Experto UdeC: "Hay enormes desafíos para poder tener una calidad del aire que sea segura"
Crédito: CC | Pexels
Chile se ubicó como el cuarto país con el aire más contaminado de América Latina. Coyhaique sigue encabezando el listado nacional como la ciudad que presenta los peores indicadores.
En el reciente informe entregado por la empresa suiza IQAir, Chile apareció con la cuarta peor calidad del aire de América Latina y el Caribe en el año 2023, siendo superado solo por México, El Salvador y Perú. Es más, ocho de las quince ciudades más contaminadas de la zona geográfica cuestionada pertenecen a nuestro país, con Coyhaique liderando la medición a nivel nacional.
Las fábricas, el uso de vehículos y la calefacción a leña de manera ineficiente, han aumentado las emisiones de monóxido de carbono, causando evidentes problemas de calidad de aire en las ciudades de Chile, particularmente en el sur del país.
Eso parece ser un problema sin solución en el corto plazo, dado que más allá de los artefactos que se usan para ocupar la leña, la deficiente calidad del material de construcción de las viviendas y la falta de aislación, dificulta el escenario y se recurre a la leña para calefaccionar, recurso mucho más barato y a la mano de la comunidad en dichas latitudes.
El académico de la Facultad de Ciencias Ambientales UdeC, Francisco de la Barrera Melgarejo, analizó las mediciones de la empresa suiza e hizo un par de consideraciones. “Es evidente el problema de contaminación del aire que nos afecta como país, algo que considero de alta gravedad. Ahora bien, hay que detenerse en la enorme cantidad de estaciones de medición que tiene Chile con respecto a otros países”, detalló.
Las cifras del mismo ranking así lo demuestran. Chile aparece con 63 estaciones de monitoreo frente, por ejemplo, a Bolivia que cuenta con solo dos, Argentina que presenta seis o Venezuela con solo una.
“Es importante tener mucho monitoreo, porque eso nos permite tomar decisiones basadas en datos concretos. Dicho monitoreo ha permitido poder establecer planes de descontaminación atmosférica o de prevención de la contaminación cuando los valores no son tan altos. En el primer tópico ayuda cuando los valores son muy elevados, estableciendo acciones para disminuirlos, atacando a las fuentes emisoras y de esa manera tener niveles más bajos”, precisó el docente.
El profesional manifestó que “hay enormes desafíos para poder tener una calidad del aire que sea segura, que no genere problemas en salud como ocurre actualmente”.
Fiscalización
La fiscalización por el uso de estufas a leña es casi inexistente, por más que hayan advertencias de parte de los entes reguladores. La problemática social detrás de esto es compleja y quizás ese sea el motivo de la ausencia de fiscalización. Otros tipos de calefacción más sustentables son difíciles de costear para millones de familias en Chile. Penalizar eso al parecer es un problema que ningún gobierno está dispuesto a hacer.
“La fiscalización tendría que ser más bien social, más bien ética, en la medida de que no tengamos sistemas más avanzados de fiscalización. Si la calidad del aire está mala hay que hacer algunos esfuerzos, los que son muy difíciles, porque significa pasar frío. Otro tipo de calefacción genera costos elevados”, apuntó el académico UdeC.
Francisco de la Barrera añadió que a veces con que en un barrio pequeño haya una chimenea funcionando, o una estufa con malos filtros, ya puede generar muchos empeoramientos del aire. “Eso pasa por decisiones personales y también requiere de mucha concientización. Al final, cuando hay una mala calidad del aire afuera, por una vivienda que está quemando leña con artefactos en mal estado, seguramente dentro de la vivienda también está muy contaminado y también se está perjudicando la propia salud de los integrantes de ese hogar, que puede ser enfermedad respiratoria, afecciones cardíacas, las que incluso pueden conducir a la muerte”, cerró.
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