño para el cambio climático. Esa es la apuesta de Beatriz Cid Aguayo, socióloga, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción y parte del equipo que recientemente adjudicó este proyecto al fondo Anillos, de la Agencia Nacional de Innovación y Desarrollo del Ministerio de Ciencia.
La iniciativa es una de las cinco que logró la UdeC este año en este concurso. En este trabajo, la casa de estudios penquista encabezará en este caso una red interdisciplinaria de investigadores de distintas áreas, que provienen también de la U. Católica del Maule y la U. de Los Lagos.
El proyecto busca diseñar un modelo metodológico colaborativo de gobernanza a múltiples escalas sobre bienes comunes. De hecho, su nombre original en inglés es Codesign labs for climate change: commons governance and care in coastal areas of south central Chile.
En palabras de Beatriz Cid, se trata de una experiencia nueva, que busca hacer dialogar los saberes científicos y de comunidades costeras entre el Maule y Los Lagos. Para entender el cambio climático, para ver cómo enfrentarlo en el futuro mirando qué hacen comunidades costeras de la zona centro sur de Chile para adaptarse.
Se trata de personas que se dedican a las actividades del mar. Recolección, pesca, actividades que se han gestionado hace siglos de forma comunitaria.
De esto quiere aprender Cid.
“Esto tiene dos ideas. Una, que tiene que ver con desafíos como el cambio climático. Otra, más reciente, que es la cuestión del codiseño, del diálogo de saberes. Porque hay distintos mundos, epistemes, distintas formas de entender la ciencia o la naturaleza que pueden aprender mutuamente”, señala.
“Frente a esos desafíos contemporáneos como el cambio climático, queremos poner a conversar esas dos intuiciones, cómo están las comunidades resguardando los comunes, sus comunes territoriales, cómo los están proyectando hacia el futuro, qué hacen con ellos”, cuenta.
¿Qué son los comunes?
“Cuando hablamos de comunes estamos hablando de la costa, del mar, de la morfología de los cerros o la biodiversidad”, explica Cid.
El análisis se hará en tres capas, y la primera, es justamente saber qué recursos comunes están en cada comunidad.
“Un segundo nivel, que es más objetivista, es estudiar cómo las comunidades gestionan estos comunes, desde el ámbito de la gestión comunitaria de estos recursos que son manejados y producidos muchas veces por las comunidades”, cuenta Cid.
Se trata de un punto relevante, pues las comunidades tienen arraigo muchas veces centenario con el territorio, y esto cambia las cosas. Un ejemplo es la recolección de algas.
“Una de las cosas más importantes biológicamente es el cochayuyo, que construye una comunidad biológica donde hay chungungos, peces y otras cosas. Y una de las sorpresas más grandes que nos hemos llevado, es que el mundo lafkenche, cultiva el cochayuyo. Le van sacando otras algas que puedan competir con el cochayuyo, de manera que crezca más abundante”, relata la investigadora.
“Entonces, de alguna manera, si tu piensas que esta es una práctica de los últimos cientos de años, la morfología de los ecosistemas está mediada por esta gente que va y cultiva el cochayuyo”, acota.
El tercer nivel, es el laboratorio propiamente tal.
“En esta etapa viene lo que es ponerse a conversar, donde también participan actores institucionales, otros actores importantes en el territorio que puedan contribuir a imaginar el futuro, a cómo enfrentar el cambio climático”, sostiene.
Detrás del proyecto, hay una forma de mirar la ciencia.
“Tendemos a mirar en forma segmentada, por disciplina, como si la realidad fuera discontinua. Entonces, tenemos esta idea de integrar datos, de distintas miradas interdisciplinarias, con foco en las personas, en la vida de ellas en los territorios, es uno de los aprendizajes”, aclara.
De cara al cambio climático, afirma Beatriz Cid, cobran relevancia los saberes de estas comunidades que han aprendido, que se han adaptado.
“Tenemos que mirar en conjunto para entender procesos que son muy complejos y sacar lecciones. Se trata finalmente de aprender a trabajar con otro”, finaliza.
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