Igual que en la UdeC: la puya chilena deslumbra en el Jardín Botánico de Birmingham
Crédito: Puya en la UdeC/César Arroyo, DirCom.
Hace 20 años el recinto británico cuenta con esta especie endémica de Chile que comenzó a florecer este mes en los espacios de su invernadero de clima árido.
Los integrantes del Jardín Botánico de Birmingham (BBG) en Inglaterra viven por estos días la misma fascinación que experimenta la UdeC y la comunidad penquista cada dos o tres primaveras, cuando la puya (Puya alpestris), situada en uno de los costados de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas (FCNO), exhibe su imponente inflorescencia con sus flores aceradas de color azul turquesa.
El parque botánico de la ciudad cuenta con una planta de chagual (su nombre común) llevada desde Chile hace 20 años, que comenzó a florecer este mes en los espacios de su casa de vidrio (invernadero) de clima árido.
El hecho ha sido consignado por las redes del recinto como un espectáculo de “otro mundo”, por su llamativa espiga de flores bautizada como torre de zafiro, sin dar luces sobre el lugar preciso de su origen.
Miembro de la familia de las bromelias, cuyas plantas tienen un parentesco lejano con la piña, la Puya alpestris florecida por primera vez en el Jardín Botánico de Birmingham es una especie endémica de Chile, que puede verse tanto en la cordillera como en la costa, principalmente entre las regiones de Coquimbo y del Biobío.
“Son varias especies, bien parecidas, lo que cambia es el color de las flores. Aquí en la costa de la región, sobre todo en la desembocadura del Biobío está la Puya chilensis, que es idéntica a la alpestris, pero tiene flores amarillas; en el norte hay otras más pequeñas con flores más pálidas, blanquecinas; pero quizás la más bonita de todas sea la Puya alpestris, por su color tan especial”, comenta el académico del Departamento de Botánica (FCNO), Carlos Baeza Perry.
Las noticias del BBG destacan el trabajo de sus integrantes en el objetivo de lograr la polinización de sus flores, usando pinceles, con la idea de obtener semillas, para asegurar su presencia en las colecciones, pensando en las futuras generaciones.
El Dr. Baeza explica que los polinizadores más importantes de estas plantas son los colibríes -también cuentan los insectos- que son atraídos desde lejos por las llamativas flores que van apareciendo progresivamente y señala que para lograr semillas de buena calidad se requiere polinización cruzada.
“Si se trata de un sola planta es difícil que esto pueda ocurrir”, afirma y agrega que sí es posible hacer una “polinización asistida” y lograr, en condiciones controladas, que se forme el fruto y obtener semillas.
“Y luego hay que ponerlas en un medio adecuado. Lo más probable es que un gran porcentaje no germine, pero más de alguna va a germinar”, asevera.
También recuerda que éstas son plantas de muy lento crecimiento, por lo que la floración puede tardar muchos años.
Reproducción vegetativa
De acuerdo al especialista sistemática y biodiversidad de plantas vasculares, la puya de la UdeC -que llegó al Campus en los años 50 del siglo pasado- no ha producido semillas.
“No se ven plántulas nuevas que aparezcan cerca de la roseta (la planta) y acá es un lugar muy cuidado, muy bien regado, que ha sido muy respetado por la gente”.
Sí se ha producido una reproducción vegetativa o asexuada, con la aparición de nuevas rosetas “que después ‘se empiezan a poner de acuerdo para florecer’, entonces cada dos años florece una y luego la otra y producen el espectáculo que nosotros conocemos acá, con esa inflorescencia enorme, súper poderosa”, explica.
Y a veces lo hacen al mismo tiempo, como ocurrió en 2021 y 2022, cuando nuestra puya presentó doble floración.
Más allá del hecho anecdótico de la presencia de la Puya alpestris en Gran Bretaña, el académico destaca la tradición europea de contar con jardines botánicos, muchos de los cuales están asociados a la universidades.
“Estos jardines cumplen varias funciones, entre ellas la conservación ex situ, de especies de otros países, plantas exóticas, raras o bonitas, que llamen la atención. Además hacen mucha investigación y difusión; son un motor enorme de educación y de belleza escénica. Por eso es triste lo que pasó con el Jardín Botánico de Viña del Mar que era el parecido a estos jardines y el importante que teníamos en el país”, señaló, recordando el reciente incendio que arrasó con el lugar.
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