Intolerancia a la lactosa: mal manejo de esta condición puede comprometer la digestión en general

Crédito: Freepik
La intolerancia a la lactosa se produce cuando el cuerpo no procesa este carbohidrato, presente en la leche y otros productos lácteos. Especialistas de la Facultad de Farmacia UdeC explican los riesgos y soluciones para sobrellevar esta condición.
La lactasa es una enzima que se encuentra en el intestino delgado. Su papel es “dividir” la lactosa, presente en la leche y sus derivados como yogurt, quesos y quesillos, en glucosa y galactosa, facilitando su absorción en el cuerpo.
Si no se produce suficiente lactasa, el intestino no es capaz de hacer este proceso, dificultando la digestión y provocando la fermentación del lácteo consumido. Esto libera gases, que son los responsables de los incómodos síntomas, que van en aumento: hinchazón, dolor abdominal, diarrea, hasta vómitos y cólicos.
Según datos del Ministerio de Salud en 2021, el 50% de la población chilena es intolerante a la lactosa.
Este trastorno se puede sobrellevar por dos vías: primaria, en que la persona poco a poco pierde la capacidad de generar lactosa, teniendo incomodidades leves y reemplazando de a poco el consumo de lácteos por versiones deslactosadas; y secundaria, en que alguna enfermedad o medicamento disminuye la capacidad de procesar los lácteos y que, con tratamiento, puede ser revertida.
“Para diagnosticarla se hace una historia clínica, aunque puede complementarse con algunos test como el de aliento con hidrógeno o una prueba de tolerancia a la lactosa”, señaló la Dra. Montserrat Victoriano Rojas, docente de la Facultad de Farmacia Universidad de Concepción .
Con la intolerancia confirmada hay solo dos caminos, una dieta libre de lactosa o el consumo de la enzima previo a una comida. “La idea es consumir la lactasa e inmediatamente comer, porque la acción de la lactasa es, más o menos, de 20 minutos” recomendó la docente de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción, Sigrid Mennickent Cid.
La Dra. Victoriano sumó la advertencia de que, si bien la pastilla consumida evita los síntomas más incómodos, no hay un tratamiento que revierta la condición. Si un paciente diagnosticado decide no seguir el tratamiento preventivo ni sacar la leche y sus derivados de la dieta, esta elección “produce inflamación persistente, lo que impide digerir otros productos”, agregó.
Hoy es fácil encontrar en el comercio alimentos “sin lactosa”, pero lo que pasa realmente es que incluyen lactasa desde su elaboración. De esta forma, se asegura la capacidad de procesar el ingrediente y el consumo seguro. No es comparable a una alergia, como la del gluten en las personas celíacas.
La intolerancia a la lactosa no es mortal, pero si puede tener un componente hereditario. En caso de ser diagnosticada o diagnosticado con ella, si sigue el tratamiento no tendrá mayores dificultades o trastornos. La consulta médica se recomienda nuevamente solo en caso de que los síntomas no desaparezcan o se agraven, poniendo énfasis en mantener la hidratación en casos de diarrea o vómitos.
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