Liderazgo para un renovado desarrollo del espíritu de la Universidad de Concepción

Es un hecho que, frente a la crisis de muchas instituciones sociales en nuestro país, las universidades aún cuentan con credibilidad y legitimidad para enfrentar desafíos y procurar respuestas a los problemas, sueños y anhelos de una sociedad cada vez más compleja.

En este difícil escenario, el gran reto es generar liderazgos genuinamente horizontales que permitan establecer diálogos diversos y plurales al interior de una Universidad como la nuestra, con el objetivo de construir inteligencias colectivas que den respuesta a los numerosos desafíos que plantea hoy la sociedad chilena y mundial.

Entre las tareas irrenunciables que se nos presentan, debemos integrar institucionalmente los nuevos desafíos tecnológicos que han llegado para cambiar la forma en que abordamos nuestro trabajo y nos relacionamos; examinar activamente nuevas estrategias para mitigar el impacto que nuestras acciones ejercen sobre el planeta y su innegable e inexorable consecuencia: el cambio climático; buscar la manera de enfrentar y liderar los grandes cambios que trae aparejada la irrefrenable revolución feminista; asegurar la implementación de nuevas y mejores políticas para afrontar nuestro autocuidado y el cuidado de quienes nos rodean, entre otras. En suma, debemos desplegar todo nuestro potencial creador y transformador institucional para comenzar a enfrentar con altura de miras los próximos cien años de vida de nuestra universidad.

En esta encrucijada histórica que vivimos, estamos llamadas y llamados a cimentar un horizonte estratégico que entregue significado a una nueva forma de construir comunidad, valorando y validando el trabajo común y compartido, que sea fuente de sentido de los proyectos biográficos de quienes formamos esta gran familia UdeC.

Hace un tiempo, colegas de nuestros tres campus confiaron en mi visión de Universidad y en mis capacidades de liderazgo y sembraron una semilla que se ha llegado a convertir en un gran proyecto colectivo y pluralista.  Es por ello, que me pongo a vuestra disposición para liderar un nuevo desarrollo del espíritu, fundado en el cariño y compromiso que siento por la UdeC y su comunidad, que desde hace casi 40 años forman parte de mi ADN. 

Con determinación, pero también humildad, y con el convencimiento de que mis capacidades personales y mi vasta experiencia académica puedan convertirme en la primera rectora de una institución que ha sido tan trascendental en el desarrollo de nuestro país en el último siglo, quisiera concitar vuestro valioso respaldo en esta elección y convocarles a construir un verdadero y decisivo cambio para enfrentar nuestro futuro como una comunidad universitaria cohesionada, comprometida y proyectada humana y socialmente para el siglo XXI.