Crédito: César Arroyo | Dircom
Los trabajos son realizados por la Dirección de Servicios, a través de la empresa especializada SurConserva. Serán tres meses de labor, durante los cuales se irá paulatinamente limpiando y conservando la escultura.
Por primera vez, en sus 55 años de instalación, se está realizando una limpieza y mantención especializada a la escultura Homenaje al Espíritu de los Fundadores, del artista nacional Samuel Román, Premio Nacional de Arte, 1964. El proceso tendrá una duración de tres meses y está siendo realizado por SurConserva, institución orientada a la preservación y conservación de bienes patrimoniales.
Ubicada en el Foro Universitario, en diagonal al Campanil, como contrapeso visual del emblemático edificio, la monumental escultura fue inaugurada en enero de 1966. Su forma abstracta, de rasgos antropomórficos, fue originalmente pensada como un reconocimiento al rector fundador Enrique Molina Garmendia, y luego concebida como homenaje al conjunto de personas que impulsó la fundación de la Universidad de Concepción.
El director de Servicios, Alejandro Tudela, destaca que la limpieza y conservación de la obra es clave, porque no existen registros de que se haya realizado algo igual desde su instalación. “Una revisión y diagnóstico realizado hace dos años denota que existen elementos orgánicos e inorgánicos en la superficie que pueden dañarla, los que hay que eliminar. Su pátina, por otra parte, está en bastante buen estado. Es importante el trabajo de conservación”, dice.
De hecho, la restauradora y directora de SurConserva, Pamela Quiroz, señala que la obra se encuentra en buen estado de conservación. “Las diversas alteraciones y deterioros se asocian a las características propias del material, la incidencia de los elementos ambientales y el paso del tiempo en clima costero. Los deterioros observados son menores y normales considerando lo mencionado anteriormente. No se aprecian deterioros ni alteraciones que afecten a la obra a nivel estructural”, señala.
Esas alteraciones se traducen en suciedad superficial generalizada, debido a su exposición al medio y a la ausencia de limpieza con anterioridad. Además, existen zonas de concavidad donde se acumula agua lluvia, y en las que se sedimentan y acumulan restos terrosos que, por acción del agua y humedad del ambiente, se van compactando y adhiriéndose a la superficie de la escultura.
Por ello, explica Tudela, era preciso realizar una limpieza mecánica y química de las superficies para eliminar esos restos. “Luego del proceso de limpieza, corresponde la conservación; tratamiento que permitirá menos daño en la obra que está construida, básicamente, en bronce. Este trabajo tomará tres meses. En forma paralela se va limpiando, conservando y sellando la escultura, de manera que no siga siendo deteriorada por agentes naturales”, señala.
Criterios de intervención
Quiroz especifica que, el primer paso, es la limpieza superficial con brochas de cerdas plásticas para la remoción de suciedad y deposiciones de origen animal, así como también “la eliminación de sedimentos producto de la inflorescencia o restos naturales, que es la patología principal que ataca el monumento”.
Posteriormente se realizará una limpieza de forma mecánica, con brochas de cerdas naturales y una solución de agua con jabón neutro. “Como tercer paso se procede al secado de la superficie con una solución de agua y alcohol al 50% completando el procedimiento con un secado superficial con paños de fibra natural”, dice.
La restauradora señala que, en sectores donde la patología haya atacado con mayor severidad, se realizará una limpieza específica, para completar la remoción de las sales de color verde turquesa. “Todo este procedimiento de limpieza es finalizado con una aplicación final de una solución para remover residuos y, como paso final, se aplicará una capa protectora, crema de cera de abeja”, dice.
Los criterios de intervención son, principalmente: la mínima intervención, evitando procedimientos invasivos, la trasformación (falsos históricos) y la eliminación de materiales constitutivos originales de la obra; la compatibilidad de los materiales empleados, respetando la materialidad constitutiva de la obra; la reversibilidad de los tratamientos y materiales a utilizar, y la uniformidad visual y coherencia en los tratamientos a realizar.
La restauradora señala que, además, se realizará un registro exhaustivo y detallado de todas las decisiones que se tomen, procedimientos realizados y materiales aplicados, lo que desembocará en la elaboración y emisión de protocolos y planes de conservación preventiva para el mantenimiento del monumento una vez finalizada la intervención.
Por último, dice que, como acción preventiva en la conservación, es necesario realizar una limpieza superficial idealmente una vez al año. “Pero, lo más importante es la difusión y puesta en valor, para educar a la comunidad en el cuidado del patrimonio”, asegura.
Remate del Foro
La arquitecta de la Dirección de Servicios, Meliza Nickel, destaca que la escultura y su ubicación dentro del espacio Foro, representa la culminación de una etapa fundacional de la Universidad, marcada por las figuras del Rector Enrique Molina y Rector David Stitchkin.
“Se pasa de los inicios de compra de los terrenos, al desarrollo de planes urbanísticos contemporáneos, como lo fue el proyecto del arquitecto Emilio Duhart, para el campus y el mismo espacio Foro. Este espacio, en su conjunto, representa el corazón universitario, por lo que la figura de los fundadores, plasmada en una corporalidad sin rostro, unifica a todos quienes aportaron a la formación de la institución y constituye, además de un homenaje, un elemento de presencia atemporal y vivificante de un esfuerzo ciudadano”, sostiene.
Al respecto, el Director de Servicios señala que la escultura forma parte del remate de la Plaza Hundida del Foro, junto con el espejo de agua y el mural de cerámicos, desarrollado por Roberto Goycoolea, Premio Nacional de Arquitectura, 1995.
“La escultura, más que el espejo de agua y el mismo muro de cerámicos, es un ícono dentro del Foro. De hecho, mucha de la memorabilia que hay acerca de la Universidad se centra en tres elementos claves: el friso del Arco, el Campanil y la escultura de Samuel Román. Quizá la escultura es el único elemento de los tres, que refleja a los fundadores; da cuenta de aquellos personajes que fueron visionarios en su época”, dice Tudela.
Nickel, por su parte, señala que, como elemento arquitectónico, la escultura fue pensada como un elemento de contrapeso perceptual con respecto al Campanil, por lo que su existencia y la de los mástiles de fondo, generan la contención espacio abierto, a modo de tamiz y marco del fondo hacia la Biblioteca Central. A su juicio, el trabajo especializado de limpieza y conservación que se está realizando es fundamental para dar continuidad a la valoración simbólica de la escultura y el conjunto del Foro.
- Compartir
- Compartir
Noticias relacionadas
Reportajes