Dirección de Servicios renovó cubierta del icónico edificio de aulas Salvador Gálvez
Crédito: Vicerrectoría de Asuntos Económicos y Administrativos
En tiempos de actividades presenciales, en el primer piso de este inmueble funciona un casino, sala de estar, servicios y dos aulas, siendo usada una de ellas para un Laboratorio Antropológico; mientras que en el segundo nivel se ubican seis aulas para docencia.
Una importante renovación se llevó a cabo en el edificio de aulas Salvador Gálvez. El inmueble, cuya superficie construida es de 2.410 metros cuadrados, fue diseñado en 1970 por el arquitecto Gonzalo Rudolphy en base a una planta circular, reflejo de la modernidad tecnológica que se imponía en una época en que el ser el humano recién había arribado a la luna.
Esta construcción contempla un anillo exterior de circulación en segundo nivel, que brinda una visión total del campus y del paisaje de cerros con frondosa vegetación que lo rodea.
Desde su inauguración, este edificio siempre ha estado en funcionamiento, hasta que el 2020 se determinó la virtualización de las actividades académicas producto de la pandemia.
En ese contexto, la Dirección de Servicios, a través de la Unidad de Mantención, dispuso los recursos necesarios para reparar y mitigar los efectos adversos en la cubierta del edificio, producto de las filtraciones. Teniendo en cuenta que se hacía necesario su reemplazo, se propuso este proyecto a la Vicerrectoría de Asuntos Económicos y Administrativos, el que fue aprobado, comenzando las obras en marzo de 2021.
Obras específicas
En la oportunidad, se realizó la renovación de la cubierta del edificio, cuya superficie es de 1.810m2, por las reiteradas y múltiples filtraciones de aguas lluvias que se estaban generando con mayor frecuencia en los dos últimos periodos invernales en todas las aulas del segundo nivel, causando deterioros en los revestimientos de cielos falsos y equipamientos eléctricos de iluminación, producto del avance de óxido localizado en las uniones de cada una de las planchas de cubiertas, explicó el ingeniero e inspector técnico de la obra, César Aravena.
La cubierta existente que se retiró, explicó, data de aproximadamente la década de los 90, según la evidencia recogida producto del desarme, la cual estaba conformada por secciones de 1 x 2 m, formando gráficamente un verdadero puzzle, configuración muy usada en ese periodo.
Aravena agregó que se pudo descubrir que, desde la inauguración del edificio en la década del 70, “ya se había reemplazado anteriormente la cubierta, porque se encontraron tramos de forros de hojalaterías perimetrales que se mantuvieron, mostrando los mismos tratamientos anticorrosivos de las cerchas metálicas soportantes”.
Las obras, que tuvieron un costo de casi 50 millones de pesos, consideraron el reemplazo de todos los elementos de cubierta como planchas, canales de aguas lluvias y forros de terminación.
“La nueva cubierta proyectada, corresponde a paneles A2 de largos continuos, para minimizar uniones y forros en hojalaterías de 0.5 mm de espesor del proveedor Cintac y con acabado prepintado de fábrica. También incluyó la instalación de lámina hidrófuga y mantenimientos de ducto de extracción. Bajo la cubierta se mantuvo la película de alquitrán y entablado de madera nativa”, precisó Aravena.
Ícono del Campus UdeC
El funcionamiento de este edificio es primordial para el desarrollo académico de la Universidad, ya que en sus aulas se congregan actividades de todas las facultades. Conocido por la comunidad universitaria como “El Plato”, está posado en un espacio plano que representa la imagen de una universidad dinámica, vanguardista y tecnológica, que a través de los años se ha transformado en un edificio icónico de la Universidad de Concepción y que potencia el sector más alejado del centro del campus universitario.
Álvaro Torres, Jefe de la Unidad de Mantención de la Dirección de Servicios, agregó que es de gran importancia mantener este edificio en óptimas condiciones “porque así se evita el deterioro mayor de la infraestructura e instalaciones y además porque así aseguramos la disponibilidad operacional del recinto, estando en condiciones de ser usado en cualquier momento que sea requerido”.
En particular, las fallas de cubiertas suelen ser muy complicadas, explicó, porque, en ocasiones afectan también las instalaciones, equipamiento y sistemas eléctricos, lo que además puede dejar inhabilitados los recintos con graves consecuencias para las programaciones de actividades académicas en épocas de alta demanda.
En ese contexto, el cambio de cubierta es una importante medida de mantención, “porque asegura la estanqueidad del edificio, manteniendo su interior alejado de las filtraciones y humedad por, al menos, 20 años, producto del diseño de la cubierta de reemplazo”, manifestó.
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