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Hace 10 años se publicó la Ley N°20.422 sobre Igualdad de Oportunidades e Inclusión Social de las Personas con Discapacidad, que consagra principiosde vida independiente, accesibilidad universal, diseño universal, intersectorialidad, participación y diálogo social como base del trato a personas en situación de discapacidad (PsD).
Este 21 de marzo vuelve a tener un carácter simbólico. En medio de la difícil situación que vivimos en el planeta se conmemora nuevamente el Día Mundial del Síndrome de Down, fijado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que nos invita a crear conciencia del importante valor que tienen las personas con esta condición, pero que sin el compromiso de la sociedad de darles un espacio inclusivo, disminuyen sus oportunidades para demostrarlo.
Hace 10 años se publicó la Ley N°20.422 sobre Igualdad de Oportunidades e Inclusión Social de las Personas con Discapacidad, que consagra principios
de vida independiente, accesibilidad universal, diseño universal, intersectorialidad, participación y diálogo social como base del trato a personas en situación de discapacidad (PsD). A una década de su promulgación, y como en todo aniversario, se hace necesario el análisis y evaluación de cuántos de éstos principios se han hecho vida y han sido puente para la mejora en un trato justo que logre la inclusión social plena.
Más allá de las modificaciones visibles y básicas, como es la eliminación de barreras físicas, debemos evaluar si hay diferencias en nuestra manera de percibir la discapacidad, en nuestras creencias y prejuicios que rondan la discapacidad y se transforman en actos discriminatorios que minan la participación en igualdad de condiciones.
Quizás no lo suficiente. Desde el año 2012, la ONU marcó en el calendario el 21 de marzo para “aumentar la conciencia pública y recordar la dignidad inherente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades. También quiere resaltar la importancia de su autonomía e independencia individual, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones”.
Al parecer, aún nos queda mucho camino por recorrer y por eso el llamado es a que celebremos su día eliminando prejuicios, estereotipos y cambiando nuestras actitudes para ser herramientas e instrumentos activos para la mejora en su calidad de vida.
Si bien se ha avanzado en varios ámbitos quedan aún temas pendientes, sobre todo en su inclusión laboral, entendiendo el acceso al trabajo como derecho y no como un privilegio, eliminando la discriminación fundada en la discapacidad y reconociendo el gran aporte que ellos constituyen al desarrollo y crecimiento de nuestro país.
Hoy, más que en otras ocasiones, estamos siendo conscientes de la importancia de nuestras acciones y la forma en cómo influimos en la vida de otras personas. Que este día nos invite a mirarnos sin prejuicios incluyendo a cada uno de los miembros de esta sociedad y valorando el significado de la palabra igualdad.
Columnista(s)
Marioli Hernández Álvarez
Jefe de carrera TNS Educación diferencial
Instituto Profesional Virginio Gómez
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