Más familia y menos contenidos: los cambios que se auguran en las escuelas post pandemia
Crédito: Pixabay
Los establecimientos educacionales están ante un cambio de paradigma planteado por la imposibilidad de realizar clases presenciales. Esto puede alterar la forma en la que se educan los niños y niñas a largo plazo y con consecuencias irreversibles, plantean especialistas consultados.
En el sector de Cascada, Región de Los Lagos, los profesores y profesoras de la escuela rural tuvieron que cambiar radicalmente la forma en que estaban haciendo sus clases.
El 15 de marzo se suspendieron las actividades presenciales por la aparición de la Covid-19 y desde entonces, montaron un sistema en el que se combinan el envío de tareas por Internet, la capacitación a los padres para que sean un apoyo para sus hijos y la entrega de material presencial, si es que pasan varios días sin noticias de una familia.
Esta comunidad, como muchas otras, ha tenido que adaptarse a un nuevo escenario, con mayores o menores recursos disponibles. Es lo que ha podido ver el académico UdeC Dr. Jorge Ulloa Garrido, director del Centro de Liderazgo para la Mejora Escolar. Ellos trabajan con un centenar de escuelas de las regiones de Biobío, Los Lagos y O’Higgins y conocen de primera fuente cómo ha sido este cambio para profesores y directivos.
Entre las preocupaciones de las escuelas, está la nueva relación que la escuela establece con los apoderados. “No volveremos a ser como antes, por eso no me gusta hablar de volver a la normalidad. Tenemos que ayudar a los profesores a reconstruir la relación con los padres, para que el proceso educativo tenga continuidad en los hogares. En una primera etapa los profesores mandaron muchas guías de aprendizaje a la casa, pero ante la pregunta ¿qué sabes de tus apoderados?, no había respuesta. Entonces, hay un espacio invisible, que se da en la casa de los niños y eso tenemos que conocerlo”.
Un segundo desafío está en los contenidos y la forma de enseñar. “Hay que priorizar, no se puede pasar todo el curriculum. Nuestra propuesta es centrarnos en habilidades, como por ejemplo, aprender a buscar y evaluar información, aprender a trabajar con otros o a reconocer noticias falsas, algo muy necesario en este contexto”.
Este nuevo enfoque también afectará la forma en que se trabaje post-pandemia e impondrá la necesidad de innovar en la sala de clases.
“No estábamos preparados para este escenario, por lo que tratamos de llevar el trabajo presencial a lo virtual. Tenemos que incorporar nuevas estrategias, porque si en las clases online les expongo ante la cámara con un Power Point y en la clase presencial hago lo mismo, los estudiantes pensarán, ¿por qué me obligan a venir a lo mismo?”, dice Ulloa.
Desigualdades y esfuerzo del Estado
Un informe del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), aseguró que una situación de confinamiento como la actual puede tener efectos diversos en los estudiantes.
Estos dependerán de la capacidad de los padres para apoyar su aprendizaje, la capacidad de las escuelas para llegar a ellos de forma remota y las habilidades y motivaciones de cada niño o niña. Estos factores pueden no solo afectar los aprendizajes futuros, sino que incidir en una pérdida de conocimiento y habilidades adquiridas.
En esto coinciden los expertos. La desigualdad de base entre escuelas y familias puede abrir una brecha aun más grande entre estudiantes. El Decano de la Facultad de Educación UdeC, Dr. Oscar Nail Kröyer, asegura que este es un gran nudo crítico del sistema.
“Tenemos este sistema segmentado socialmente desde antes del Coronavirus. Esto provoca que las condiciones de entrada de los niños a la escuela son diferentes, en el modo presencial, y más aun en la modalidad virtual. Las diferencias se agudizan porque el sistema público está en desventaja”, comenta.
Ante este problema, una de las cosas que tendrá que cambiar es la formación de profesores. Nail propone que, para avanzar en una nueva educación, que combine lo virtual con lo presencial, tiene que haber un esfuerzo de país para capacitar a los profesores.
“Necesitamos un foco nacional para establecer las prioridades, qué habilidades se necesitan, porque es más que el contenido. Tienen que cambiar las formas de enseñar, eso tiene que ver con métodos, mecanismos y nuevos dispositivos de aprendizaje. No es solo usar el computador, sino que también el para qué lo usamos”, señala el Decano.
Asimismo, lo que aprenden los estudiantes de Pedagogía tiene que modificarse. “Las carreras ya no deberán tener tantas asignaturas. Pero los rediseños son complejos porque requieren de consenso, está además el tema de la acreditación que sigue anclada a planes de formación, y asignaturas, hay que ver qué pasa con las prácticas en este contexto. Es un escenario difícil pero puede ser una oportunidad, siempre que se aborde desde las políticas públicas para que podamos hacer el cambio rápido”.
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