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Se debe fomentar el enfoque territorial en los procesos de planificación y gestión, que consideren problemas estructurales del espacio rural, como la retención de población joven que se desempeñe en las labores agropecuarias.
En Chile y Latinoamérica se han experimentado procesos vinculados al patrimonio agroalimentario de grupos sociales y territorios, como respuesta a una serie de transformaciones políticas, socioeconómicas, culturales y ambientales que han incidido en el desarrollo de las comunidades rurales.
Las principales acciones han estado enmarcadas en la valorización de la producción agroalimentaria tradicional mediante la generación de mecanismos que permitan certificar la calidad y autenticidad del producto, a través de estrategias de diferenciación, enfocadas mayoritariamente en mercados extraterritoriales.
En este sentido, la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y los mecanismos de certificación mediante el programa Sello de Origen de INAPI, se encuentran incentivando procesos de “patrimonialización” asociados a una reactivación de las economías locales y a un efectivo resguardo de las culturas alimentarias.
Instancias como el comercio justo, o los circuitos cortos de comercialización se presentan como alternativas que buscan estrechar las relaciones de confianza entre productores y consumidores, fortaleciendo el capital social y reduciendo el número de intermediarios, distancias e impactos al medio ambiente.
El sector agroalimentario nacional deberá enfrentar durante los próximos años desafíos estrechamente relacionados con el desarrollo agroindustrial, como aumentar la productividad de manera sostenible, utilizar eficientemente los recursos naturales y contribuir positivamente al medio ambiente y a la sociedad; impulsando así, el desarrollo de procesos productivos innovadores para la diversificación del mercado agrícola, a través de la elaboración de alimentos cuyo objetivo final es el mercado internacional.
Ante tal escenario, la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción se proyecta desarrollando soluciones sinérgicas y sistémicas en los ámbitos agrícola, agroindustrial, alimentario y ambiental, con un enfoque centrado en las ciencias de la Ingeniería, bajo el prisma de una gestión colaborativa y con la perspectiva del bien común.
Se debe fomentar el enfoque territorial en los procesos de planificación y gestión, que consideren problemas estructurales del espacio rural, como la retención de población joven que se desempeñe en las labores agropecuarias, la inclusión de los pueblos originarios y el apoyo a las mujeres, que no sólo se vinculan a la producción agrícola, sino que desempeñan otras actividades propias del espacio rural, como la artesanía, el turismo y la elaboración de alimentos procesados.
El Departamento de Agroindustrias UdeC ha apoyado a comunidades campesinas a través de proyectos de revalorización del patrimonio natural y cultural de Ñuble y Biobío, y un ejemplo es el de agregación de valor a la castaña, ejecutado con apoyo de FIA y en conjunto con la Agrupación de productores y procesadores de castaña El Carmen, con el cual logramos caracterizar su producción, desarrollamos una crema untable, generamos una marca, implementamos una sala de proceso y capacitamos a los productores, quienes ahora son capaces de producir alimentos saludables e inocuos, con una fuerte identidad territorial.
Columnista(s)
Dr. Christian Folch Cano
Director Departamento de Agroindustrias
Facultad de Ingeniería Agrícola
Universidad de Concepción
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