Como parte de las actividades de la Escuela de Verano 2021, se realizó una mesa de conversación en la que se compartieron aspectos abordados en el proyecto de restauración de los cerámicos perimetrales de la Casa del Arte, trabajo realizado por la Dirección de Servicios y la Unidad de Patrimonio, con recursos del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.
Uno de los detalles más elocuentes de la Casa del Arte José Clemente Orozco, de la Universidad de Concepción, son los cerámicos que revisten sus muros. En sus 55 años de existencia, este edificio emblemático del campus universitario ha enfrentado un natural deterioro, el que no siempre ha sido enfrentado adecuadamente en cuanto a mantención y restauración de acuerdo con criterios patrimoniales.
Ante ello, la Unidad de Patrimonio de la Vicerrectoría de Relaciones Institucionales y Vinculación con el Medio; junto con la Dirección de Servicios, de la Vicerrectoría de Asuntos Económicos y Administrativos; elaboraron un proyecto de restauración de los cerámicos perimetrales de la Casa del Arte, el que es financiado por el Fondo del Patrimonio del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, SNPC.
Para dar a conocer parte de los procesos que involucra esta iniciativa, en el contexto de la Escuela de Verano UdeC 2021 se realizó el conversatorio Restauración Cerámicos Casa del Arte José Clemente Orozco. Criterios, Procesos, Significados, en el que participaron el arquitecto de la Dirección de Servicios, Alexander Bustos Concha; la ceramista y docente del Departamento de Artes Plásticas, Bárbara Bravo Inzunza; y la curadora de la Pinacoteca, Sandra Santander Montero; junto con el jefe de la Unidad de Patrimonio, Javier Ramírez Hinrichsen.
La actividad fue abierta por el Director de Servicios UdeC, Alejandro Tudela Román, quien junto con agradecer el financiamiento del SNPC, sostuvo que este trabajo de conservación de la fachada de la Casa del Arte, es “un buen indicador de la preocupación que tenemos como Universidad para conservar, mantener y preservar el activo patrimonial de la institución. Sabemos que existe un polígono patrimonial, pero también hay una zona buffer en torno al polígono que hay que preservar y mantener adecuadamente. Creo que esta intervención a la Casa del Arte es un primer paso para aquello. Tenemos bastante patrimonio que mantener y cuidar”, detalló.
En la misma línea, Javier Ramírez, quien moderó la conversación, destacó el papel desarrollado por la Dirección de Servicios en este ámbito, lo que se ha visto enriquecido por el trabajo conjunto con la Unidad de Patrimonio en materia de conservación y promoción del patrimonio universitario. En cuanto al proyecto financiado por el Fondo de Patrimonio, valoró que, si bien es impulsado por dos unidades universitarias, el equipo que trabaja en su ejecución es interdisciplinario e involucra a varias otras reparticiones y especialidades de la UdeC.
Textura y color
La mesa de conversación se inició con la intervención del arquitecto de la Dirección de Servicios e integrante del equipo de trabajo, Alexander Bustos, quien se refirió a los valores arquitectónicos de la Casa del Arte y su comprensión en el contexto actual, cómo se ha ido gestionando el desgaste natural del edificio y cómo se enfrenta hoy su proceso de restauración.
En el edificio se armonizan dos lenguajes muy distintos: uno de expresión ornamental, que en este caso llama “premoderno” y otro más racional, correspondiente a la arquitectura moderna. A este último lenguaje pertenece el volumen más distintivo de la Casa del Arte, donde el color y la textura son provistos por los cerámicos que lo revisten
“En el edificio se combina un juego de volúmenes donde el cerámico tiene un rol compositivo”, explicó Bustos. De tal manera, la baranda, con cerámicos blancos pequeños, aligera perceptualmente el bloque superior, y en los muros, combinadas con ventanales, aparecen teselas azules. “De esta forma, el edificio tiene una cierta sutileza dentro de su abstracción y va enriqueciendo el diseño. No solo se resolvió la función interna, que ordenaba el proyecto desde la nueva concepción de la arquitectura, sino que hay una búsqueda plástica expresiva, que propone significados más allá, que complejiza la textura, que hace del objeto arquitectónico algo más interesante de poder ver y vivenciar”, añadió Bustos.
En términos de mantención, Bustos dijo que la obra ha experimentado numerosos deterioros naturales por el uso o por la acción de agentes climáticos y sísmicos. “También ha habido acciones incorrectas desde el paradigma de protección patrimonial, intervenciones que iban mermando la sutileza que la arquitectura moderna propone. Nosotros enfrentamos este encargo desde un paradigma de protección al patrimonio que incorpora los valores originales de la obra. Gracias a los recursos del SNPC podemos llegar a un resultado de mejor calidad y complejidad, que mantenga y proyecte los valores del edificio”, concluyó.
El proyecto busca poner en valor los cerámicos que revisten la Casa del Arte, recuperando la imagen original de esta materialidad y restituyendo las pérdidas que se han producido.
Para ello, ha sido fundamental la labor de Bárbara Bravo, artista, ceramista y académica del Departamento de Artes Plásticas, quien ha estado estudiando específicamente los cerámicos azul-turquesa, de 11,5 x 5 cm, ubicados en los muros perimetrales del edificio. En su presentación, la artista comentó su experiencia desde el área de la escultura cerámica, con el trabajo de conservación de la fachada del edificio.
“Ha sido un gran desafío. En cuanto a materialidad, se conecta fuertemente con lo que hago, pero era nuevo enfrentarme a ver cómo se construía o armaba la pieza. Dentro del contexto de la pandemia, solo estoy modelando de forma manual. Una vez que tenía la pieza, tuve que empezar a trabajar el molde, lo que fue una novedad en mi trabajo, y debí realizar diversas pruebas, lo mismo con la materialidad, de manera de buscar lo que mejor se acercara a su composición original”, dijo.
En este momento, Bárbara está asesorando y trabajando junto a las personas encargadas de hacer la reproducción de estas piezas que reemplazarán las faltantes y que hoy no se fabrican.
“Como es una pieza modelada a mano, me he ido encontrando con detalles de espesor, o de materialidad; de cuánto retrae esa materialidad y cuánto debo ir modificando o ajustando cada vez. Como es una pieza con técnica de colada, en el molde se deposita la arcilla líquida, húmeda, y luego se retira y se saca la pieza que es irregular, no sólida. Desde esas complejidades he debido ir tratando de llegar a la forma original”, señaló.
Consolidación de la restauración
Finalmente, Sandra Santander, escultora y curadora de la Pinacoteca que alberga la Casa del Arte, se refirió al edificio, su concepción y su función actual, en una mirada “desde la casa”.
Recordó que la colección de pintura se inició mucho antes de la construcción de un edificio. Entre los hitos que mencionó, destaca la llegada a Concepción de Tole Peralta, en 1954, quien fue clave en el desarrollo artístico penquista. “Él inició gestiones no sólo para formar una colección, sino también para construir un edificio. En 1956, cuando asumió la rectoría David Stitchkin, nombró a Peralta asesor artístico cultural, conformando una dupla muy potente. Otra fecha importante es 1958, cuando se adquiere la colección Julio Vásquez Cortés, la más grande colección de la Generación del 13, con 542 obras. De esta manera, la construcción del edificio era una necesidad”, dijo.
Destacando la figura de Tole Peralta, quien fue visionario en dar a la colección un resguardo universitario, teniendo la lucidez de relevar la necesidad de tener espacio donde exhibir y poner al servicio de la comunidad una colección de este tipo, Santander también se refirió a su papel en asociar a este espacio una formación académica y universitaria, con la fundación, junto a otros artistas, de la Escuela de Arte, hoy Departamento de Artes Plásticas.
“Su convicción de que la difusión y vinculación del arte con la comunidad es el eslabón fundamental para el desarrollo espiritual intelectual de un pueblo, convierte a Tole Peralta en una figura clave para la pertinencia y valor de la Casa del Arte José Clemente Orozco”, señaló.
Hoy este edificio alberga cinco salas de exposiciones, tres de ellas dedicadas a parte de la colección de la UdeC, que actualmente tiene 2 mil 454 obras, entre pinturas, grabados, dibujos, acuarelas, esculturas y fotografía de autor. En las otras dos salas se exhiben exposiciones temporales. Además, agregó Santander, existe un espacio de almacenaje de las obras, así como un recinto para su conservación y restauración. Aparte se encuentra el gabinete de grabado y el equipo de alta complejidad que adquirió la Universidad para controlar la temperatura y humedad adecuada para la conservación de las obras.
El proyecto de restauración que se está ejecutando tiene plazo de término en abril de 2021, avanzando así en la conservación el edificio. Tudela manifestó su preocupación por que este trabajo perdure en el tiempo, para ello “se ha estado trabajando en identificar un producto que ayude, a largo plazo, a dar 50 años más de durabilidad de la fachada y de otras en el Campus, pero eso pasa por cambiar, además, la visión de quienes se expresan en esos muros”.
El video del conversatorio puede ser visto aquí.
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