Erasmo Macaya, el fitólogo UdeC que descubrió una nueva especie de alga
Crédito: Departamento de Oceanografía
El académico del Departamento de Oceanografía de la Universidad de Concepción es coautor de un artículo que describe dos nuevas especies de Durvillaea, una de ellas chilena. La publicación recibió el premio Luigi Provasoli, el más prestigioso en este ámbito.
El viaje de Erasmo Macaya Hortas, académico del Departamento de Oceanografía de la UdeC, podría asemejarse al de las algas que estudia.
El fitólogo se trasladó a Nueva Zelanda para hacer su doctorado y luego, en Chile, colaboró con investigaciones para entender la migración de estas plantas marinas por el pacífico sur.
Este movimiento es posible porque hay algunas algas que evolucionaron para flotar, como el cochayuyo, que es justamente la especie que Macaya analiza en el artículo titulado «La importancia biogeográfica de la flotabilidad en macroalgas: estudio de caso en el género Durvillaea».
El texto se publicó en octubre de 2019 en la más prestigiosa revista especializada en algas, la Journal of Phycology , y además, recibió un premio, el Luigi Provasoli.
“Es importante. Esta revista es la más prestigiosa en el área, y publica unas 150 investigaciones al año. Entre todas esas, la nuestra fue elegida la mejor, es muy reconfortante”, relata Macaya.
“El tema de las algas flotantes lo venimos estudiando hace tiempo. En 2006, cuando yo hacía mi doctorado en Nueva Zelanda, una colega estaba estudiando el cochayuyo, el género Durvillaea, a nivel global”, cuenta.
“Yo estaba estudiando otra alga, el huiro, en algún momento coincidimos porque son algas pardas, que flotan, grandes, y el tema de la flotabilidad nos pareció interesante, pues un organismo que puede flotar va a ser trasladado por corrientes marinas, por el viento, y va a llegar a lugares que no puede por sus propios medios”, añade.
“El hecho de poder flotar, les da una ventaja comparativa respecto de otras especies, las algas en general se dispersan muy poquito”, acota.
Especie endémica
Estas primeras indagaciones permitieron intuir que el cochayuyo que existe en Chile, es una especie endémica.
“Este paper nos dio la posibilidad de seguir ahondando en la diversidad de estos organismos, y logramos definir las dos especies que están en Chile, y se le asignó un nombre al cochayuyo de Chiloé al norte”, afirma.
La nueva especie se llamó Durvillaea Incurvata, y es ni más ni menos que el cochayuyo que suele llegar a la mesa de los chilenos.
Otro de los méritos por que fue reconocida la investigación fue ahondar en el rol que tiene la flotabilidad y si este elemento constituye o no una ventaja evolutiva.
“Hay varias especies de Durvillaea, unas que flotan y otras que no, entonces una de las preguntas principales era responder si este carácter era ancestral, si el género había nacido flotante, o si es una capacidad que se ganó y se perdió en la evolución”, dice Macaya.
“Y uno de los resultados principales es que la especia a la que pertenece el cochayuyo no nace flotante, pero es una característica que aparece en su evolución”, finaliza.
Un alga que flota, puede ser arrastrada por corrientes marinas hacia nuevos nichos. Y no viaja sola, generalmente arrastra otros organismos cuya vida está asociada a la especie. Esto, que puede ser una ventaja para dispersarse, es también un elemento perjudicial. Las algas flotantes sólo habitan la zona superficial, intermareal, donde se exponen a la desecación o a los depredadores. De ahí que haya Durvillaeas que hayan perdido la capacidad de suspensión.
La investigación, cuenta Macaya, tiene varias aristas para desarrollar a futuro.
“En un contexto de cambio climático, hay zonas donde hoy un cochayuyo no puede vivir, pero que en 50 o 100 años más sí. Y es probable que se desplacen a estos nuevos nichos, con otros organismos a sus espaldas”, cuenta.
“Esto va a cambiar totalmente la configuración de comunidades marinas”, finaliza.
- Compartir
- Compartir
Noticias relacionadas
Reportajes